Cornelismo
El 16 de enero de 2010 presenté al publico la Agrupación Cornelista: por un planeta sin humanos, dando inicio a un proyecto lúdico-político que me ocuparía varios años y que convocaría a una serie de personajes, escritores, artistas, performers, críticos de arte, marqueteros, confundidos, etc., en torno a un ideal: la desaparición de la especie humana. Era 2010. Aunque pueda parecer naïf ahora, en ese momento lo era más. No había tanta narrativa ecologista ni tanta perspectiva apocalíptica de las que gozamos en la actualidad (guerras nucleares, calentamiento climático, incendios gigantescos, sequías de países enteros, desaparición de especies, subida de los mares, detonaciones de volcanes, tormentas, drogas zombies, etc.), cosa que puede posicionar de un lado o de otro a cualquiera. Nos cancelaban o nos señalaban. Dábamos miedo. Hasta que todo se transformó todo en una fiesta.
Hubo miembros de distintos países, en distintas épocas, con diferente grado de implicancia. Realizamos performances en las calles y galerías de París. Realizamos recitales. Editamos fanzines. No sé el resto, pero yo me la pasé muy bien.
A continuación, los fanzines del cornelismo, así como un grueso de publicaciones cornelistas y sobre el cornelismo. Encontrarás el resto de publicaciones en el blog del cornelismo internacional y en Simiostein, el primer fanzine cornelista.
Fanzines del cornelismo
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Dos/Deux es una publicación en español y francés aparecida en otoño del 2012. Fue realizada por L. H. Hermoza y Laurent Bouisset y presentada en París, el 7 de octubre de 2012, gracias al apoyo de Charles Pas-sage.
La presentación y lectrura del fanzine estuvo a cargo de L. M. Hermoza y Laurent Bouisset y contó con la participación de Fabien de Chavanes, quien proyectó fotografías de su serie Post-archéologie, la artista Anabel Serna Montoya, el creador Cem Cinar y el escritor y músico Miguel Lerzundi.
Dos/Deux continúa la serie de publicaciones de la Agrupación Cornelista: por un planeta sin humanos, como parte de su proyecto pedagógico y de concienciación social.
Dos/Deux
El Cornelismo Internacional/Le Cornélisme International
Otoño 2012/Automne 2012
A la memoria de Arturo Aguilera/À la mémoire d’Arturo Aguilera
En estos momentos, una manada de adolescentes adoradores del synth-pop mueven sus cuerpos. Los agitan con la maestría que se les escapa a los intelectuales. Cada músculo es un poema. Una canción que festeja la vida, la tierra, el aire. Su sudor, sus olores marcan el territorio: una pequeña isla en el océano de la noche, una esquina en el callejón de la ciudad.
Francis Foss
Esa mujer mueve sus caderas y con ellas sus nalgas. Una de cada lado, se separan y se vuelven a unir, en el abrazo que es el centro de la fiesta.
Noe Fachín
Precisamente/ es en momentos como estos,/ que saltan como ardilla con el fin de esconderse en el fondo helado del agujero/ que antes tiene que encontrar, precisamente en estos momentos cuando la lucidez nos ataca como un águila, nos prende de la nuca con sus garras/ sucias/ y nos lleva por los aires en dirección de la cima del árbol que está en la cima de la montaña.// Toda la familia grita al vernos llegar de lejos, heridos de muerte, desangrándonos, en los brazos cálidos de su madre/ sonríen y una tierna alegría les recorre el cuerpo desde sus agallas hasta las plumas.// Precisamente así y ahora, cuando la lucidez nos golpea como una piedra inesperada/ y es/ desde luego demasiado tarde/ el bucle eterno de nuestra historia,/ roca en la llanura,/ miramos al horizonte con toda la lucidez de nuestras heridas abiertas,/ antes de que nos muerdan la cara/ antes de que nos arranquen la cabeza/ y nuestro nombre vaya volando por entre los montes con nuestro último gemido, rebotando entre las piedras, levantando polvo, imperceptible para el ojo humano, hasta desaparecer… ///////////////////////////////////////////////////////// Hace unas semanas recibí un e-mail de una joven madre de familia, madre soltera, desde luego, con dos niños a cargo y dos buenas tetas, desde luego, dispuestas a alimentar toda vida que se le cruce por delante./ Contaba, además de no tener ganas de alimentar más bocas, que había asistido la noche de la presentación de Simiostein, el primer fanzine cornelista, allá por el 2009, en Barcelona, ciudad donde vive desde que nació, que enseguida simpatizó con nuestras ideas, pero que, conforme ha ido avanzando el tiempo, y la situación que se ha ido apoderando de su país, las cree y ahora también las profesa.// También recibimos las palabras de otro simpatizante quien, lleno de ira, reclamaba nuestra promesa: el futuro sin humanos, y se ofrecía para cualquier acción intelectual o física que requiriésemos/ de hecho, celebraba la capacidad de inmolación de la gente de los países árabes y nos lanzaba un ¿por qué no?/ Nuestro amigo en estos momentos se encuentra escribiendo unos textos de reflexión cornelista, que, sabemos, nunca terminará.// Han sido varias las muestras de afecto y apoyo que han llegado a nuestra redacción; cada una envuelta, como es lógico, en una serie de interpretaciones personales e íntimas que han ido alimentando, incluso, nuestra percepción misma del cornelismo./ Desde lecturas que nos ligaban al post-humanismo o al neo-humanismo más vanguardista, hasta otras que nos conectan con la tradición griega de Edipo en Colono o La Tragedia de Marras, donde precisamente se dice: «Lo mejor es no haber nacido, pero si has nacido, lo mejor es volver al lugar de donde has venido»./ Cada una intentando afirmar que es cierto, que no sólo es una necesidad sino también un camino, el único ineludible que hemos trazado, conscientemente, a sabiendas, que nos queda, y que debemos afrontar con toda la responsabilidad de nuestra naturaleza irresponsable, nuestro futuro del vacío al borde de la nada.// No se trata de una perspectiva situacional, ligada al caos económico, social y militar en el que se encuentra el mundo ahora./ En absoluto, lo confirma la fe de nuestros lectores que ven el trazado de nuestra realidad única, desde los momentos más remotos de la civilización (auto)destructiva que fue, es y siempre será la nuestra, de hecho la única que puebla el planeta y la última que conoceremos./ No se trata de una respuesta al momento y la circunstancia, como tantos otros grupos que pululan, los tetrapléjicos Indignados, por ejemplo, o los comediantes muertos de risa de Anonymus, supuestamente sin sueldo, que envidian y emulan a sus enemigos hermanos.// La nuestra es una respuesta a la historia del hombre y la mujer, a la vida del hombre y la mujer, que, cegados o con consciencia, no pueden hacer otra cosa que seguir viviendo, en otras palabras, seguir destruyendo lo de otros y lo suyo, seguir autodestruyéndose./ Y en ese «destruyéndose» está nuestra partida, nuestra esperanza, nuestro ideal./ He ahí nuestro primer y único mensaje: la vida más humana y natural que podamos es lo que debemos buscar./ Y por ella trabajamos, de una manera metódica y básicamente didáctica./ ¿Cómo vivir de la forma más humana posible? ¿De qué manera rehuir la vida contranatural que las sociedades anecdóticas occidentales intentan ahora que abracemos?/ Ecologismos./ Solidaridad económica y social./ Derechos de las bestias./ Conceptos de cyborgs con bigote y pelos en las axilas. ////////////////////////////////////////////////////// Pese a todo, la entereza humana se mantiene firme, pese a que intentan confundirla, la calidad humana, por momentos tímida, por momentos escondida, a veces descarada, sea la que sea, está ahí, como un pecho que infla otros pulmones, presente, pese a quien le pese./ Nada cambiará después de esta crisis./ El mundo, que quiere decir «el conjunto de seres humanos que somos» inflará otra burbuja, si no es la misma, que volverá a herirnos de muerte./ China se levanta como el paraíso futuro de la antropofagia; no la conocemos, no la conocimos antes ni nunca nos interesó, pero ahora la histeria colectiva nos pregunta y reclama, ¿quiénes son eses pequeños seres, de apariencia inofensiva casi ridícula, pelos erectos y penes cortos a los que tengo que darles el culo? ¿Cuál es su lengua inimaginada, cómo se usa y a qué sabe?/ ES UN EJEMPLO DE LA NUEVA ESPERANZA CORNELISTA, esa es la respuesta.// Así como los países emergentes, entregados al elixir del crecimiento que lo agotan todo en pos de porcentajes que son el símbolo de la otra ficción, su tierra, su agua, su insignificante belleza, la prescindible alegría de sus canciones, la última gota de lluvia sobre el alféizar de nuestra ventana./ Así se apagará la humanidad, tan tiernamente./ Es el destino ineludible de nuestra especie desde que decidió intervenir y cambiar el orden natural de la Naturaleza, es decir, sembrar su papa, sembrar su trigo, criar su pollo, criar su oveja; algo a lo que no nos podíamos negar, pero ahora nos pesa; y sin embargo ¿cómo negarse al bálsamo de la colonización?// Precisamente es allí donde el Cornelismo entra a decir: «Hombre, mujer, niño y abuela, no temáis a esta sirena que grita tu amenaza, no forcéis vuestra calidad y espíritu que late como tu corazón, que recorre tu cuerpo como tu sangre, somos humanos y como humanos desapareceremos, en las garras filudas de nuestra esencia de destrucción, siguiendo himnos que evocan la no-Historia, pisotead el planeta como siempre lo habéis hecho, pisotead vuestros poetas y vuestros premios Nobel, comed todos los seres vivos que os rodeen, acabaros el agua de vuestros ríos y lagos, encended todos los motores, para hacer del cielo una gran nube turquesa, bajo esa nube turquesa bailaremos, amaremos, beberemos, gritaremos juntos en una sola voz, tanto amor y estamos listos para la muerte, entre las sonrisas satisfechas que poseen quienes han vivido y no se arrepienten de nada»./ He ahí la Gran Fiesta del Fin, que te llama y susurra al oído, la fiesta que el Cornelismo prepara.
L.M. Hermoza
Je crois en l’extinction de mon espèce/ Je crois en son caractère imminent, produit de l’humanité prodigieuse qui nous pend de chacun des pores/ Je crois qu’elle pousse comme une graine en terre fertile mon humanité merveilleuse, qu’elle ramifie ses racines à travers mes muscles et lève la tête/ Je crois en mon pouvoir de destruction qui réduit en poussière tout ce qu’il frôle, réduit la montagne en désert, le désert en vallée, la vallée en ravin détruit, le ravin détruit en une tasse, tout ce qui lui tombe sous la main en une chose différente/ Je crois en la suprématie de notre potentiel destructeur sur notre mince pouvoir de régénération, toujours plus symbolique et obsolète/ Je crois en tous ces siècles au cours desquels nous avons cheminé tous ensemble comme une grande famille, étendant notre humanité avec panache jusqu’à étreindre la beauté de ce présent sans lendemain/ Je crois en l’autodestruction qui parcourt notre corps à la manière d’un autre sang, ronge et brouillonne nos veines et nos jugements, elle fut et restera devant nos nez cette carotte nous enjoignant de lui courir après, main dans la main, jusqu’au dénouement dans l’orgasme de notre vide/ Je crois en l’insatisfaction, qui rend nos peaux plus lumineuses comme la première aube de l’été, qui sait parfaitement pressuriser nos agendas et nos corps frénétiques en quête du fantôme en fuite encore de la jouissance/ Je crois en la joie même que je n’atteindrai pas/ Je crois en la joie toujours de l’autre côté/ Je crois en mon acharnement stupide à me bouffer la queue/ Je crois en la frustration que l’échec arbore comme une fleur à la boutonnière, elle sait se vêtir d’un costard, s’enduire de parfum à foison et lorsqu’elle pose son cul dans mon salon, elle sait poser sa fleur de merde sur ma poitrine et son arôme me colle à la peau pour trois jours au moins/ Je crois en les sentiments les plus sombres que la marmite de nos âmes sait mijoter/ Je crois qu’ils sont le shoot faisant cavaler nos jours et nos nuits, le shoot nous poussant à l’action, le shoot nous poussant à interagir, à traquer plus, à pisser notre humanité partout où nous allons, l’auréole destructrice donnant sa ration de merde à bouffer à la planète/ Je crois en la beauté des conséquences, toujours en la beauté des conséquences, qu’elles puissent être dehors, dedans, elles dévorent tout magnifiquement, nous autres crétins intégrés dans la torche finale, bien sûr/ Je crois en l’horizon sans lendemain/ Je crois qu’il est à nous, qu’il est ce présent délicieux sans route à suivre et surtout sans échappatoire/ Je crois en une planète sans les humains, guérie de notre bien et de notre mal, de notre pensée concevant pour chaque chose, à chaque instant, un squelette ou une structure/ Je crois en un monde au-delà où il n’y aurait plus rien, plus rien de ce qui pourrait ressembler à un squelette ou une structure que nous ne pourrions même imaginer/ Je crois en la vérité du mensonge/ Je crois en le mensonge de la vérité/ Je crois en le mensonge absolu et en la vérité suprême/ Je crois en le mensonge immense dont nous nous régalons au petit-déj’, à midi et le soir, lui qui, comme une plume, tombera quand nous ne traînerons plus nos pattes, ici bas, pour de bon/ Je crois en la grande vérité qui est à lui, à toi, à moi, aussi à eux/ Je crois en la fin/ Je crois que nous devrions tous l’accélérer/ Je crois que c’est bien mieux avant qu’après TOUJOURS/ Je crois qu’il n’y a pas de TOUJOURS pour notre espèce/ Je crois en les potentiels personnels, particuliers, privés et domestiques que les êtres humains possèdent pour bousiller leur entourage et leur propre existence/ Je crois en le papier, en le plastique, en les nouvelles technologies, en les portables, en les robots-mixeurs-cuiseurs-vapeurs/ Je crois en la beauté des vestiges architectoniques d’aujourd’hui et de demain/ Je crois en les vinyles, en les CD, en les cassettes/ Je crois en les objets, en la consommation, en la publicité, en la télévision, en la radio et internet/ Je crois en la profonde humanité de convoiter et d’enfin acquérir l’objet rêvé/ Je crois en la pulsion de posséder, de goûter, de connaître, de savourer, d’expérimenter tout, d’étaler tout, d’essorer tout, de consommer tout jusqu’au tout dernier pépin de notre trognon/ Je crois en le spam et en le virus/ Je crois en l’humanité naturelle, libérée de ses préjugés et des obstacles/ Je crois en l’expression sincère de l’humanité authentique et sans complexes/ Je crois en le dévouement