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Pueblo joven (2011, 2013, 2018, 2020)
Vendrá primero la luz enceguecedora y
fulminante, a la que seguirá la noche
más larga y oscura
Había una lucha
en el cielo
la noche,
nubes entrelazadas
el sonido del mar entrando y saliendo
peces muertos en la orilla escupiendo burbujas
buques de guerra como sombras de madres
palomas ardillas
viejos amigos ahogados flotando boca arriba de nuestras palabras
que el viento no llevó
que tragó la arena
el llanto de gaviotas
el grito de gaviotas
la risa de gaviotas bajando de la isla
sus alas plateadas y encendidas
por el fuego azul
de nuestros ojos
había coca cigarro
harto trago
y tú
y yo
sobre la arena
Techos sobre la cabeza de un niño
no hay nadie en casa
ni el perro salió a ahuyentar a los mendigos
que cuelgan del árbol
En algún lugar pendulan como un coito interracial
BDSM
Contra-La-Señora-Naturaleza
ya nadie los recuerda
ni sus últimas palabras
ni el taladro contra-la-pared
ni sus maldiciones a la historia y a todos los antepasados de este
país
que se derrumbó
Estamos tú yo él y los demás
y se derrumba
Lo que cae
no son gotas de sangre ni lluvia
ni papel picado que festeja la reelección del eterno mandatario
ni balas de masacres ni trozos de carne
ni pelos ni uñas
lo que cae de las azoteas de los edificios más altos de Ciudad Gótica
en medio de la alegría y las palmas de los murciélagos
lo que cae como una manzana
son tigres elefantes serpientes y hermanos
gatos amantes liebres y orangutanes
cosas que nadie ha visto y que en esta ocasión tampoco
verá.
Con mis amigos que aún quedan con vida
daremos vueltas a lo que queda del barrio
Buscaremos el parque
Donde hay hormigas hay arbustos
donde hay arbustos hay mujeres de coños peludos
Bajo los escombros entre risas seguiremos las hormigas
y entre risas perderemos a uno más
río seco abajo nadie querrá reconocerlo
ni buscar su foto en la red de pedofilia
Beberemos de nuestras lenguas radiaciones violentas
mearemos sobre el arte que nos vio nacer
una mandarina
un huevo duro dentro de un taper
un plátano de isla lejana
devolveremos óleos
una escultura de un señor pensando
cuatro puertas con grandes candados
y un martillo de madera
me pregunto para qué
No podremos recordar lo que no vivimos
ni saber si estuvimos donde nos contaron
regresaremos a casa;
sin saber quién;
de nosotros falta esta vez
Acompañamos sus gritos al ritmo
de las palmas
Era domingo
poco se hace los domingos
Nos sentamos a esperar la lluvia
personas de covachas lejanas vinieron con sus rostros familiares
cada una traía el suyo
El hambre tiene cara de zorro y el incesto piernas
de los coños más jóvenes bebimos vino
vimos arder el barrio
las calles y las avenidas
las esquinas donde las madres aguardaban un no se qué
que no supieron explicar nunca
La lluvia de fuego caía
cientos de estrellas soltadas por las aves
crearían cráteres en nuestros rostros
A golpe de piedra los hicimos entrar
nunca supe qué era lo que leían ni por qué estuvieron
allí
El río acaba en el culo de la señora vieja
o empieza
Un puñado de adolescentes corre hacia la orilla
se cuelgan de sus tetas como osos hormigueros
El señor marinero transporta su carbón a través del río
a un destino que sólo él conoce
Un barco con turistas de otro mundo lo sigue
los ojos bien abiertos
la boca bien abierta
Baja agua por el río seco dos veces al año
Ancianos de diversa calaña toman el vertedero para remojar sus pies
A lo lejos jinetes sin caballo persiguen una foca
los delfines saltan y muerden a los nadadores más intrépidos
Medusas flotan en el horizonte
es lo mejor de los días como éstos
Una pareja de enamorados jóvenes mira desde el acantilado
la marea toda revuelta
los ancianos desnudos que se disponen a follar
El sol
abrasa y si te toca te quema
Peces de dos cabezas sueltan burbujas
que en la superficie revientan
Niños de una cabeza les lanzan piedras
Es la única forma de cazarlos
a los niños
El puente cayó anoche
y ha dejado mi ciudad sumida
en una isla
Muchas horas dormimos pero también jugamos
a que podemos caminar sobre el agua
pierde el que se ahoga primero
en otras palabras el que se atreve
No hay tormentas
ni lluvia de granizo
No hay huracanes
que nos quiten el sueño
Recorremos la autopista
hasta la cueva de los murciélagos
no tienen mucho que contarse pero hablan entre sí
y cuando se asustan apestan
Ellos salen de noche pero cada vez
quedan menos horas
Perros callejeros van
por lo que queda de la calle
Sus familias desaparecieron cuando el cielo les cayó encima
otros perros se hicieron cargo de los restos
aves de rapiña de distintos colores
poblaron el cielo como una nube
gatos salvajes
hienas venidas del desierto
niños que buscaban comida
hasta que llegó la noche y con ella el olvido
Todos nos hacemos a un lado cuando llegan
si es que no nos escondemos
las veces que a lo lejos vemos el polvo que levantan
Entonces oramos a nuestra suerte que nos abandona
para que esta vez
no
lo haga
No son guerreros de los ejércitos
enemigos
pero como si lo fueran
Uno sobre otro yacen
los objetos
aún más grandes como torres de hierro fundido o cemento
una mujer dorada de senos amplios y caderas robustas
cientos de cabezas como clavos por el suelo
hombres inmóviles en posición de batalla
arcos
edificios
columnas que sólo sostienen polvo y algunas
aves que en un descuido allí construyeron
sus nidos
Las olas acarician con violencia las piedras de Magdalena La María
mientras niños jóvenes adultos
esperamos
la llegada del cerrajero que con su soplo
levante de todo menos polvo que es lo que no nos interesa
Nadie sabe a ciencia cierta qué hay dentro
Tampoco se atreve a mirar por la ventana
el sr. nadie
Podemos doblar barrotes con las manos
romper vidrios con los dientes
hacer polvo las rocas con los dedos
mover montañas
perforar paredes con el láser rojo de nuestros ojos
mandar de vuelta a casa las olas
las lluvias con sus tormentas bajo el brazo
la arena enloquecida con su vorágine en la espalda
las cumbres con sus barbas blancas en la maleta
derrumbar acantilados con la energía acumulada de nuestras palmas
derribar aves de hierro de un escupitajo
apagar volcanes con la orina
desviar tormentas con un soplo
incendiar bosques con un tronar de dedos
convertirlos en desiertos y los desiertos llenarlos de agua
secar los ríos
secar los lagos
bebernos hasta la última gota de las fuentes
eructar el pasado que comienza ahora
hacer vibrar las cuevas
hacer huir los animales
hacer caer los frutos verdes de un solo grito
hacer el amor cien veces antes de que la noche
caiga
ahogar en placenta cada una de nuestras consciencias
apagar los remordimientos como una vela
mirar el horizonte saber que es nuestro
porque sí es nuestro n u e s t r o
que es lo mismo a MÍO pero
cuando se abre la tierra y nos traga
pero cuando se abre la tierra y nos traga
pero cuando se abre la tierra
y nos
traga