corps et âme à cette humanité, en notre capacité à vivre de la façon la plus humaine et la plus cohérente possible, en le bonheur, en l’insouciance, en la tranquillité, en la JOIE d’être humains comme en la beauté des rubans que le vent lentement agite/ Je crois en tous les sentiments et toutes les sensations, toutes les réactions qu’elles peuvent produire, qui nous ont mené et nous mènent et toujours nous mèneront jusqu’à notre disparition comme nous mènera cette chaleur dernière de notre bûcher et sa fumée montant se mélanger au grand néant humain qui est l’autre grand tout/ Je crois en la Fête Prodigieuse de cette vie, ma première et ma seule et ma dernière, que je compte employer joyeusement à rendre réelle cette promesse du vide que l’être humain n’a de cesse de se jeter à la face/ Je crois en la Fête Prodigieuse de la fin, la plus tropicale et de loin la plus hardcore, la plus rock’n roll, la plus folklorique, la plus soul et profondément hip-hop, réunis tous à gueuler pour la nuit sans fin, pour la venue du silence perpétuel/ Je crois en la Nature, tout autant Roi que Reine du Chaos, qui viendra mettre en ordre nos pensées d’un grand coup dans la nuque, qui se lèvera comme une vague, comme le monstre de la grande montagne qui sort du lac/ Je crois en Cornelius, le Singe Pensant choisi, sauvé du laboratoire du Docteur A. L., savant et martyr de notre dénouement, lui qui attend protégé par les Cornelistes Elus l’heure et le moment où il commencera sa marche libre, bien plus libre que la liberté que nous avons l’impression de connaître, plus libre encore que celle que nous sommes incapables de concevoir ni encore moins d’imaginer/ Je crois en le sperme précieux de Cornelius, qui saura arroser les chattes des guenons les plus fertiles et mettre bas la Nouvelle Espèce/ Je crois en la Nouvelle Espèce de Singes Pensants qui sortira des ventres des guenons qu’il aura fécondées sans le moindre discernement, qu’elles puissent avoir le poil roux, noir, blond, blanc, brun, châtain, voire même encore platine/ Je crois que ce qu’ils feront de cette planète rongée que nous leur laisserons est affaire à régler par les Singes Pensants eux-mêmes// Je crois en l’espérance de notre terme/ Pour les siècles qui nous restent/ Ainsi soit-il
Texto original escrito en español por L.M. Hermoza,
traducido al francés por Laurent Bouisset
tengo que escribir una novela, dos poemarios, una obra de teatro y un zine que distribuiré en bares, centros culturales y librerías independientes, todo eso esta tarde, después de las campanadas de las cuatro, el cura dormirá la siesta y todo el pueblo sucumbirá en el sueño, cuatro niñas rubias se adelantan, sonríen con sus calzones de colores y sus labios rosados, sus colmillos de plata sueltan sustancias viscosas que brillan con el sol y nublan la vista, iban cogidas de la mano y cogidas de la mano saltaron hacia mi ventana, un policía toca mi puerta, no había pasado ni quince minutos, trae una botella de vino que agita como bandera de un país en ruinas, en su bolsillo una cajetilla de Marlboro que es su estrella de sherif, la noche caía y yo caía tres veces, dejé desperdigados trozos de mi cara y un pedazo de mi nariz por La Rambla, donde no pasa nada ni nadie, hay esqueletos en La Rambla colgados de los árboles como frutos de la Nueva Era, esa noche decidí irme, pese a todo mi novia me dijo je ne te quitterai jamais, duermo todo el día y luego salgo, en el andén del metro la gente que cruzo mira qué llevo en la mano, que sea mía o no la mano parece no importarle a nadie, la policía pone multas bajo la lluvia, pide refuerzos con los micrófonos adheridos a sus uniformes, se escuchan como el rumor de un eco que baja de la montaña, en un par de horas todo este barrio estará en llamas, de noche arderán músicos ambulantes, hippies, saltimbanquis, músicos peruanos de pelos largos y plumas, negros que bailan hip-hop frente a sus amplificadores, gitanos que caminaron por años para llegar a esta plaza, en una gran montaña de cuerpos desnudos bajo el monumento de Saint-Michel, los turistas se irán corriendo a sus hoteles, japoneses, americanos, alemanes emocionados, contarán de regreso a casa el susto que pasaron y las imágenes horrendas que vieron, emociones por las que vale la pena contratar el circuito Todo Incluido, sin embargo, antes está el cordón policial, mi ex-novia se ha puesto tetas, me reveló que había cumplido uno de sus sueños, toda una vida soñando con unas tetas ni muy grandes ni muy pequeñas que se pudo pagar a los treinta años, se alegró cuando le dije que cumplir los sueños era lo mejor de la vida, en verdad no lo creo pero improvisé, póngale límite a mis fantasías fue lo que le dijo a su médico, y lo que me relató, antes de que introdujera en su planísimo pecho antiguo sus navajas, no la he visto, no puedo valorar su trabajo, me contó todo esto virtualmente, yo me sumerjo en los recuerdos que arden y huelen a azufre, vino a hablarme mi abuela, mi abuela que no veo hace décadas vino, abrió la puerta y se sentó en mi sueño como no lo hacía desde mi adolescencia, yo estaba haciendo cualquier cosa, probablemente intentaba escribir en un ordenador lleno de pornografía, me dijo que sufría y que me echaba de menos, que había algo que no la dejaba vivir en paz ni morir, tomé el primer avión que se estrelló en la cordillera, no cayó en el mar, no cayó en la jungla, esquivó las guerras que se libran actualmente, caían cristianos del cielo, musulmanes del cielo, chamanes con hartas dosis de ayahuasca, budistas llenos de ladillas, miembros irreconocibles de profetas callejeros caían como ángeles furiosos, y nosotros con ellos, al golpear el suelo dejaríamos nuestro pequeño cráter, pobladores de diversos países levantaron sus cabezas, narcoterroristas, djs, profesores de colegios y universidades, dueños de empresas con vista al mar, gordos congresistas mal afeitados, choferes de taxi, delicados poetas bisexuales, médicos, deportistas y amas de casa, publicistas, sicarios, sindicalistas, secretarias de exportación, funcionarios públicos, enajenados coleccionistas de vinilos, mendigos, salvajes amerindios, prostitutas en día de descanso, marchantes de arte, en su último pic-nic de domingo al otro lado del río, sobre sus mantas de franela lo que se iban a comer, beber y fumar, no obstante, lo peor de todo, era el sol, es decir, HABÍA SOL y todo se tenía que acabar así de pronto, levantaron sus brazos antes de que aplastásemos sus cabezas, en mi casa mi loro no canta, mi perra no ladra, mi gata no estruja su espalda contra mis piernas, los gusanos esperan, las hormigas no trabajan, los mosquitos no pican, los amigos beben zumo de naranja, afuera, un puñado de groupies espera a escondidas, uno de mis poemas les dio en el corazón y quieren conocerme, otro les dio en el sexo, recorre las callejuelas oscuras de sus entrañas y se refugia en sus casuchas húmedas, ahí arderá hasta hacerse polvo, mi amiga entra como una luz violenta que ciega saltando como un pequeño cordero trasquilado, trae sus aromas dentro de un bizcocho, carga la sabiduría de un pueblo que es el suyo, su aliento es tibio como el de un hombre con moustache: –cada segundo que pasa es uno menos, mi pequeño Rey de la Nada, desde que te conocí, la tarde en que me llevaste de la mano a tu cabaña, no hago otra cosa que recordarte, incluso cuando estoy a tu lado, por ti dejé mi patria, a ti te ofrecí mi corazón, mi lengua, mis canciones, mi nombre me lo diste tú –es emo, le gusta hablar de esta forma, la conocí una noche en la taquilla de un cinema, abandonó su pueblo de quinientos habitantes a pie, luego en autobús, luego en diversos automóviles hasta llegar a Ciudad de México, tenía catorce años, y salió con quince dólares en el bolsillo a escribir su novela de aprendizaje y crecimiento que dice culminó, una tarde, después de hacer el amor como culebras, estuvo a punto de contarme los secretos mejor guardados de su aventura, es decir, las desventuras de su viaje que duró seis meses, pero sentí lástima y no la dejé continuar, dice que es feliz que tiene un amado que la espera en su patria, que volverá a irse como lagartija en el desierto, moviendo las caderas y agitando los brazos como loca, que la muerte le llegará en una carretera, que no será jueves y no caerá lluvia, este año, he empezado un viaje con mi amigo Laurent, del que ya nos estamos olvidando, tenemos todo lo necesario y nos estamos quedando sin nada, hicimos promesas que estamos cumpliendo, nunca fueron demasiado grandes ni importantes ni difíciles ni como las habíamos imaginado, bajo la sombra de un ficus el sueño nos vence, un viento tibio del este mece los campos de trigo que empiezan y se pierden en nuestra vista como olas del Mediterráneo, una pareja de jóvenes ingleses los atraviesa en una Vespa, ríen, sus dientes cuidados y blancos insinúan una vida amable y equilibrada alimentación, sus cabellos dorados parecen los ríos de una amazonía en llamas, no notan nuestra presencia ni la del Rey Artus y todos sus caballeros famélicos que los siguen, corren tras de ellos como en las danzas macabras que sólo he visto en el cine, en frescos y en enciclopedias de historia medieval
L.M. Hermoza
Le ralliement / inconscient, c’est certain, mais, à mes yeux, incontestable, incontesté / de ce réseau social nommé Facebook à la cause cornéliste tient en ce point très clair, pour moi / ce point qui vous paraîtra un détail peut-être / que ce petit bijou, que dis-je ? ce fleuron, cette merveille, cet exemple absolu, fleuri et fabuleux de communication moderne est parvenu précisément à s’infiltrer, non pas seulement dans les cerveaux petits, étroits, facilement manipulables, de ces êtres humains coupés depuis longtemps de la raison critique et des textes contestataires défendant le délire d’une émancipation de l’être humain, pas seulement, non, Facebook est allé léchouiller les couilles aussi, graisser la cervelle et le cœur de ceux, ben justement, qui se disaient, et continuent, persistent à parler d’eux comme d’écrivains responsables, adeptes de la subversion et légataires de l’héritage philosophique dit des « Lumières ». Oui, je le dis, oui, je l’affirme qu’une dictature totalitaire entravant ce Facebook, jetant son créateur au fond du pire goulag à manger ses chaussettes et planter des betteraves, je le dis que ce régime-là aurait sérieusement contrarié l’espérance cornéliste car puissamment réactivé, en eux, l’envie de grandes œuvres interdites, d’œuvres profondes et réfléchies, aux phrases longues et polémiques, là où la permissivité sublime de notre merveilleux capitalisme – dont l’extension allègre du réseau Facebook constituerait le séduisant nectar – les a rendus sublimement mous et dociles, magnifiquement narcissiques et bêtes, et, par voie de corrélation étroite, nous avons pu les voir, ces Messieurs-là, ces écrivains, bien plutôt que patiemment ciseler, comme leurs prédécesseurs avaient l’urgence de le faire durant la guerre froide, de ces longues phrases ennuyeuses et cérébrales visant, par l’effort du raisonnement, par l’analyse, le raffinement et la subtilité à distancier l’homo-sapiens primate de sa bière et sa bite, nous avons pu les voir, ces Messieurs-là, ces écrivains, ces François Bon, ces Alan Mills, ces Luis M. Hermoza, Laurent Bouisset, Montecinos, ben justement faire court d’un coup, faire con. Ces Messieurs-là ne résistent plus à l’autodestruction maintenant, ils chattent. Ils cliquent. Ils zappent. Ils balancent des photos, des vidéos d’eux sur le net, consentent aussi bien que le pire des ploucs au « like », au mur, au commentaire petit, étroit, joyeux, et quittent ainsi les boues de la morosité ringarde, et quittent ainsi les boues du raisonnement, de l’effort de pensée et de dignité imbécile pour plonger leurs bras dans le flux, le flot, le jet, donner vie à la projection sublime, sur le gris de la tombe des livres, du beau sperme gringo capitaliste et beau. Et c’est vraiment très bien pour Cornelius ! et c’est vraiment très magnifique pour la planète ! j’en jouis ! j’en deviendrais derviche ! car c’est certain qu’on aurait pu, à juste titre, avoir la crainte que ces esprits rebelles s’opposent imbécilement, à un moment ou à un autre, à ce Facebook, s’opposent imbécilement à ce grand charcutage de la pensée, que dis-je un charcutage ? à ce saucissonnement de mots, ce hachis parmentier de réflexion, mais non ! mais non, miracle ! ces Messieurs intellectuels disent maintenant oui à tout ça ! Ces Messieurs intellectuels consentent et cliquent ! Ils twittent et pulsent, ces fistons de Deleuze et Derrida, ces fistons de Vargas Llosa, García Márquez et de Rousseau, de Sartre et Pessoa, Neruda, Galeano, Albert Camus ! Ils twittent et miaulent et détruisent leur intelligence ! Ils twittent et miaulent et arrachent leur pensée au ciment de leur bibliothèque ! Oui à l’écran, ils disent en chœur ! oui à l’écran, oui aux gringos ! au poème-hamburger ! au jacuzzi interstellaire que va se construire dans sa turne le fondateur de ce bijou, Marc Zuckerberg ! qu’il va se construire grâce à leur grande démission joyeuse ! grâce à leur grand aval ! leur signature joyeuse ! leur acceptation du déclin ! Tout est beau ! Tout est bien ! Voyez comme les écrivains twittent et s’envoient des « like » ! twittent et reçoivent par centaines ces tessons, ces timbres-poste, ces micro-bouts de merde de phrases morcelées à bout de souffle ! Merde à la fin à Marx et à Lénine ! Merde à la pensée progressive ! L’avenir est celui de la pulsion ! Multiplions les amis faux ! Donnons caisse de résonance à l’autodestruction ! au règne incontesté de la communication conne ! Loué sois-tu, Seigneur Facebook ! Louée soit la destruction agressive de tout ce qui pourrait ressembler à un zeste de pensée profonde ! Arrêtons de penser, mes frères ! Tuons les enseignants ! Brûlons les dictionnaires ! Plus d’orthographe, jamais ! Plus une ligne de grammaire ennuyeuse ! Plus jamais rien que jouir ! que zapper ! casser tout ! briser ! courir ! La planète à vider de ses humains s’est esclaffée, a résonné de tous ses feux au moment où Che Guevara, jadis un barbu déprimant, s’est abaissé à jouir dans son treillis, en plein milieu d’un pot de Häagen-Dazs, en voyant sur l’écran de son I-Phone briller un « like », un « like » évangélique attestant de son adhésion totale et dévolue à la décadence intégrale priée par Cornelius et ses frangins, et nous-mêmes en ce lieu, ici-même, ici-bas.
Laurent Bouisset
le diable à tenter maintenant/ pulser chanter crier/ expulser peindre// s’il le faut même/ étendre ma peau/ à même la table// que sur le champ/ je vous préviens/ je m’en vais l’entailler à coups de canines// pourquoi pas/ après tout/ si cela seul est le moyen// m’entailler/ sur le champ/ cent hiéroglyphes/ à même la peau/ mais vous décrire// un peu seulement/ un peu déjà/ ce n’est pas rien// un millimètre ou deux de fièvre en moins/ si j’arrive à un peu// un rien de ce que fut/ là-bas/ pour moi/ ESA EXPLOSIÓN/ et pas une autre// quelle drogue/ quelle manière/ quel médium/ pour cela torpiller// je dois bien l’avouer/ je n’en ai pas la moindre idée// bien incapable/ à l’instant même où je vous parle/ de vous précisément dire ce que je fiche// où je me tiens// cervelle trouée// le corps agité de sursauts// viscères volants d’un baleineau/ en train de dévorer trois saxophones// le sexe lumineux/ là-bas/ perdu/ dans les plaies roses d’un troisième soleil/ à gauche// j’ai des sueurs de feu/ des ventres calcinés/ des caillasses à jeter sous la pluie seul// et c’est ça/ouais/ c’est plein d’autres choses// je vois la rive au loin fondue et je me dis que je voyage// et je me dis que je suis incapable/ là/ de me contenter d’une langue// et je me dis que je suis incapable/ là/ de me contenter d’un lieu// un corps/ un seul/ un tant soit peu/ pour vous décrire/ ce que/ tout là-bas fut/ pour moi/ plein cœur du golfe du Mexique/ LA EXPLOSIÓN DEL FRUTO GIGANTESCO// je dois vous dire cette terreur des mouettes/à l’instant T// quand jailli d’on ne sait trop où// d’un souvenir peut-être/ ou le contraire/ d’une mémoire promenée dans les embruns// d’un disque dur fantomatique// du rein d’un homme écartelé jadis/ plein cœur du Golfe du Mexique/ par trois cents hordes de pirates exponentiels// aussi/ sûrement/ du ventre de una mujer/ folle complètement/ 50 % divine// je dois vous dire cette terreur des mouettes// je dois vous dire le punk extrême de cette pulvérisation// je dois vous dire la mouille absolue de la nuit/ à l’instant T// quand jailli de nulle part et de tous les lieux réunis/ ESE FRUTO GIGANTESCO/ péta// péta de sang/ de lait/ d’aurore// péta de tant d’autres liquides encore// et putain j’aimerais insister encore/ j’assène un coup de poing dans l’eau à dire/ à vous dire à quel point/ ESA EXPLOSIÓN DEL FRUTO GIGANTESCO/ ne relève pas/ non n’a pas l’étiquette d’un concept/ ou d’une coquetterie de clip/ ou pourquoi pas cinématographique/et les gens devant ça auraient le pop-corn et la trique// je vais frapper des lustres à dire/ à affirmer du fond de mon bourbier de doutes/ à quel point maintenant j’insiste/ nous insistons plutôt pour dire/ à quel point ESA EXPLOSIÓN relève/ avant toute chose/ d’une expérience vitale// et c’est pas vraiment le cas de la poésie/ qui s’écrit dans ce pays/ en ce moment// et c’est pas vraiment le cas de grand-chose du tout/ qui s’expose ou se joue/ se filme/ dans ce pays/ en ce moment// ce tout petit pays de colons riches où c’est bien plutôt l’université la mère/ où la critique mondaine a le cul vers la lune et le martinet lubrifié dans la gueule caoutchouc// et je n’ai pas encore parlé des tympans fatigués du Paris chic// et je n’ai pas encore parlé des cerveaux gras de nuit de cette vieille baleine/ il paraîtrait lumière/ aujourd’hui je crois bien échouée sur la France// je vois remuer les écharpes autour/ j’entends les voix de merde/ les voix de miettes rapaces et fausses portées par la pluie de ces tout petits cloportes et vaniteux théoriciens du texte/ que je vais maintenant oublier// je vais oublier/ effacer// sortir un fil/ n’importe lequel/ du rein de l’EXPLOSIÓN// à bouts de bras sortir mon corps de là/ de ce caveau/ cette plaie// je vais sortir de là/ monter/ bander/ ou rebander plutôt mon verbe/ et clamer contre leurs trombines// du fond de moi/ putain// du fond du dernier de mes os// du fond de mon grand-père et d’avant lui mon fils et d’après lui ma mère// on va sortir des pavés du poème/ on va jaillir pire que des dinosaures des parois des cavernes/ tous on va se jeter contre eux en meute/ contre leurs trombines pathétiques// et l’air vicié le rien de leur hermétisme hors de prix// et l’air vicié le rien le peu d’images et d’émotion de leurs concepts non mais putain à faire dédarder le téton des cieux// se dire qu’ils n’existent plus maintenant/ qu’ils ont brûlé là-bas au fond de l’EXPLOSIÓN//se dire que mon corps est vidé de leur pus maintenant/ plus un de ces croquemorts n’enraye n’enraille n’entrave n’emboucane plus un pli de ma route à présent// j’écris avec Luis Miguel Hermoza et Alan Mills/ avec Montecinos Yannick Thiriet Mélanie Duchaussoy/ les viscères et la rage de mes potes Erick et Wingston Gonzalez/ le saxophone ouvert ouvrant volant d’Akosh/ Joanniez et Caravaca le flux la vie de leur scansion-voyage/ Alba Marina Escalón en route et libre/ en route et libre et s’échappant/ et sublimes les photos magiques de la chamanita Anabel Serna Montoya/ j’écris avec la cumbia de Gilda/ les deux Antoine Emaz et Volodine et Suani Superflu/ Eva Grüber s'arrachant les boyaux sur Calaferte/ et Fabien de Chavanes bien sûr ouvrant d’un grand coup l’horizon à son fleuve exopotamique// et tous ceux pas croisés malheureusement encore/ ceux qui n’existent pas profondément/ ceux qui arrivent ou sont partis/ ceux que j’espère et que nous sommes à attendre tout au bout de rien au bras de Cornélius/ avec le lait nous écrivons le rhum/ les embardées et les débordement et les virages assassins d’une génération à même le vide en train d’enflammer maintenant une nouvelle page// on va foutre un coup dans les codes anciens// on va tordre et bousculer dévisser// et grands coups de guitares contre leurs ampoules blêmes// et c’est ça ouais du fuego del fuego faire le carburant nouveau d’un départ balancé// dans leurs gueules assagies de petits Parisiens propres et sans hargne/ dans les tréfonds de l’orgasme endormi de leurs petits quartiers de petites vies/ de vies gelées/ vies de lombrics où les vers et les toiles font partie intégrante de la cage// où les vers et les toiles tissent une camisole purulente// bien du mal à y croire mais enfin c’est ainsi// ça qui s’est passé de très sale pour tous ou à peu près tout le monde/ à la fin de ce siècle dernier/ au début de celui qui n’avance pas// allongés tous à l’ombre on a attendu qu’un fruit tombe// tous un par un ils ont pourri/ rien n’est tombé// la bourgeoisie a fait le ménage/ bien pire que ça elle a fait même/ elle a châtré// châtré le vers à tour de bras/ châtré les pinceaux/ tout gelé// si l’on ne se bouge pas pour de bon l’arrière-train/ si l’on ne le dit pas que ça pue une bonne fois pour toutes/ si l’on ne leur dit pas merde à ces cons ON EST LES CONS// MERDE AUX PUTES RESPECTABLES DE LA BEAUTE// MERDE AUX CHIENS DISTINGUES DE LA POESIE comme le disait si bien Hector le Chilien l’enragé// avec lui son tempo frapper les lignes// et tordre/ et rayer de nos yeux les cadres// inventer l’aube et la palette et les pinceaux// inventer Dieu// ou rouge ou bleu// ou des vagues ou saigner// inventer du ciment// n’importe quoi mais tout sauf eux// mais tout sauf leurs musées du concept et la couleur faible/ Pollock contre eux/ Soutine contre eux/ Coltrane contre leur jazz d’acarien déprimé/ contre le chloroforme de leurs performances creuses// dans les cacahuètes de leurs vernissages y aller foutre de l’acide maintenant/ ça te la rendrait plus flippée leur connerie certainement/ leur connerie hilarante/ leur connerie hilarante bien sûr// mais n’oublions pas les amis qu’il s’agit d’un rire minuscule// un rire d’insecte/ un court sur pattes/ je vous parle d’autre chose enfin// je vous parle de Molière Scarron et de Rabelais/ je vous parle de reprendre vie maintenant// je vous parle de reprendre vie et souffle dans le fruit mes frangins// dans le fruit gigantesque/ mes amis les frappés// dans le fruit maintenant/ nous reprenons cocktail et rage// nous emmerdons ces planqués ces vendus/ et il faut qu’ils l’entendent// MESSIEURS DAMES LES PLANQUES LES VENDUS NOUS VOUS EMMERDONS/ NOUS EMMERDONS VOTRE ASSASSINAT DE LA CREATION/ NOUS EMMERDONS VOTRE TIMIDITE A DIRE QUE L’ETRE HUMAIN EST UNE CHOSE FOUTUE/ A CAUSE DE VOUS EN GRAND PARTIE/ A CAUSE DE VOUS PRECISEMENT DE VOTRE CONNERIE VOTRE FRIC ET VOTRE PAUVRETE D’AME ET DE VIE/ THOMAS MANN A ECRIT : « L’ARTISTE EST LE FRERE DU DEMENT ET DU MEURTRIER » ET VOUS N’ETES LES FRERES DE PERSONNE/ VOUS ETES LA BAVE DE L’OMBRE ET L’OMBRE EST DEVENUE DE VOS SECRETIONS NARCISSIQUES LA BAVE IMMONDE ET LE MIEL PUTREFIE/ et je vous dis/ j’essaye/ peux pas faire autrement que d’essayer/ c’est ça ou en finir/ je me vois contraint de gonfler mes bronches encore à dire/ je me vois contraint de gonfler mes bronches encore à lutter pour vous dire/ à quel point l’étiquette « initiatique »/ bien faible encore me semble/ pour vous décrire/ cette éviscération/ à l’instant T/ oui de chaque note// demoníaca infiltración/ oui de la couleur jaune/ en moi// attaque démente de la pulpe/ partout ce vent// milliers de bouts de viandes moisies/ que je me vois/ là/ aspiré// boulé/ tourné/ renflé/ volé// ça va sans dire/ sans mon accord// typhon sanglant liposucé au plus épais du cœur gonflé oui del golfo de México// vous dire encore que cet emballement/ je le regrette/ a eu son lot abject d’immondice// entre autre je pense au génocide/ bien excessif je vous l’accorde/ des albatros du sud de la baie// entre autre je pense à l’abus sexuel scandaleux/ perpétré par ces bâtards de dauphins ploucs/ sur la personne des daurades veules// excusez-moi/ quelques secondes seulement/ je m’interromps// car/ c’est-à-dire/ qu’en fait/ si vous voulez// la houle vient de détruire les vitres/ là/ de la chambre magique de Chicxulub d’où je vous parle// cela n’est certainement pas dû à une coïncidence// voilà que je vous parle de LA EXPLOSIÓN DEL FRUTO GIGANTESCO/ et que la houle réjouie détruit les vitres/ elle a les sourcils de la mort/ la voix d’une vague/ elle m’emmène tout au bout des mots danser/ danser dans la douleur et la simplicité d’une cigarette/ plus loin que ça encore/ plus doux/ plus loin danser heureux la cumbia nus/ mais je parlais de quoi déjà ?/ ah oui c’est ça c’est vrai que j’effritais mes mots et ma peau à vous dire/à vous crier/ ce que/ tout là-bas fut/ pour moi/ LA EXPLOSIÓN DEL FRUTO GIGANTESCO// dans l’idée de vous dire/comment cette barrière idiote du langage s’est effondrée à l’instant T// non pas d’un coup que je me sois vu fusionner// non vraiment pas/ non pas mon genre ça/ la fusion// à part bien sûr quand c’est des RED HOT CHILI PEPPERS qu’il est question// « Higher ground » en particulier// et les slaps volcaniques de ce géant appelé Flea/ ce qui veut dire en français puce/ et puce aussi c’est bondir et danser/ mais là n’est pas le sujet/ quoique en fait/ reprenons// non pas soudain que je me sois vu fusionner/ plutôt que d’un coup le bordel d’accords de verbes et d’adjectifs/ il s’est mis sous ma peau à tournoyer/ ma peau en feu/ à fond la caisse// vandale manège de mots/ extraños pour la plupart/ oui c’est à souligner/ défigurés soudain/ tout bousillés// loin du Paris bobo et des poètes gentils à la guimauve/ loin des salons merdeux du XVIIème/ et leurs commissariats mondains de la pensée/ leurs revues élitistes compliquées veules et molles et vides/ ils peuvent les remballer/ ils peuvent en faire un tas pour emballer leurs foies jaunis// je vous parle/ maintenant/ ici/ moi de vent pourpre et d’écume noire// je vous parle/ maintenant/ ici/ qu’alors tout a fulguré vert entre mes doigts// je vous parle /maintenant/ ici/ qu’alors rien de cette merde/ rien je n’ai plus pensé à toute cette merde// Paris/ leur souffle éreinté/ abîmant// leurs librairies snob où l’envie/ d’un grand coup de boule te passe/ où d’aller t’acheter Proust à la FNAC// vous dire moi que j’ai plus vomi soudain / j’ai plus vomi dans leurs foulards/ leur ENS pour têtards bourges/ j’ai pensé fort/ j’ai pensé loin/ très loin d’eux j’ai dansé/ de leur gueule et leur pus/ je me suis extirpé de mon litchi// j’ai volé derrière l’odeur de leur vide/ de l’autre côté de la vision/ au cœur profond du sujet même// comme si finalement toucher le cœur des choses c’était partir// comme si toucher la rive voulait dire trancher mordre/ je ne sais pas/ ou bien encore décapiter// pas sûr du tout de ce que je bafouille// pas sûr du tout/ à ce moment précis/ de ne pas/ parlant d’eux/ devenir l’un des leurs// de ne pas me salir à ressasser leur cas// enfin bon il le faut/ il le faut déboucher les chiottes parfois// mais là-bas comment dire// là-bas/ nu dans le fruit/ mes dents riaient/ pour l’heure// lointain/ dans l’essence même/ je n’avais plus conscience/ ni de mon nom/ ni de la peau des choses/ ni des détails// sans doute puis-je rajouter/ aussi/ oui/ qu’à ce moment-là/ vraiment/ oui/ pour une fois/ dans l’explosión/ j’avais le sentiment d’offrir à nos poèmes// nos neurones nos pinceaux// nos lendemains verts et noirs comme l’opium// nos portées cannibales et débraillées// nos excès légitimes/ et notre enfance// à tous notre enfance/ même les vieux/ surtout les vieux// notre enfance à tous rejaillie/ à tous notre enfance en marche maintenant// LE GIGANTESQUE EPOUSTOUFLE A LA MESURE DE NOTRE ELAN
Laurent Bouisset
El Cornelismo Internacional es una versión corregida y aumentada de Le Cornélisme International, primera publicación cornelista en Francia, aparecida en la primanera del 2011. Ambas publicaciones, así como Simiostein, el primer zine cornelista aparecido en 2009, forman parte del proyecto de difusión y concienciación social de la Agrupación cornelista: por un planeta sin humanos. EL Cornelismo Internacional es dirigido y editado por Luis M. Hermoza. Los textos "A modode editorial...", "El consumo, el capitalismo y la esperanza cornelista", "La ecología, el ser humano y la salud del planeta", "Las sensaciones, los sentimientos y el amor para el cornelismo" fueron escritos por Luis M. Hermoza y Laurent Bouisset para la versión francesa. El resto de textos que aparecen en esta publicación y el diseño de la misma son creaciones de Luis M. Hermoza.
"El Cornelismo es una línea de pensamiento
pesimista frente futuro de la especie humana,
que sueña con un planeta sin seres humanos y
dominado por una nueva especie: el Simio
Pensante." (pag. 5, Simiostein)
"Duerme, Cornelio, y prepárate para el invierno
cuando no estemos nosotros que aún velamos por
ti. Vendrá primero la luz enceguecedora y
fulminante, a la que seguirá la noche más larga y
oscura. Al amanecer emprenderás tu camino hacia
la reconquista de lo que quede en este lugar." (pag. 7, Simiostein)
El Cornelismo Internacional, otoño/2011
® Luis M. Hermoza y Laurent Bouisset
Los cornelistas esperamos con deseo la extinción de la especie humana para que sea relevada por la especie de los Simios Pensantes como dominadores del planeta. Los cornelistas creemos que la especie humana está condenada a una inminente auto-destrucción. Los simios pensantes encarnan la esperanza de una vida inteligente en el planeta tras la desaparición del ser humano. Por esta razón, tras las campañas de aniquilamiento, la decena de simios pensantes que aún queda desperdigada por el planeta es cuidada con celo por cornelistas elegidos. Arriesgan sus vidas, son traicionados y exterminados los cornelistas elegidos. Pero no les importa. No existe el futuro como especie y mientras más pronto se llegue al final más cerca se estaremos de la Nueva Era. La verdadera Nueva Era limpia de seres humanos. En Simiostein, n° 0.
TODO va a mil por hora en nuestra época. Los sentimientos, las creencias, los deseos e identidades, todo tropieza y arremete contra sí, oscila al ritmo y voluntad de nuestros fantasmas. Hoy queremos ser esto, mañana querremos otra cosa. Los sueños se superponen y caen nuevamente, porque detrás de cada uno de ellos hay otro esperando, y otro más, y otro aún más sediento de nuestra sangre haciendo su cola. Como en su momento lo cantó Mick Jagger, la insatisfacción es Rey y Reina. I can’t get no satisfaction y, en consecuencia, irremediablemente me duele. Y como me duele, sufro. Y como sufro, huyo. No se nos alienta a otra cosa. Huir sin miedo y sin reproche. Largarnos. Largarnos feroces. Y, por tanto, a pesar de eso, a pesar de las huidas desesperadas de nuestro cuerpo y nuestro cerebro, nos sumergimos en el pesimismo, producto del continuo insatisfecho. Nada paradójico. Como Lacan lo hubo formulado a la perfección en una conferencia citada por Žižek en LACRIMAE RERUM: «El gozo es en última instancia aquello que no sirve para nada». Se difumina, el horizonte, tras la bruma fría, con sus tetas y pezones punzantes de los que deseamos mamar, el absoluto mercantil como espejismo cínico: ver, necesitar, tomar, para no satisfacerse. Pero poco importa. Y está bien que así sea. Nosotros querremos el pezón. Adquirir, poseer. POSITIVER como nos incitaba a hacerlo Carrefour (Avec Carrefour, je positive). Sonreímos, estiramos la mano. Gastamos, nos regocijamos. Nos lanzamos como bulímicas hacia otras ciudades, que es como esnifar una serpiente entera de cocaína, más rápido aún, más lejos, hacia otros países más grandes, más fuertes, más tropicales, nuevas ciudades más satánicas, más duro, más lejos, más rápido que no satisface, veinte continentes, diez mares, cientos de pezones en el horizonte. ¡Quiero tres en mi boca ahora! Aprendemos noche y día como curas glotones una cincuentena de lenguas, el inuit incluido y el buriato y RIEN!!! NADA!!! NOTHING!!! NIHIL!!! NITCHEVO!!! De nuevo la caída torpe y el lexomil, la falta, el vacío, la insatisfacción tenaz y la adicción… «Amer savoir celui qu’on tire du voyage» [amargo saber el que sacamos del viaje], dijo un día Baudelaire. «Le monde, monotone et petit aujourd’hui,/ Hier, demain, toujours nous fait voir notre image:/ Une oasis d’horreur dans un désert d’ennui!» [El mundo, monótono y pequeño hoy día,/ Ayer, mañana, nos hace ver siempre nuestra imagen:/ un oasis de horror en un desierto de aburrimiento]. Él lo había comprendido todo, Charles, en el siglo XIX, y ni Mickey Mouse, ni Internet, ni Easy-Jet, aclaran NADA más que un grano de café en nuestro ensombrecimiento. Y está bien que así sea. Es exactamente eso. Eso precisamente. En la histeria, la banda ancha y la alucinación, esta carrera arrastra tambores que baten contra nosotros mismos, que propagan por el mundo La calidad escandalosa que nos quema, aquella que el Cornelismo saborea al punto de chuparse los dedos, la médula preciosa del ser humano: ¡¡¡SU ESENCIA AUTODESTRUCTIVA!!! El Cornelismo cree firmemente en esta esencia autodestructiva. Esta ha sido siempre y siempre será la que guiará el destino del ser humano hasta SU EXTINCIÓN. El momento en que Cornelio y toda la especie SP comiencen a caminar libres y a poblar cada partícula de este planeta. Lo que pase a continuación, a partir del momento en que no existan más seres humanos, no será de nuestra incumbencia. Sin embargo, es trabajo de los cornelistas ayudar, preparar, colaborar con esta esperanza pura que es la llegada del Gran Final, la irrupción del Gran Dios que es el Gran Caos, que de un sólo golpe impondrá el orden nuevo ¡que aclamamos con fervor! A través de El Cornelismo Internacional intentaremos dar luces sobre la ideología de nuestro movimiento a nuestros eventuales lectores, a la vez que buscaremos para nuestra causa espíritus creativos cercanos y fraternales engullidos por la penumbra de esta generación agonizante, aquellos que, de la manera más flagrante, sepan manifestar su alineamiento a esta marea de decadencia que según toda lógica se comprueba terminal.
¿Cómo mirar con optimismo el futuro de nuestra especie? Es imposible.
El futuro se nos presenta claro como una mañana de primavera después de una noche de lluvia, llega a nuestra casa y se sienta en nuestra mesa, nos cuenta nuestro mañana, el paso al vacío, la sombra en la sombra, el silencio de nuestro último grito, última carcajada, última palabra soltada de boca alguna, que construimos. ¿Cómo? Regando nuestra humanidad en cada paso que damos.
¿Cómo NO tener más fe en nuestras capacidades destructivas y (siempre) autodestructivas que en nuestra capacidad de regeneración, obsoleta y simbólica?
El Cornelismo es la certeza que flamea como bandera en los techos de todos los hogares (donde descansan nuestros ejércitos), es la flor que crece en las macetas de las terrazas, es el color del alga que llama a los peces: el ser humano está muerto, está inminentemente muerto, pero no sólo eso (porque la muerte por sí sola no sirve para nada): se extingue, lo que significa que tiene los días contados, los siglos contados que es lo mismo. Y éste es el regocijo cornelista que alimenta nuestros corazones y bombea energía en cada uno de nuestros actos.
El Cornelismo quiere un planeta sin humanos. ¿Por qué? En primer lugar, ¿por qué no? Pero no es simplemente que ‘quiera': cree en ello. Y ello no es otra cosa que la llegada de la Nueva Era limpia de nuestra presencia. Por otro lado, ser optimista con respecto al futuro del ser humano, no deja de ser un acto distraído de hippies o uno concienzudo de políticos. Querer es creer. El ser humano trabaja por sí sólo, como viene trabajando desde hace milenios, para destruirse. Es nuestra tendencia inherente e irrecusable hacia la destrucción, pero por sobre todo hacia la autodestrucción, nuestra virtud esencial, tan innata como nuestra capacidad de lenguaje.
Conforme han pasado los escasos siglos, las consecuencias de nuestra humanidad han ido acelerándose al punto actual en que nuestra devastación, además de ser incontrolable es inasimilable. Se levantará la Naturaleza, Rey y Reina del Kaos, a poner orden de un manotazo con su lógica contundente, haciendo de nosotros polvo, barro, tierra. El Cornelismo es la Buena Nueva de nuestra extinción, la conciencia de esta realidad, la lucha por meterse en todas las cabezas y acelerar el proceso, que por ineludible no quiere decir que no necesite ayuda. ¿Por qué alargar nuestra agonía como especie y la de nuestro entorno, por qué estirar nuestros siglos, nuestras décadas, nuestro tiempo, desperdigando en cada segundo las consecuencias de nuestra humanidad? ¿Por qué si podemos cada uno, con actos tan sencillos y cercanos quitarle minutos al reloj de nuestra tierra?
Cada pedazo de tela que comemos, cada cuartilla de papel que vestimos, cada zapatilla que hervimos en la sopa, cada bolsa de plástico que llevamos en los pies, cada trazo de tinta con que nos maquillamos por la mañana son la manifestación más pura de la esperanza cornelista.
Nadie pone en duda esta verdad: el planeta, como lo conocimos, es decir, como lo aprendimos, no será más. Lo agotamos a una velocidad imposible. Asimilación, regeneración son palabras que suenan a déficit. Y, desde luego, esto es maravilloso. Perfecto. Como un sol. Consumimos lo que no podemos reproducir, ni podremos. Así y sin ir muy lejos o esperar demasiado, vendrá el momento en que tragado nos habremos. Claro está, después de haber tragado todo lo tragable.
El Cornelista babea ante esta promesa. Sonríe y se frota las manos. Pero no solo eso. También trabaja para que no tarde. Por ello se alegra ante el consumo desbordado y desorbitante, y tiene la obligación moral de acometer con él, sin miramientos, procurando que el suyo sea el sofisticadamente perjudicial y nocivo, selectivo y certero. Si puedes escoger, que las consecuencias de tus actos sean más letales.
El Cornelista se considera, pues, capitalista, neo-liberal militante. Y se regocija de su triunfo en el siglo pasado como sistema político-económico, frente a otros postulados desaprehendidos de la calidad innata del Ser Humano. Asimismo, no solo confía sino que tiene fe en las posibilidades y alcances individuales, personales y domésticos de toda persona, militante o no, en la obra conjunta que el consumo particular acerca. ¡Por un Planeta sin humanos!
¿El cornelista es Anti-Ecologista? ¿El cornelista quiere que el planeta desaparezca?
Decir que el cornelista desea un planeta sin humanos puede catalogarlo en las mentes de paja de catastrofista anti-ecológico. Pero, no. El Cornelimo quiere que la Especie Humana desaparezca, mas no el planeta —por todos lados idea absurda, ya que si algo quedará al final de todo será precisamente esta roca girando alrededor del sol que hemos llamado de manera amorosa Planeta Azul.
Este planeta, al fin y al cabo, y cualquier otro, al cornelista le da lo mismo, la da igual. El resto: las mariposas, las flores, las ballenas, las tenias, las cucarachas, los perros, los elefantes, las pulgas, los gusanos, las hormigas, las serpientes, los gatos, las arañas, las mantis religiosas, las ratas, los escorpiones, las musarañas, las pulgas, las gaviotas, los cerdos, los pejerreyes, los leones, las jirafas, los bonitos, los osos perezosos, los hormigueros etc., etc., etc., para el Cornelismo, pueden existir como que no. No tiene la más mínima importancia en su quehacer cotidiano ni su futuro vacío.
En la Era del Más Allá, luego de la llegada del Gran Kaos, que como cachetada vendrá a tronar los dedos, para juzgar nada, Seres Humanos no habremos. Sea lo que fuera que quede, que dejemos y cómo lo dejemos, del SP será la labor de interpretarlo otra vez todo y actuar como le venga en gana. Suya.
Por eso, al Cornelismo le desagrada básicamente un tipo de ecologismo, por hipócrita y enemigo: aquel que pretende, en el fondo, salvar al humano o a extender su agonía. El ecologismo que busca conservar al planeta, funcione o no, tenga sentido o no, no le perturba, ni para bien ni para mal. ¡Por un Planeta sin humanos!
PARA el Cornelismo, cuyo único anhelo es la extinción del Ser Humano, su apreciación del Amor está ligada intrínsecamente al error terrorífico y maléfico que representa la reproducción.
Para acelerar la inminencia de la extinción de la especie que actualmente domina el planeta, el Cornelismo cree y guarda sus esperanzas profundas y superficiales en el alegre y maravilloso papel de los métodos anticonceptivos más variados: preservativos de diversos gustos y sabores, las píldoras anticonceptivas, la T de Cobre o DIU, la contención, etc., etc.
El Cornelismo no tiene nada en contra de las Sensaciones, que en el ser humano se transforman en sentimientos diversos que sublima definiendo como Amor, Odio, Compasión, Deseo, etc. Por el contrario, cree que estas sensaciones sublimadas tan humanas son necesarias e importantes para el fin, puesto que, desde siempre, han despertado los impulsos más radicales e incontrolables que nos han conducido a cometer los actos más descabellados y nocivos, que no pocas veces han conllevado a nuestra autodestrucción.
Tenéis nuestra bendición, por esto, de sentir cuanto deseéis, con quien lo deseéis, en todas las posiciones, amaros, pues, apasionadamente. ¡Adelante! ¡Desearos los unos a los otros! ¡Copularos con Sympathy for the devil! Frotaros los unos a los otros, los unos sobre los otros, dentro de los otros, pero, por piedad, ¡evitad la reproducción! ¡Que vuestro coito no deje jamás huella! ¡Que vuestro alegre semen se esparza inútilmente en la inutilidad! ¡Por un planeta sin Humanos!
NO caigamos en tópicos ociosos que no hacen más que verse las narices. El cornelista no es ni vampiro ni kamikaze. Al menos, en público. No todo lo que brilla es oro ni todo lo que apesta mierda.
Insistamos. Los cornelistas queremos una cosa: que la especie humana deje el planeta en paz para que la nueva especie de SP, fruto del semen precioso de la sabia vida futura que duerme en las entrañas de Cornelio, eche a andar, baile, respire y escupa libremente en pos de la nueva Gran Conquista, de la nueva oportunidad en las manos de la Tierra y el Devenir en la Era del Más Allá. Nosotros, que reconocemos en el futuro la esperanza del fin inminente, nos regocijamos como niños en el fango cuando ante nuestros ojos vemos cómo va levantándose el polvo. No son guerreros de ejércitos enemigos; pero como si lo fueran. Y esta felicidad, este gozo que sudamos es la sensación que ilumina nuestra vida.
Sí. Los cornelistas somos libres porque hemos aceptado que ya somos nada. Certeza se convierte en esperanza. Vida acá. Allá qué importa porque no seremos. Certeza bendita de la consumación que es. En tanto que lo que no, no será de ninguna manera. Nuestra humanidad bendita, limpia y desnuda, intensa que es se arma. ¡Por un planeta sin humanos!
¿DE qué sirve un ser humano muerto cuando muerto no hace nada?
No confundamos. El anhelo cornelista por excelencia es que la extinción de la especie humana llegue cuanto antes, acelere, explote en nuestros horizontes, apriete el pedal hasta el fondo, caiga como algo que cae. La muerte particular y anecdótica no tiene importancia en la estrategia cornelista. Que me muera yo o que te mueras tú, no le importa a nadie, salvo a los tuyos, tus amigos, tu familia, que es lo mismo.
La muerte cornelista no puede ser entendida sin una vida cornelista, una vida entregada al pensamiento y a la labor didáctica, de difusión, de acción, como sea que fuera. Por eso, el Cornelismo guarda respeto pero no fomenta ni el suicidio ni la inmolación ni cosas parecidas que son al fin y al cabo un abandono. El ser humano, con su calidad innata a destruir todo lo que toca y a destruirse a sí mismo, tiene que aprovechar sus capacidades al máximo para acabar de una vez con nuestro halo devastador que es nuestra existencia como especie.
Educa a tus hijos en el ideal cornelista, seduce a tus amigos con el Gran Final como ideal y estética. Entrégate a la vida sin represiones, siendo más humano que nunca. Sé feliz regocijándote en el lodo de nuestra especie. Y cuando te vayas, léase mueras, llévate tu mundo contigo. La violencia es anecdótica: siempre hay una manera más inteligente de destruir y más efectiva de destruirse. Pregúntate esto cada mañana cuando te veas frente al espejo. Nunca huyas de la vida, porque viviendo se destruye más, lo que puede traducirse en mejor. ¡Por un planeta sin humanos!
CREO en la extinción de mi especie
CREO en su inminencia producto de nuestra humanidad que cuelga de cada uno de nuestros poros
CREO que crece como semilla en tierra fértil mi humanidad hermosa, introduce sus raíces en mis músculos y levanta la cabeza
CREO en mi poder de destrucción que hace polvo lo que roza, que transforma la montaña en desierto, el desierto en valle, el valle en quebrada, la quebrada en taza, todo lo que es en otra cosa
CREO en la supremacía de nuestra capacidad de destrucción frente a nuestro poder de regeneración, simbólico y obsoleto
CREO en los siglos, en los que hemos andado como una gran familia extendiendo nuestra humanidad hacia este presente sin mañana
CREO en nuestra autodestrucción que recorre nuestro cuerpo como otra sangre, corroe nuestras venas y nuestro entendimiento, estuvo y estará delante de nuestras narices como zanahoria que nos guía de la mano hacia el alegre desenlace del vacío
CREO en la insatisfacción que ilumina nuestra piel como el primer alba del verano, que impulsa nuestra agenda y nuestros cuerpos que no hacen más que moverse en búsqueda del fantasma huidizo del gozo
CREO en el gozo que no alcanzo
CREO en el gozo que siempre está en la otra esquina
CREO en mi necio tesón de perseguirme la cola
CREO en la frustración que el fracaso trae como flor en la solapa, viste traje, huele a perfume y cuando se sienta en mi sala pone su flor insípida en mi regazo, que tardará tres días en despejar su aroma
CREO en los sentimientos más oscuros que la olla de nuestras entrañas cocina
CREO que son el propulsor de nuestros días y nuestras noches, que nos impulsa a actuar, interactuar precisamente, a buscar, ir regando nuestra humanidad por donde vamos, el halo destructor que alimenta la Tierra
CREO en las consecuencias, siempre en las consecuencia, externas o internas que devoran todo, nosotros incluidos
CREO en el horizonte sin mañana
CREO que es el nuestro, un presente sin camino del que no hay escapatoria
CREO en un planeta sin humanos, sin nuestro bien ni nuestro mal, sin nuestro pensamiento que dibuja un esqueleto o una estructura para cualquier cosa
CREO en el mundo del más allá, sin nada, absolutamente nada parecido a un esqueleto o una estructura que podamos siquiera imaginar
CREO en la verdad de la mentira
CREO en la mentira de la verdad
CREO en la mentira suprema y en la verdad suprema
CREO en la gran mentira que desayunamos, almorzamos, cenamos, que caerá tan suavemente como una pluma cuando no estemos más
CREO en la gran verdad que es suya, tuya y mía, también de ellos
CREO en el final
CREO en que debemos acelerarlo
CREO que es mejor antes que después SIEMPRE
CREO que SIEMPRE para nuestra especie no hay
CREO en las posibilidades personales, particulares, privadas y domésticas que todo ser humano posee para destruir su entorno y su vida
CREO en el papel, en el plástico, en las nuevas tecnologías, en el móvil, en las baterías, en las licuadoras
CREO en los vestigios arquitectónicos de hoy y de mañana
CREO en los vinilos, en los cds, en los cassettes
CREO en los objetos, en el consumo, en la publicidad, en la televisión, la radio e Internet
CREO en la humanidad de querer y tomar lo que se quiere
CREO en el deseo de tenerlo, probarlo, conocerlo, saborearlo, vivirlo, ostentarlo, exprimirlo, consumirlo todo
CREO en el spam y en el virus
CREO en la humanidad natural, libre de prejuicios ni trabas
CREO en la expresión sincera de la humanidad, auténtica y sin complejos
CREO en la entrega en cuerpo y alma a esa humanidad, en vivir la vida más humana y consecuente que podamos, en la felicidad, despreocupación, tranquilidad, la ALEGRIA de ser humanos como la belleza de los listones en los cabellos que el viento agita
CREO en todos los sentimientos y sensaciones, en todas las reacciones que producen, que condujeron, conducen y siempre conducirán hacia nuestra desaparición como el último calor de la hoguera y su humo que asciende para mezclarse con la nada humana que es el otro todo
CREO en la Gran Fiesta de la vida, mi primera, única y última entregada a concretar la promesa del vacío que el humano se lanza a la cara
CREO en la Gran Fiesta del Final, la más tropical, la más hardcore, la más rock’n’rollera, la más folkclórica, la más soul, la más pop, todos unidos gritando por la noche eterna, por el silencio perpetuo
CREO en la Naturaleza, Rey y Reina del Kaos, que vendrá a poner orden de un sólo golpe en la nuca de nuestro pensamiento, se levantará como una ola, como el monstruo de la gran montaña que sale del lago
CREO en Cornelio, el SP escogido, salvado del laboratorio del Doctor Argelino Abdelhamid Laarej, sabio y mártir de nuestro desenlace, que aguarda protegido por cornelistas Elegidos su momento, en que echará a andar libre por fin, aún más libre que la libertad conocida, que la libertad que no logramos concebir ni imaginar siquiera
CREO en el semen precioso de Cornelio, que regará los coños de las monas más fértiles y darán a luz la Especie Nueva
CREO en la Especie Nueva SP que vendrá de las barrigas de todas esas monas preñadas pelirrojas, negras, rubias, blancas, castañas, marrones, amarillas
CREO que lo que hagan ellos con el planeta que dejemos es asunto propio de monos
CREO en la esperanza del final
Por los siglos que nos quedan
Que así sea
Un, aparecido en pdf, durante la primavera de 2011, fue la primera publicación del cornelismo en Francia. Estuvo a cargo de LM Hermoza y Laurent Bouisset.
Un
Le Cornélisme International
Printemps, 2011
Le Cornélisme est un courant de pensée pessimiste quant à l’évolution future de l’espèce humaine et chérissant le rêve d’une planète vide d’êtres humains qui serait dominée par une nouvelle espèce : le Singe Pensant, seule et unique espèce intelligente capable de sauver la planète du Grand Chaos le jour où l’Homme, enfin, aura disparu complètement.
Dors, Cornelius, dors sereinement, prépare-toi pour l’hiver où, pour veiller sur toi, nous ne serons même plus là, nous autres. Eclatera la foudre, au commencement, d’une lumière aveuglante, longuement que recouvrira une nuit sans étoiles. Percera l’aube et le temps d’initier ta nouvelle route en direction de ce qui restera.
Il y a un an, à Barcelone, un petit groupe d’individus hispanophones a jugé nécessaire de rendre publique une conviction profonde : l’Espèce Humaine n’en a plus pour longtemps à subsister. Certitude énoncée dans Simiostein : primer zine cornelista qui, comme son nom l’indique, constituait la toute première publication de la Agrupacion Cornelista : por un planeta sin humanos, c’est-à-dire la première publication du mouvement cornéliste : pour une planète sans êtres humains. Si cette pensée s’exprime à présent en français, c’est avec le désir de propager les axes de sa pensée vers d’autres horizons, avec le désir également d’accroître et faire grossir ses rangs.
Tout va à mille à l’heure à notre époque. Les sentiments, les croyances, les appétences et les identités, tout cela se bouscule et s’entrechoque et joyeusement fluctue au gré des giboulées de nos fantasmes. Aujourd’hui nous voulons ceci, demain cela. Les rêves s’enchâssent et peu à peu s’effondrent. Parce que derrière chacun d’entre eux, nous ne pouvons pas faire autrement qu’en entrevoir un autre, un autre, un autre, plus assoiffé encore de notre sang. Comme l’avait chanté Mick Jagger déjà, c’est l’insatisfaction qui règne. I can’t get no satisfaction. I can’t get no satisfaction et donc fatalement j’ai mal. J’ai mal, je souffre. On ne nous parle pourtant, la pub en tête, que de gicler. Gicler sans peur et sans reproche. On gicle. On gicle féroce. Et pourtant malgré ça. Malgré les giclées obstinées de nos CB, nous sombrons dans le pessimisme. Pas forcément un paradoxe. Comme Lacan l’avait formulé à merveille dans une conférence, citée par Žižek dans LACRIMAE RERUM : « La jouissance est en dernière instance ce qui ne sert à rien ». Encore faut-il être shooté, affamé ou seulement stupide, pour bille en tête s’obstiner à téter le mamelon de l’horizon. S’efface, encore, toujours dans la brume froide, l’absolu mercantile comme le mirage cynique de base. Mais peu importe. On veut quand même. On veut le mamelon. Acquérir, posséder. POSITIVER comme nous incitait à le faire Carrouf. Sourions, dépensons. Dépensons, exultons. Jetons-nous comme des boulimiques sur d’autres villes, et c’est comme sniffer un serpent entier de cocaïne, plus vite, encore, plus loin, d’autres pays plus grands, plus forts, plus tropicaux, de nouvelles villes plus sataniques encore, plus fort, plus loin, plus vite, ça suffit pas, vingt continents, dix mers, d’autres mamelons, bien plus, j’en veux trois dans ma bouche à l’horizon tout de suite, apprenons nuit et jour comme des morfals une cinquantaine de langues, l’inuit compris et le bouriate, et RIEN !!! NADA !!! NOTHING !!! NIHIL !!! NITCHEVO !!! la retombée flasque et le lexomil, le manque, le vide, et l’insatisfaction tenace et l’addiction… « Amer savoir celui qu’on tire du voyage », a dit un type, un jour, qui s’appelait Baudelaire. « Le monde, monotone et petit aujourd’hui, / Hier, demain, toujours nous fait voir notre image : / Une oasis d’horreur dans un désert d’ennui ! » Il avait tout compris, Charles, au XIXème siècle. Et ni Mickey Mouse depuis, ni internet, ni Easy-Jet, n’éclaircirent RIEN, jamais, pas un grain de café de notre assombrissement consubstantiel. Et c’est très bien comme ça. Exactement. C’est là, précisément. Dans l’hystérie, le haut-débit et l’hallucination de cette course menée tambours battants contre nous-mêmes que va se propageant de par la monde LA qualité tapageuse qui nous enflamme. Celle que le Cornélisme savoure à s’en lécher les doigts, pour ainsi dire la moelle précieuse de l’être humain : SON ESSENCE AUTODESTRUCTRICE !!!
Le Cornélisme croit fermement en cette essence autodestructrice. Elle a toujours été, sera toujours ce qui guidera la destinée de l’Etre Humain jusqu’à SON EXTINCTION. Autant dire jusqu’à l’heure où Cornelius et toute l’espèce des Singes Pensants se mettront à marcher et à peupler chaque particule de cette planète. Ce qui pourra bien se passer, à partir de ce moment-là, sans les êtres humains, cela n’est pas de notre ressort. Mais c’est en revanche le travail des Cornélistes que d’aider, préparer, collaborer à cette espérance la plus pure qu’est l’irruption de la Grande Conclusion, l’irruption du Dieu Gigantesque autant dire du Chaos Immense qui d’un seul coup imposera l’ordre nouveau. Résolument, cela, nous l’acclamons avec ferveur !
Au fil de cette publication, nous essayerons de donner des éclaircissements sur l’idéologie de notre mouvement à l’intention d’éventuels lecteurs, dans le même temps que nous essaierons de rallier à notre cause les esprits créatifs les plus fraternels absorbés par la nuit de cette génération agonisante, ceux qui, de la manière la plus flagrante, sauront manifester leur ralliement à cette nouvelle espèce de décadence qui selon toute logique devrait s’avérer terminale.
Bien qu’il existe plusieurs singes pensants en vie à l’heure actualle, le nom de notre mouvement s’inspire du spécimen le plus fameux : Cornelius, qui fut le dernier Singe Pensant que le scientifique algérien Abdelhamid Laarej parvint à sauver de son laboratoire où l’on était parvenu à donner naissance à la future espèce dominante de la planète. Quand les expérimentations et résultats de ses recherches commencèrent à être connus, éclatèrent une série de débats et polémiques entre les spécialistes et les savants de cette branche dans une optique d’abord essentiellement éthique, pour se focaliser ensuite sur la nécessité ou pas de développer une nouvelle espèce à même de remplacer l’être humain avant son extinction. Violent rejet d’une part de ce projet qu’une grande majorité considérait comme aberrant. De l’autre un réel intérêt pour ceux qui virent là une alternative judicieuse pour ne pas livrer la planète au chaos, après la disparition de l’homme, et sans une seule espèce intelligente à sa surface. La question arriva évidemment, dans de telles circonstances, aux oreilles des autorités qui, sous la pression de forces diplomatiques, cherchèrent à s’emparer des spécimens gardés par le scientifique dans le seul et unique but de les éradiquer. Fort heureusement ce dernier, juste avant l’assaut donné contre son laboratoire, avait réussi à mettre de côté un petit nombre de ces Singes Pensants, qu’il avait envoyés secrètement à quelques scientifiques favorables à leur préservation. Le professeur perdit la vie juste au moment de mettre à l’abri le dernier spécimen, Cornelius, qui réussit tout de même à s’échapper et à s’en tirer sain et sauf. Nul doute qu’il est encore en vie à l’heure qu’il est, à un endroit parfaitement inconnu. Toujours est-il qu’un tel sujet, on le comprendra aisément, ne passa pas inaperçu et fut repris et propagé par les blogs et médias indépendants, et, rejoignant la sphère publique, il donna alors lieu à des multiples réactions oscillant entre le scepticisme et l’adhésion. Il divisa également en profondeur les militants de cette cause, comme avaient été divisés les scientifiques auparavant entre défenseurs et détracteurs. Ce fut le moment que choisirent certaines publications non spécialisées pour considérer ce mouvement comme un parfait exemple adolescent de pessimisme futuriste et lui donner une appellation en lien étroit avec le nom du Singe Pensant le plus connu : Mouvement Cornéliste.
CHAQUE MORCEAU DE TISSU QUE NOUS MANGEONS, chaque feuille de papier que nous revêtons, chaque chaussure que nous faisons bouillir dans la soupe, chaque sac en plastique dont nous nous servons comme chaussure, chaque trait d’encre avec lequel nous nous maquillons le matin sont les manifestations les plus pures de l’espérance cornéliste.
Personne n’a de doutes sur le fait que nous sommes en train d’en finir avec la planète telle que nous la connaissons, que nous épuisons ses ressources à une vitesse invraisemblable. Et c’est bien qu’il en soit ainsi. Nos habitudes de consommation sont très largement supérieures à nos capacités de production. En admettant que cette logique perdure, et sans s’avancer outre-mesure ou faire preuve de trop d’espérance, nous devrions arriver sans trop tarder au point tant attendu où nous aurons tout consommé, et y compris nous-mêmes.
Pour cela le Cornélisme, qui désire et travaille à l’arrivée de la Nouvelle Ere épurée d’Etres Humains, se réjouit du consumérisme à outrance et a l’obligation morale de consommer un maximum. Même il se doit de faire en sorte que son mode de consommation soit le plus nocif possible pour la planète. Il se doit d’inventer un mode de consommation sélectif de destruction.
Par voie de conséquence, le Cornélisme se considère comme capitaliste et néo-libéral militant. Et se réjouit du triomphe au siècle passé de ce système politique et économique face à d’autres postulats cherchant à contredire la qualité innée de l’Etre Humain à rechercher son autodestruction. De la même manière, le Cornélisme fait confiance en profondeur aux possibilités et capacités individuelles, personnelles et domestiques de chaque individu, militant ou non, quant à la réalisation de cette œuvre de destruction commune à laquelle contribue délicieusement chaque très mauvais comportement individuel. Pour une planète sans les humains !
non
je ne vais pas investir dans une voiture écologique
non
je ne vais pas réaliser d’économies sur la chasse d’eau
non
je ne vais pas cesser de contaminer les rivières
ni arrêter la climatisation
ni débrancher le réfrigérateur
ni prononcer moins de mensonges
la terre
elle n’a qu’à disparaître peu à peu
aussi lentement qu’une nuit tombe
dans la profondeur des abîmes
ne pas céder son siège
ne pas faire gaffe aux gamins dans la rue
dans le métro
les écoles
et les parcs
que la douleur aguerrisse leurs os comme du marbre
non
je ne vais pas filer un radis au SDF
non
je ne vais pas rendre visite au cancéreux
le prisonnier
il peut crever derrière ses barreaux je m’en tape
moi
je possèderai une forêt avec une maison au milieu
– à l’extérieur de la pierre résistante à l’intérieur du bois –
ce domaine suffira pour pourvoir à mes besoins les plus pernicieux
l’habiteront mes épouses et mes mâles
certains d’entre eux transsexuels
tous seront mes esclaves
tous seront jeunes et séduisants
ceux qui devant moi se pencheront succomberont à mes caprices
nous nous promènerons nus pendant l’été et bien couverts pendant l’hiver
j’aurai des animaux des chiens des chats des chèvres et des chevaux
j’épuiserai un à un chaque hectare de mes terres
je sucerai la sève de chacun de mes arbres
je mangerai chaque être vivant la peuplant
j’emporterai ma terre avec moi en mourant
mon espèce de consommateurs sauvages
non
je ne vais pas faire de bonnes actions
non
je ne vais pas être l’ange blanc jouant de la harpe
je serai le diable dévêtu et rouge qui agonise et survit pour l’éternité
LM Hermoza
LE CORNÉLISTE EST ANTI-ÉCOLOGISTE ? Le cornéliste veut que la planète disparaisse ? Dire que le cornéliste désire une planète sans êtres humains pourrait contribuer à le cataloguer avec empressement de catastrophiste anti-écologiste. Mais c’est très loin pourtant d’être le cas. Ce que souhaite le cornéliste, c’est que l’espèce humaine disparaisse, pas la planète – idée de toute manière absurde puisque si quelque chose doit subsister, le terme atteint de la grande décadence humaine, ce sera bien ce gros caillou tournant autour du soleil amoureusement que nous appelâmes Planète Bleue.
Le reste : les papillons, les fleurs, les montagnes, les baleines, les ténias, les chenilles, les chiens, les éléphants, les puces, les vers, les fourmis, les serpents, les chats, les araignées, les mantes religieuses, les rats, les scorpions, les musaraignes, les puces, les mouettes, les cochons, les perroquets, les lions, les girafes, les thons, les ours paresseux, les fourmiliers etc., etc., qu’ils existent ou pas, peu lui importe au cornéliste. Cela lui est parfaitement égal. Puisqu’avec l’avènement de l’Ere Nouvelle, après l’arrivée du Grand Chaos, les êtres humains ne seront plus là pour porter des jugements sur rien. Qu’il se passe ce qui se doit se passer, qu’il subsiste ce qui doit subsister et de la manière que cela doit subsister, ce sera la tache du Singe Pensant d’interpréter cela d’une nouvelle manière et d’agir comme il aura envie, pour le meilleur et pour le pire.
Pour cette raison, une forme d’écologie déplait très fortement au cornéliste : l’écologie qui prétend sauver l’humain ou plutôt, pour dire plus exactement les choses, qui prétend prolonger son agonie. L’écologie prétendant sauver la planète lui est, elle, parfaitement indifférente. Pour une planète sans les humains !
Kafka aurait dû tout brûler
Nous ne méritons pas son travail
Et puis la trace est inutile
A jamais j’oublierais si je pouvais le verbe retenir
Je laisserais filer cette Guyane hors de ma nuit avec mon sang
J’écris pour oublier
Disparaître et brûler
Je ne souhaite qu’une seule chose à l’enterrement de mes poèmes
Qui ne font qu’un
Un même linceul noir déchiré
Qu’on fasse bombance
Et que la toute dernière bouteille de Bourgogne éclusée
Mes amis la balancent du haut d’un pont dans le jour calme
Que se dispersent ensuite et s’en retournent chez eux
Tous et très vite écrire autre chose
Autre chose complètement
Sans faire écho jamais au moindre vers d’un autre temps
J’écris pour qu’il ne subsiste aucune trace
Pour la combustion de notre combat
Pour oublier perdre et brûler
Pour me détruire avant toute chose
Me détruire mieux
J’écris pour aggraver mon cas avec conscience
Arracher mon sourire à temps
A la logique exténuante des trains à l’heure
Et faire festin de moi avant que ne fassent festin de moi les lèvres fascisantes
Pour arracher mon dos à l’ombre
Mon ombre à l’eau
Pour onduler brûler étreindre
Etreindre sans retenue
Sans retenir jamais surtout
Les piétiner ces trois syllabes
Les effacer de mon cerveau
Et à jamais
A rien ne servent
Coule en nous tout s’enfuit
Pas que le fleuve
Nous perdons tout
Tout à la fin et chaque seconde
Nous ne retenons rien de rien
Rien qu’avancer nous ne faisons en regrettant
Ou bien chanter non rien de rien je ne regrette rien
Ce qui revient au même évidemment
Si on chante ça on chante l’inverse
On n’a pas le choix
Pas peut faire autrement qu’aller de l’avant
Pas la marche arrière la carcasse
De l’avant donc allons continuant à perdre
Perdre
Et gaspiller
Gagner peu
Cent-mille fois plus à gaspiller qu’aucun vagin JAMAIS n’ira même engranger
Mais pas de hâte
Pour autant
A la perdition
Il n’y aura plus d’économie au bout de notre chemin
Jusqu’au tout dernier gramme de peau aura été épargné en pure perte
Ceux à qui nous aurons légué après ils vont perdre à leur tour
Ils vont léguer
Léguer de la viande morte sous cachet notarial
J’écris pour acclamer cela exactement
Pour acquiescer avec vigueur à la gangrène de l’espérance
J’écris pour arrêter de faire croire aux gens qu’il existe une issue à leur souffrance
Pour les dissuader de croire qu’il est possible de les aider
De les sortir par pure bonté et gaieté d’âme de la machine infernale du destin
J’écris pour un tremblement de chair généralisé
Pour que le cirque s’arrête absolument avec mon cœur
Pour la raison précise que Franz Kafka aurait dû tout brûler lui-même
Nous ne méritons pas son travail
Et puis la trace est une pleureuse
A chignon attifée
Il faut qu’elle crève
Qu’elle crève la trace
Et nos trachées respirent l’horreur enfin
DÉBARRASSÉES
Laurent Bouisset
LA CONCEPTION CORNÉLISTE DE L'AMOUR – rappelons-le, nous n’avons d’autre aspiration que l’anéantissement de l’Etre Humain – est étroitement liée au danger terrifiant et maléfique que représente, à nos yeux, la reproduction.
Pour accélérer l’imminence de l’extinction de l’espèce qui actuellement domine la planète, le Cornélisme croit fermement et place même, disons-le, une espérance profonde dans le panel
joyeux et florissant des méthodes contraceptives les plus variées : préservatifs de tous les goûts et les parfums, pilules bloquant la conception, diaphragme ou même pourquoi pas stérilet, actes (risqués) de contention, etc., etc.
Que les choses soient très claires, le Cornélisme n’a rien contre les Sensations, qui chez l’Etre Humain se muent en divers sentiments qu’il sait parfaitement sublimer en les définissant comme Amour, Haine, Compassion, Désir, etc. Bien au contraire, il croit que ces Sensations sublimées si profondément humaines sont nécessaires et importantes, puisqu’elles sont à la source, depuis toujours, de ses pulsions les plus radicales et incontrôlables et l’ont conduit à commettre les acte les plus insensés et nocifs, qui plus d’une fois ont pu conduire à son autodestruction.
Libre à vous, pour cette raison, de ressentir autant que vous voudrez, avec qui vous voudrez, dans toutes les positions, aimez donc et passionnément, allez-y désirez ! Culbutez-vous sur
Sympathy for the devil ! Frottez-vous donc l’un contre l’autre, et l’un dans l’autre, et en-dessous de l’autre, mais, par pitié, évitez la reproduction ! Que votre coït ne laisse aucune trace, jamais ! Que votre semence, et c’est heureux, inutilement s’éparpille dans l’inutilité ! Pour une planète sans les humains !
Peut-être, en fait, ceux qui se plantent, ce sont pas ceux qui se comportent comme des salauds. Peut-être, en fait, ceux qui se plantent, depuis toujours, c’est pas la clique des tchetniks. C’est pas non plus cette bande de demeurés de la tour 15, à l’heure qu’il est, là, sur le chemin de croix vers ma corvée, copieusement en train de m’arroser de caillasses. Ceux qui se plantent, en fait, peut-être, c’est les anars. Les communistes. Les socialistes ancien modèle. Enfin tous ceux, les vrais, qui ont des couilles et qui y croient. Tous ceux, les vrais, les veines gonflées d’une espérance prête à jaillir, qui, tous, d’une manière ou d’une autre, attendent quelque chose de l’être humain.
Peut-être, en fait, le véritable problème, il vient de là. De ces types-là. De cette manière optimiste de voir le monde. Pas de l’horreur. Ni de la barbarie.
Peut-être, en fait, le vrai problème n’est pas le fait des supporter débiles du Paris Saint-Germain. Ou bien des supporters nationalistes de l’Etoile rouge de Belgrade. Peut-être, en fait, le vrai problème, il vient des peintres et des poètes. Des philosophes. De tous les révolutionnaires intransigeants. Tous ceux barbus qui font chier l’HOMME au quotidien, à longueur d’œuvres ou de manifs, à longueur éprouvante de discussions interminables, à forcément toujours vouloir attendre de lui. A le surestimer excessivement.
Est-ce que ça viendrait pas de la religion d’ailleurs ? cette manière-là de se dire, en permanence, l’Homme, cette merveille incontestable de « l’évolution ». L’homo sapiens, ce type capable d’aller sur la lune. Capable de peindre le plafond de la chapelle Sixtine.
Pourquoi donc forcément la vérité de l’Homme se trouverait là ? là, où il sort de sa bouse.
Qu’est-ce qui nous dit, qui nous fait donc penser, qui nous oriente encore, toujours, vers cette idée que l’être humain est là sur terre, et à l’image de Dieu, pour réussir quelque chose ? Lui donc là-haut, il nous a fait à son image, il est la perfection, on est tous faits pour devenir comme lui ? Pourquoi l’essence profonde de l’être humain, elle ne serait pas plutôt contenue, là, tout autour de moi, dans ce désastre de béton nommé « Minguettes » ? et dans la purulence ignoble de Srebrenica, alors ? dans tout le grouillement d’asticots, le terreau gras des viandes en décomposition, l’essence profonde de ce que nous constituons, elle n’y gîserait pas aussi, un peu ? Pourquoi donc on serait ici pour réussir ? Au nom de quoi, on se permettrait d’affirmer qu’un jour ou l’autre nous allons arrêter toutes nos conneries ?
Si ça trouve, je vais te dire, on se fait une montagne pour rien. Si ça se trouve l’Humain n’est juste rien du tout. N’est rien qu’un animal raté. Rien qu’un coup de queue malencontreux sur le billard déliquescent de ce que les gens bien appellent évolution. Et que moi, j’appelle pas évolution.
Disons que ce matin merdique, cheminant comme je peux, rue Vladimir Ilitch Oulianov Lénine, entre la tour 24 et la 25, en route minable vers cet enfer au quotidien que constitue mon salariat, aigri très fort comme je le suis, après cette agression terrible qu’a constitué le beuglement de mon réveille-matin, enfin non, mon réveille-matin, disons plutôt l’infâme couinement de la fonction « alarme » de mon connard de portable, lui qui, cet enculé, sans transition m’a ramené du monde des lianes, une fois encore, une fois de trop, lui qui, cet enculé, m’a arraché à ma pirogue, désintégré les yeux profonds, si pleins de soie, de celle que j’aime, avec qui lentement, dans le matin naissant, je dérivais, et m’enlaçais dans son murmure, et respirais sa discrétion, certainement vous comprendrez, à l’heure qu’il est, après ça, à quel point, comme qui dirait, j’ai un très gros problème global avec l’idée d’évolution. Ou de progrès. De perfection.
Je crois que je me sens même régresser à grande vitesse.
Je crois que je pourrais même faire la guerre. Pour peu qu’un adjudant m’équipe, là, sur le champ, de tout un armement digne de ce nom, m’offre loin dans la boue, là juste en face, au pied de la tour 10, le régal comme petit-déj d’une tripotée de crevards rassemblés tous sous l’étiquette jouissive de cafards, je me lâcherais, putain ! Je me lâcherais pire qu’au paint-ball avec les potes ! Je me lâcherais, mais vilainement ! avec saloperie, plaisir, violence.
Je trouverais là une forme particulière d’orgasme.
Sale dans mon jean. Sale progressant, sans grande envie de progresser, le long de cette rue portant le nom d’un type, un jour qui a, je crois, symbolisé quelque chose. Quelque chose vraiment, je veux dire. Une ligne d’horizon ressuscitée. Un lointain pur où tous courir. Et maintenant. Et maintenant, je suis en route pour ce que je déteste le plus au monde. Je suis en route pour cette humiliation quotidienne de mon salariat. Et, par-dessus le marché, y’a mon caleçon qui remonte. C’est vraiment très désagréable. Va bien falloir, à un moment donné, si je ne veux pas que cet enfer-là continue, prendre le temps d’ouvrir une pression ou deux de mon futal, et tirer sur le bazar pour que ça cesse de frotter.
Ça ira mieux enfin. Ça remontera plus. C’est déjà ça. Toujours ça de pris.
De là à ce que, pour qualifier le marasme biologique qui sournoisement a pu mener à ça. Ça, je veux dire, cet enfer glauque de béton. J’accepte d’employer le mot évolution, là non, tout de même, faudrait voir à pas pousser trop mémé dans les orties, quoi, comme on dit dans votre belle langue française.
Mémé de toute façon, elle est plus là.
Mémé, la balle vicieuse d’un enculé kaki l’a liquidée. Il n’y a pas, au fond, tant d’années que ça. Mémé, elle pue très fort, six pieds sous terre. Moi, j’ai grandi. Et je me rase maintenant. Depuis une bonne dizaine d’années. Moi, j’ai grandi, tandis qu’elle pue, et j’ai du poil aux couilles même qui m’a débarqué. Surtout cette possibilité démente d’aller un jour me reproduire, là, tout en haut du grand envol, sommet solaire de la sacro-sainte vague du plaisir.
Mais non, ça, non. Ça, non, jamais. Je ne le ferai pas.
Ce jus très beau, je me le garde.
Ou bien plutôt, disons, je l’utilise à d’autres fins.
J’ai cette conscience insupportable au jour le jour qui me rappelle que balancer un môme à la surface hideuse de ce rien serait une faute. Très grave. Un crime. Une abjection. Jamais, comprenez-moi, jamais, je n’irai infliger à un petit bonhomme sympa, et qui jamais, jusqu’à preuve du contraire, n’a rien demandé à personne, la pesanteur abjecte d’avoir à supporter cela. Cela, le monde. L’infamie glauque, idiote, traitresse, malade et repoussante que Vladimir llitch Oulianov Lénine pourtant, un jour, a bel et bien tenté de pulvériser. En vain. En vain que Vladimir llitch Oulianov Lénine n’a fait que reproduire. Sous une autre forme. Une forme barbue. Carcérale. Dégueulasse. Que Vladimir llitch Oulianov Lénine peut-être même n’a fait qu’aggraver. Allez savoir. Quoi qu’il en soit, je n’irai pas. Jamais, non, je n’irai de toute façon infliger ça à quelqu’un d’autre. A aucun autre petit bonhomme sympa, je n’irai infliger la pesanteur sordide d’avoir à supporter l’infâme et cynique dépression de la grande saloperie marchande. Ça qui m’engrène, me gratte, me râle. Ça qui m’empoisse le corps, me vide. Ça qui m’embrase, me tue, me viole. Même et surtout les jours de plein soleil, me donne envie d’aller mutiler vos sourires avec un croc-de-boucher.
Jamais, à personne, non. Soyons sérieux. Mieux vaut le rien. Je n’irai infliger l’absurdité d’avoir à subir ça. Ça, le désastre. Ça, ce que dans mon caleçon remontant, sale progressant sans grande envie de progresser, tant bien que mal, je suis en train de supporter, ce matin con.
Ce matin con à toutes les cinq minutes me demander si la solution finalement, ça serait pas le grand plongeon du haut d’une tour.
Jamais, non mais vraiment, VRAIMENT, je le répète, même je le hurle et le martèle, ne me viendrait l’idée d’aller infliger ça à quelqu’un d’autre.
A moins bien sûr d’un accident de capote.
Mais bon, ça, c’est autre chose, ça, j’y peux rien, ça, faudrait voir à aller se plaindre auprès du service après-vente de chez Durex, sait-on jamais, d’ici à ce que ces glands en aient quelque chose à carrer de ma tragédie bosniaque, et par virement bancaire, et grandeur d’âme, aillent m’offrir quelque chose comme un dédommagement, disons, de l’ordre de 50% du prix de la capote.
Laurent Bouisset
Le confus Moby est devenu écologiste pour vendre des disques et au passage
« sauver l’humanité ».
Qui se souvient de Moby, l’artiste-révélation qui s’est abîmé dans l’oubli de l’industrie du disque ?
A qui arrive-t-il encore d’écouter ses tubes qui étaient si connus et ont tant résonné au début du siècle ?
Dix ans après son Play, plus personne ne prononce son nom et on prête encore moins l’oreille à ce qui pourrait lui arriver d’exprimer.
Et maintenant, comme par hasard, on le voit prendre en marche le train de l’écologie et de la préservation de l’espèce humaine, et se produire à la pelle dans une série de festivals naïfs croyant dur comme fer en leur capacité à faire prendre conscience en un clin d’œil aux spectateurs de ce genre d’événements (disons, sans caricaturer, une joyeuse bande de gobeurs de pilules vêtus de branchages) de l’importance du dérèglement climatique, de la contamination des rivières, du danger que représentent les radiations nucléaires, et nous vous épargnons le reste de cette litanie grotesque et accablante.
Assez, M. Moby ! Mieux vaudrait disparaître complètement de la scène médiatique. Arrêtez donc comme ça, c’est misérable, de vous obstiner à poursuivre une carrière parfaitement tarie depuis des lustres, depuis qu’aux critères mercantiles vous vous pliâtes et dignement même vous prostituâtes. Les contaminateurs d’oreilles sont déjà assez nombreux comme cela, M. Moby, vous qui avez été de votre temps un artiste innovant, ne persistez pas à apparaître dans des festivals misérables avec votre musique aussi commerciale qu’ennuyeuse. Comprenez bien que le Cornélisme n’a rien contre la musique commerciale mais qu’il est particulièrement rétif à la mauvaise musique, et c’est précisément ce que vous, vous faites.
M. Moby, arrêtez de vous rêver comme le super Moby à cape volant au secours de la planète.
Cela relève de l’évidence, Monsieur, que l’on prenne la question par n’importe quel bout, que ce vous cherchez, c’est retrouver la route d’un succès QUE VOUS AVEZ PERDU en abusant des écologistes confus, et en cherchant par tous les biais à les étouffer sous le gazon.
M. Moby
Laissez l’être humain disparaître en paix !
Laissez-le ronger la planète avec les acides de ses entrailles !
Aidez-le à disparaître au plus vite !
(et pour ce qui est de disparaître, nous espérons que tu seras le premier)
Eclate-toi plutôt avec les millions de dollars que tu as dû gagner pendant ta courte période de succès avant progressivement de t’immerger dans la profondeur des abîmes comme la planète que tu connais !
Tu es l’exemple parfait de ce pour quoi l’être humain doit disparaître !
Vive le mouvement cornéliste !
Vive le singe pensant comme successeur de l’espèce humaine !
Simiostein, aparecido en el invierno 2009-2010, es la primera pubmicación cornelista, donde se puede encontrar los primeros textos del movimiento. Estos fueron acompañados de una selección de colaboraciones de autores considerados afines a los proceptos del grupo.
Simiostein
El cornelismo es una línea de pensamiento pesimista frente al futuro de la especie humana, que sueña con un planeta sin seres humanos y dominado por una nueva especie. Esta es el Simio Pensante, la única especie inteligente, además del hombre, capaz de salvar del caos al planeta cuando este deje de existir.
Los cornelistas esperamos con deseo la extinción de la especie humana para que sea relevada por la especie de los Simios Pensantes como dominadores del planeta. Los cornelistas creemos que la especie humana está condenada a una inminente autodestrucción. Los Simios Pensantes encarnan la esperanza de una vida inteligente en el planeta tras la desaparición del Ser Humano. Por esta razón, tras las campañas de aniquilamiento, decena de simios pensantes que aún queda desperdigada por el planeta es cuidada con celo por cornelistas elegidos. Arriesgan sus vidas, son traicionados y exterminados los cornelistas elegidos. Pero no les importa. No existe el futuro como especie y mientras más pronto se llegue al final más cerca estaremos de la Nueva Era. La verdadera Nueva Era limpia de seres humanos.
Cornelio no está muerto. Protegido está en custodia de compañeros en alguna cueva o casa o castillo o cabaña o refugio en alguna parte del planeta. Guardamos la más pura esperanza que es la espera del Gran Final. La llegada del Gran Dios que es el Gran Caos. Impondrá el orden de un solo y certero golpe. Amenaza el Gran Caos. Late como el corazón de un niño ahora que el vendaje ha caído y ha delatado que Cristo y el Demonio son uno solo y el mismo, y es el hombre.
“Duerme, Cornelio, y prepárate para el invierno cuando no estemos nosotros que aún velamos por ti. Vendrá primero la luz enceguecedora y fulminante, a la que seguirá la noche más larga y oscura. Al amanecer emprenderás tu camino hacia la reconquista de lo que quede en este lugar”.
Es un honor para mí presentar Simiostein, la primera publicación del movimiento cornelista: un zine que pretende ser la ventana del movimiento, un pequeño medio para informar, difundir sus ideas y, a la vez, una forma de manifestar el cercano final y la decadencia de nuestra especie. Por esta razón, Simiostein se dedicará, por un lado, a buscar y publicar escritores de la generación agonizante que manifiesten esa decadencia y el pesimismo hacia su sociedad y futuro. Así mostrar que, más allá de una militancia particular, el sentimiento que guardamos los simpatizantes y espontáneos colaboradores del cornelismo cunde como pólvora amenazante. Sir G.
Si bien los simios pensantes que quedan con vida son varios, el movimiento inspiró su nombre en el caso más popular de persecución que los medios masivos recogieron. Cornelio y la actitud heróica del investigador y científico argelino Abdelhamid Laarej, en cuyo laboratorio se dio origen a la futura especie dominadora del planeta. Cuando empiezan a hacerse conocidos los experimentos y resultados del grupo de investigación que el profesor Laarej dirigía, se desató una serie de debates y polémicas entre los estudiosos y sabios del ramo en una línea más bien ética, para acabar focalizándose en la necesidad o no de cuidar y fomentar una especie que reemplace al Ser Humano cuando este deje de existir. Por un lado, la reacción y rechazo ante esta posibilidad que la mayoría entendió como aberrante y dislocada. Por el otro, los que vieron al Simio Pensante como una especie pura y limpia y, por ende, una alternativa acertada cuando la especie humana se extinguiera para, de este modo, no dejar al planeta sumido en el completo caos sin una especie inteligente que lo habite. En estas circunstancias, el tema llegó a oídos oficiales quienes, presionados por fuerzas diplomáticas extranjeras, intentaron por todos los medios posibles de hacerse con los ejemplares que guardaba el doctora Abdelhamid Laarej para una posterior eliminación. Antes de que irrumpieran en su laboratorio, había conseguido poner a resguardo algunos de los Simios Pensantes, los cuales fueron enviados secretamente a científicos favorables a la preservación de esta especie. El profesor perdió la vida por poner a salvo al último simio que logró sacar de su laboratorio, Cornelio, quien, finalmente, sobrevivió y se encuentra en paradero desconocido. Dado que muchos de los involucrados directos o indirectos en la historia no son personas anónimas y que la figura del científico argelino era conocida y respetada tanto en su país como en numerosos círculos internacionales, esta historia saltó a la luz pública y fue recogida por los medios de comunicación de masas. Y, como la historia se presta para la polémica y contiene todos los ingredientes para despertar curiosidad y desatar temores sociales, el tema pasó a ser de dominio público y dividió a los seguidores del caso, como en su momentos lo hizo con los científicos e investigadores, en seguidores y retractores. Es cuando publicaciones no especializadas intentaron definir el movimiento como un fenómeno social adolescente de pesimismo futurista y lo etiquetaron con el nombre del Simio Pensante más famoso: Cornelio. Sir G.
no
voy a tener un coche ecológico
no
voy a tirar menos de la cadena del wáter
no
dejaré de contaminar los ríos
ni apagaré el aire acondicionado
ni desenchufaré la nevera
ni diré menos mentiras
la tierra
que desaparezca poco a poco
tan lento como cae una noche
en el más profundo de los abismos
no ceder el asiento
no tener cuidado con los niños en la calle
en el metro
en los parques
en las escuelas
que el dolor curta sus huesos como al mármol
no
daré limosna al mendigo
no
visitaré al enfermo
y el preso
puede morir entre barrotes sin que me perturbe
yo
tendré un bosque y una casa en medio
–por fuera piedra fuerte por dentro madera–
cubrirá todas mis necesidades perniciosas
la habitarán mis mujeres y mis hombres
algunos de ellos transexuales
todos serán mis esclavos
todos serán jóvenes y bellos
cualquiera que se asome sucumbirá a mis caprichos
andaremos desnudos en verano y cubiertos en invierno
tendré animales perros gatos cabras caballos
agotaré la riqueza de la tierra de mis hectáreas
succionaré toda la savia de sus árboles
comeré todos los seres vivos que la habiten
me llevaré mi tierra conmigo cuando muera
mi especie de consumidores salvajes
no
no voy a hacer bondades
no
no voy a ser el ángel blanco que toca el arpa
seré el diablo desnudo y rojo que agoniza y vive para siempre
¿Quién se acuerda de Moby, el artista revelación que se perdió en el olvido de la industria musical?
¿Quién escucha alguna vez sus pistas que tanto sonaron y resonaron a inicios del siglo?
Han pasado 10 años desde su Play y NADIE oye hablar nada de Moby.
Y ahora resulta que se quiere subir al carro tan de moda de la ecología y de la salvación del humano, tocando en una serie de ilusos festivales que pretenden de pronto concienciar a la gente que asista (leamos fashion pastilleros cools vestidos de césped).
No, Mr. Moby, lo que usted debe de hacer es perderse para siempre de los medios y no seguir intentando una carrera agotada hace medio lustro desde que se vendió, en la embriaguez del éxito, a los caprichos de los sellos universales. Mr. Moby, que fue en su momento artista de avanzada, no siga esforzándose por allí, en festivales miserables, con su música tan comercial como aburrida. Y que conste: el Cornelismo no tiene nada en contra de la música comercial, pero sí contrala música mala. Y eso es lo que hace Usted.
MR. MOBY, NO QUIERA APARECER AHORA COMO SUPER MOBY SALVADOR DEL PLANETA.
Por donde miremos se ve que lo que quiere Ud. es subirte desesperadamente al escenario del éxito QUE PERDIÓ engañando ecologistas confundidos.
¡DEJA QUE EL SER HUMANO DESAPAREZCA EN PAZ! ¡DÉJALO CORROER AL PLANETA CON LOS ÁCIDOS DE SUS ENTRAÑAS! ¡AYÚDALO A QUE DESAPAREZCA CUANTO ANTES!
(Y EN ESTO ESPERO QUE SEAS EL PRIMERO)
¡MEJOR GOZA CON LOS MILLONES DE DÓLARES QUE SEGURO GANASTE EN TU CORTA VIDA ARTÍSTICA DE ÉXITO!
¡ERES EL EJEMPLO DE POR QUÉ EL SER HUMANO DEBE DESAPARECER!
¡VIVA EL MOVIMIENTO CORNELISTA!
¡VIVA EL SIMIO PENSANTE COMO RELEVO DE LA ESPECIE HUMANA!II
Los jóvenes autores que acompañaron los primeros textos cornelistas fueron:
Tulia Guisado
- Principios (poema)
Dante Oliva León
- Historia de un maquisapa capturado (relato)
Leonor Silvestri
- La curtimbre
- 2007
- Alto Palermo
- Santiago del Estero al 600
Diego Ramírez
- Si hay que luchar...
- Septiembre
- Nos negaron toda la noche
- No te pido una patria nueva
Alan Mills
- Oración del quinto día
- Polvo eterno
- Cariñito
- Oración del sexto día
Claudia Apablaza
- Yo me paseo
Héctor Hernández Montecinos
- La ficción es envolvente y fulminante
- La gran visión de los siete cielos gramaticales
- La parte de los intelectuales
- La interpretación de mis sueños
Álvaro Bisama
- Ciento setenta y dos mil ochocientos segundos
Christian Núñez
- Fin del mundo (11 a.m.)
- El libro de Job
- Soliloquio de una paloma
- La burbuja azul
José Manuel Barrios
- Nos acostamos sobre una pantalla de latex superfluo
- Ejemplos poéticos prácticos para vivir en democracia
- La perplejidad de la bandera
Yaxkin Melchy
- Canto de las mariposas superficiales
Alejandra Maldonado
- Muerte en Rosarito
Poemas visuales (pp. 18, 32, 47, 65, 72):
Sergio Pinto Briones
Ilustraciones:
Andrea Medina (simios de portada)
Miguel Uza (plátano de contraportada)
Ricardo Atl (3 p.)
Otros textos del Cornelismo
Me gusta despertarme a media mañana, después de una larga semana de trabajo, percibir el suave llamado del sol que tras mis cortinas grises me llama por mi nombre. Me gusta el olor tibio de mi cuerpo que se guarda bajo mis sábanas, que se descubre como el salto de un gato blanco cuando las hago a un lado. Me gusta el parquet que sostiene mis pies y me acompaña desde mi cama a la ventana, de la ventana al baño, del baño al centro de mi pieza. Me gusta mi cité con su parque al centro donde los niños mueren, pero antes de morir ríen a carcajadas, y luego crecen. Me gustan los postes de luz apagados, los vehículos de colores sombríos que, estacionados y fríos, me hablan de otros mañanas. Me gustan los árboles que el ayuntamiento entretiene, las madres gordas que pasan con sus bolsas a paso ligero, el pasto que crece sobre el abono, los perros que olfatean los pasos que dieron la noche anterior, la destreza que tienen para volver a poner el pie en el mismo agujero. Me gustan los papagayos y los caballos blancos, los monos que gritan sus vidas en sus cantos, los toros salvajes que espantan las moscas de sus grupas, sus testículos de donde beben las pulgas. Me gustan los elefantes que se regocijan en el lodo de alguna selva en proceso de desaparición. Me gusta el sol que con sus trenzas rojas les da abrigo y, como a ellos, a mí. Me gusta poner discos antes de pronunciar cualquier palabra, saberme protegido por mis cuatro paredes peladas, bajo las palabras de algún cantante muerto. Me gusta abrir la nevera y tomar mi tazón de leche con cereales y nesquik. Me gusta ver mi nevera equipada con los alimentos que necesito. Por eso voy al supermercado a pasar mi tarde. Me gusta empujar mi carrito y llenarlo de a pocos con mis productos selectos, seleccionados por mí mismo. Yo, nadie más que yo, escogiendo el menú de mi semana. Me gustan los yogures naturales, los productos biológicos, la leche empaquetada, la carne tratada con amor, el pescado cazado sin anzuelo, la butifarra y el foie gras. Me gusta el pan con semillas en la cortaza, el café venido del tercer mundo, la quinua que colabora al desarrollo de los pueblos, los productos con el dibujo de un panda. Me gusta el arroz de Asia, los pistachos, las mujeres exóticas traídas de Siberia, los brujos colgados de los pies que nos regalan su grasa para nuestras cremas. Me gustan las piernas gordas, las nalgas que se piden permiso entre sí. Me gustan los dulces que chorrean miel y que me obligan a chuparme los dedos. Me gustan los Macarrones y los Mil Hojas, los Éclairs au Chocolat. Pero lo que en verdad me hace me hace ver la estrellas, lo que en verdad me hace estirar los brazos y agradecer a algún Dios, es la sección de detergentes y suavizantes de ropa. Su olor sintético y sus envases de colores me hacen pensar en otros planetas. Luego de acariciar sus etiquetas, luego de lamer sus tapas y la base de sus envases, luego de trepar por sus estantes y rascarme las axilas, de enseñar mis dientes y gritar a los cuatro vientos mi nombre, luego de saltar de un lado al otro, de rodar en volantines como pelota, de señalar, reír a carcajadas y rascarme la barriga y el pecho, vuelvo a casa como nuevo, con mis bolsas recicladas, después de haber hecho mi terapia. Pero antes paso por mi Big Mac que, desde luego, es mucho más saludable que un kebab lleno de grasa.
Fotos Diego Sarmiento.
En ellas, Miguel Lerzundi y LM Hermoza.
Lo justo y el cornelismo
Tal vez para los creyentes de las religiones, la justicia tiene algo de trascendental, algo que va más allá y supera al ser humano en sus límites temporales, es decir, en su vida. Esto puede ser reconfortante. La esperanza de que una justicia no alcanzada en vida sea lograda más allá de la muerte, suena seductora. Pero más allá de la seducción, la idea de la Justicia Divina, es tan irrefutable como la de La Palabra de Dios que guarda la Biblia: porque es un acto de fe.
Acercándonos más a la Tierra y al Tiempo, seres humanos que somos del siglo XXI, impregnados de incredulidad y suspicacia, llenos de inteligencia que guía nuestra confianza, poco espacio tenemos para creencias sobrenaturales y nos entregamos al poder de la razón y la lógica. Esto es lo que hace sorprendente que, en este panorama, hayamos entronizado el poder de la justicia y, más aún, lo hayamos cargado de connotaciones sobrenaturales.
La justicia, fuera de ámbitos religiosos, no es verdad ni existe como virtud que trasciende al ser humano, nace y muere con él y su sociedad, es inherente a su condición de ser vivo. Se trata de una interpretación humana de los hechos, las acciones y la existencia. Pongámonos, pues, a pensar en una justicia sin el ser humano y no iremos muy lejos. Tan lejos como podemos ir con algo que no existe.
Es por eso que, al ser una concepción particular del ser humano (y hay tantas particularidades de seres humanos como seres humanos hay), no podemos entender la idea de justicia como una sola, como algo único, más bien como un conteo interminable de variedades, un cúmulo de justicias que caminan solas, se distancian, se encuentran y desencuentran y que las sociedades tratan de regular en una justicia social equilibrada que más o menos satisfaga a todos. Cosa que no deja de ser una alternativa artificial pero una alternativa al fin y al cabo.
Así pues los cornelistas tenemos también nuestra idea de justicia y es la que se merece el ser humano.
Pero, ¿qué es un cornelista? y ¿qué es un ser humano?
El Cornelismo, el pesimismo cornelista y su percepción del hombre
El Cornelismo “es una línea de pensamiento pesimista frente al futuro de la especie humana que sueña con un planeta sin humanos y dominado por una nueva especie...” La especie de simios pensantes en la que el científico argelino Abdelhamid Laarej trabajo por décadas y que, tras los resultados positivos y alentadores de su proyecto, fuerzas de poder de su país presionadas por intereses extranjeros decidieron exterminar. Sin embargo, una pequeña cantidad de ejemplares
fueron salvados en una heroica hazaña que le costó la vida al propio científico, pero que se convirtió en un hito del sacrificio y de la esperanza cornelista. Dichos ejemplares son cuidados por Cornelistas Elegidos en alguna parte del planeta. Y es, precisamente, a Cornelio, el último simio pensante que el Doctor Abdelhamid Laarej logró sacar con vida de su laboratorio, a quien debe su nombre el movimiento’.
El pesimismo cornelista se apoya básicamente en la capacidad destructiva y, en especial, autodestructiva que posee el ser humano, tan innata a él como su capacidad de lenguaje, que lo entrega alegremente a la destrucción de su entorno y de sí mismo. De esta forma, el Cornelismo tiene la certeza de que la extinción de la especie humana es inminente, como inminente es que después de la noche venga el día, puesto que es consciente de que el poder de destrucción y autodestrucción del ser humano es superior a su poder de regeneración. En esta circunstancia indiscutible de futuro, los cornelistas creemos que lo mejor que le puede pasar al planeta es que el
ser humano lo abandone cuanto antes para no alargar más su agonía; y no me refiero en naves espaciales hacia la colonización de Marte, sino desapareciendo simplemente, porque mientras más tiempo permanezca el ser humano en el planeta, es más seco que lo dejará. Una vez limpio el planeta de humanos, el Simio Pensante echará a andar solo hacia su propio devenir y futuro. Lo que pase entonces no nos importara ni tiene que importarnos porque no estaremos.
El ser humano es, pues, para el cornelismo, un fantasma, un ser agonizante en su
estertor, con sus defectos y virtudes que cada cual juzga según su sensibilidad, pero
cuyo rasgo principal es el vacío que promete: su ausencia, motivada desde luego, por su capacidad de destruirlo todo, de consumir la última gota de savia de sus árboles, el último mineral de sus tierras, la última botella de agua. Sírvase, pues, de su futuro que el Cornelismo aplaude.
La justicia para los cornelistas
El Cornelismo, entonces, trabaja día a día para acercar el Gran Final a la tierra; es decir, para acelerar el proceso de autodestrucción de la especie humana, la nuestra. Por eso, cree en las capacidades domésticas de cada ser humano para destruir y destruirse. Un acto tan cotidiano como NO reciclar u otro como exigir una bolsa de
plástico en el supermercado o comprar cds, o mejor: vinilos, son actos conscientes y Iúcidos del buen proceder cornelista. Ya que el único fin moral, estético, social, etc., no es otro que el abocado a la aspiración máxima del cornelismo: limpiar el planeta del Gran Parásito para la nueva andadura de Cornelio y su especie.
Creemos indefectiblemente en la capacidad natural e inherente del humano para acabar con todo. Para ello, no necesita más que entregarse a su esencia o naturaleza humana, que es el camino directo hacia la limpia Nueva Era: escuchando la humanidad que canta dentro de cada uno e insta a seguir nuestros impulsos, deseos,
tomar la fruta del árbol, arrebatarla o comprarla o llevarnos el árbol a casa y
colocarlo al lado del otro que tenemos. En esta humanidad natural aparece la noción más básica y doméstica de justicia, que no es otra que la Justicia Cornelista: a cada cual lo que se merece. Y no hablamos de igualdad ni de derechos ni de conceptos etéreos, hablamos de una simple verdad cada cual lo que se merece. La luz al final del túnel, para la humanidad, no es otra cosa que el abismo al que saltamos, debemos saltar e indiscutiblemente saltaremos. La extinción. El vacío. La desmemoria y el olvido. Por ser como somos, con nuestros vicios y virtudes, con el mal y el bien que engendramos, con el amor y el odio, con nuestra descendencia y nuestra ascendencia, con nuestra humanidad como una flor en la solapa, obtendremos la Justa Justicia de cosechar lo que sembramos: vacio, agujero negro...
Algunos datos sobre el Cornelismo
A finales de 2009 - inicios de 2010, en Lima (Perú), Palizada (México) y Barcelona (España), se presentó el fanzine Simiostein, la primera publicación de la Agrupación
Cornelista: por un planeta sin humanos. Dicha publicación sería la presentación en sociedad del Movimiento Cornelista y un primer intento por difundir sus ideas y atraer simpatizantes. Así, pues, encontramos, además de una recopilación de poemas y relatos de escritores latinoamericanos y españoles que los editores consideran
ejemplos de la “generación agonizante”, cercanos al cornelismo, los primeros textos de teoría y pensamiento. Un año después, aparece en París la segunda publicación del movimiento, Le Cornélisme International, esta vez en francés, con nuevos textos teóricos que los definen y clarifican un poco más, unos cuantos textos de ficción y
una diatriba visceral contra Moby, el artista neoyorquino que consideran enemigo número uno de su agrupación. En la actualidad, según se puede leer en sus blogs, se encuentran en pleno proceso de elaboración del segundo número de Le Cornélisme International y de su versión española.
* Texto aparecido en Excodra. Revista de literatura (y otras artes), número 3: Lo Justo, Octubre, 2011. ISSN 2014-1998.
Puedes leer el artículo en su PDF original.
Textos Sobre el Cornelismo
Recordando el Cornelismo: no hay mejor viento que el que nos aterroriza
Por L.M. Hermoza
Mis convicciones poéticas me impiden tomarme en serio la política, así como cualquier otra banalidad humana. Esto no quiere decir que sea indolente ante la condición del ser vivo, ni que la empatía me sea un valor negado; solo que en algún momento se apoderó de mí la consciencia de la nulidad absoluta de la vida.
Sin embargo, como cualquier otro ser vivo de nuestro tiempo, me he visto arrastrado por la comunidad a seguir algún objetivo; objetivo que puede tener muchas formas pero cuya justificación esencial siempre está ligada a la idea de la producción. Como muestra, el reclamo más básico y primitivo de la sociedad satisfecha de sus necesidades: producir un sentido a la vida; a partir de aquí, la concatenación de alegatos hasta llegar a la moderna estupidez: la búsqueda de la felicidad, del “yo” interior, del amor y del tristemente e ilimitado etcétera que nos alienta a soportar un día más este citoplasma.
Nos aferramos a la incerteza como marinero a mástil de un barco que siempre se hunde. No se salvará aunque lo rescaten.
Desde las tiernas flautas hechas de huesos que algún ser de otro tiempo talló, o las gordas hembras, miniaturas de piedra que, como amuleto, trofeo o lo que fuera cargaba algún enajenado desnudo, hasta los actuales rascacielos de Dubai, los etéreos bancos digitales o la última obra conceptual, todo, absolutamente todo lo que ha producido nuestra especie y producirá, no tiene ni tendrá el más ínfimo sentido de existencia: esté o no esté, no importa porque da igual.
Sin embargo, no pretendo hacer, por ahora, un alegato contra la castidad de la producción; pero tampoco pasar sin mencionarla porque es esta la que nos inocula nuestra necesidad de cambio, de ruptura y revuelta, que logra llenarnos de esperanza.
Vivir no tiene sentido, lógicamente hablando. Vivir es la insensatez más grande que nuestra mente pueda imaginar. Si tienes dos dedos de frente, estarás de acuerdo conmigo. Aparecer en este mundo para recorrerlo una pizca, desaparecer tal como vinimos, tiene sentido en sí porque es. Pero no lo tiene más allá de esto. Somos víctimas de la red de causas y consecuencias del vacío, la lógica anudada de supuestos, premisas que jamás podrían ser comprobables más que en nuestras torcidas cabezas.
En nuestro pobre razonamiento, ante esta certeza absoluta que todos compartimos, surge la desdicha. En todo ser humano late y bombea: es el otro corazón; y por ese corazón reaccionamos.
Toda especie de este planeta, por alguna lógica irracional, está obsesionada con extender su existencia. Por ello se reproduce, obsesivamente se reproduce; lo que no es una cuestión de simple sexo.
Desde la asexual prokariota, hasta la convulsa eyaculación de los muros de coral o la desesperada puesta del pez luna, pasando por el pulgón de repollo, cuya hembra recién nacida ya contiene el embrión de la siguiente generación dentro de sí, todos los seres vivos manifestamos la innata intención de seguir viviendo. Pero nosotros tenemos más cerebro y por eso actuamos de manera más estúpida.
Todo espécimen de nuestra especie es consciente en mayor o menor medida, quiera aceptarlo con dicha o lo rechace con terror, de la única verdad absoluta que le compete. Dicho de otra forma, no sirve de nada nuestra presencia. Y esta consciencia, si existe (sí existe), es porque tiene la única finalidad de hacernos desdichados. Es como la bacteria que quiere ser virus y se aloja insospechadamente tras la glándula pineal.
Así como poseemos la capacidad innata del lenguaje, tenemos la cualidad innata al sufrimiento, cuya esencia se focaliza en la sabiduría mencionada. La naturaleza nos ha dotado de esta facultad; y por esto la odiamos tan profundamente. Queremos vengarnos. Pero es nuestra enemiga primera que nos vence siempre, venció y vencerá. Naturaleza vence todo.
Habremos desaparecido antes de verla que se apaga.
No podremos adaptarnos a otros planetas; porque si pudimos sobrevivir la Era Glacial (lo más parecido que podría ser a sobrevivir como especie en otro planeta) es porque estaba, dentro de todo, llena de vida (vida igual comida) y porque éramos cantidad y pudimos llegar a ser puñado y aguantar más de 21000 años. Una oportunidad así no la volveremos a tener jamás; porque el puñado de ricachones que podrán escapar de nuestra piedra, lo hará para secarse congelados en otra que gire cerca. Una familia no crea una humanidad.
Destruimos nuestro ecosistema a una velocidad inasimilable para nuestra especie, tan rápido que ninguna inteligencia artificial de cuatro pelos podrá estar a la altura de nuestra histeria. Esta es la nueva esperanza a la que apelo.
A finales de la primera década del presente siglo, fundé en Barcelona la Agrupación Cornelista: por un planeta sin humanos, un grupúsculo que deliraba con la llegada del momento en que la Gran Madre Naturaleza se levantara por fin a dar el zarpazo final a nuestra especie. Por lo tanto, aceptaba la insensatez de nuestra existencia como parte esencial de nuestros actos. Esta consciencia nos permitía por momentos escapar del desconsuelo y aferrarnos a la idea de la fatalidad que permite asimilar lo que venga.
Nos daba alegría saber que éramos unos buenos para nada inexistentes ya de por sí; pero teníamos una debilidad: queríamos saber qué pasaba más allá. Era, pues, un movimiento adolescente de angustiados que celebraban el final. Por ello, ficcionalizamos nuestro mañana, reciclando una historia manipulada mil veces, la del simio que trascendería al hombre. Cornelio, manipulado por este, que le sobreviviría para repoblar el planeta una vez que el último de los nuestros se hiciese polvo. Lo más probable sería que para ese momento cuando ya no hubiera humano, menos existiera simio. Pero eso no nos importaba. Solo celebrar nuestra insensatez. Vivir cada día como una fiesta importaba ya que qué otra cosa queda por hacer frente a la fatalidad. Siendo humanos se destruye más. Destruyendo más se llega más lejos en la sacra misión de acelerar el autoexterminio humano, como un panal en decadencia, como la danza macabra de las hormigas. Desaparecer.
De Barcelona nos mudamos a París, en donde se unieron, presencial y digitalmente personajes variados, integrantes simiófilos mexicanos, chilenos, venezolanos, peruanos, españoles, franceses, un turco, gente desperdigada por esa ciudad y el globo, gente tan angustiada e insensata, reflejo uno del cada otro.
Los fanzines aparecieron, las lecturas en galerías de arte parisinas (porque sí, el movimiento fue tomado como arte conceptual), performances, hasta llegar a los actos mayores de la contaminación… ¿De qué otra forma de acelerar nuestra decadencia si no es contaminando? Soñábamos con organizar recitales el los lugares más podridos de la tierra, googleábamos para encontrar los peores, buscábamos fondos, pero solo llegamos a lanzar baterías al Sena.
Un integrante murió, devolviéndonos a la realidad de que no servía para nada ni nuestra retórica ni nuestras acciones porque el final siempre llega y no importa antes o después porque esa soficticación intelectual no tiene real existencia. La llegada suprema del final ya está aquí.
El globo se nos desinfló porque no podía ser de otra forma.
Al mismo tiempo, la realidad comenzó a superar nuestra retórica, la teoría empezaba a ser práctica y no éramos nosotros los actores. La autodestrucción se desacomplejó, haciéndonos sentir cada vez más ingenuos.
Nos despedimos con una última gran fiesta, y sin reproducirnos (paradoja dialéctica).
No estamos más pero fuimos.
Fuimos los Cornelistas que llegamos y nunca estuvimos.
Fuimos por un momento los que saboteamos tu fiesta, los que empañamos tu consuelo.
A continuación, presentamos una selección de textos cornelistas aparecidos en fanzines, revistas, blogs, de este ismo más que duró años que puedes contar con los dedos de una mano.
* "Recordando el Cornelismo: no hay mejor viento que el que nos aterroriza" es el texto de presentación de una selección y compilación de textos cornelistas.
2+ Literatura y pensamiento actual 70% latinoamericano (Barcelona, 2020)
Lee la compilación completa.
Por Andrea Cabel
"Pueblo joven I, II" y "Tan igual pero distinto" son los títulos de los tres volúmenes del poeta peruano Luis Miguel Hermoza, que nos invita a conocer la poética cornelista, y al mismo tiempo, la ruta de sus viajes por París y Barcelona. Entérate en este post quién es Luis Miguel, qué es el cornelismo, y cómo es su poesía.
Conocí a Luis Miguel hace, más o menos diez años. Desenfadado, talentoso y con una vida repleta de viajes, ese es Sir Gawvain, el descortés. Así lo llamamos quienes tenemos la suerte de conocerlo y saber de su vida, que es como una montaña rusa. Sir Gawvain, sobrino del Rey Arturo y un caballero de la Mesa Redonda que aparece muy tempranamente durante el desarrollo de las leyendas artúricas, es el nickname de nuestro poeta: un chico que estudió en el colegio San Antonio de Padua, y que luego siguió su carrera universitaria en la PUCP y siguió sus estudios de post grado en la Universitat de Barcelona. Gawvain o Luis Miguel, ha conseguido que sus tres poemarios sean traducidos enteramente al francés y que sean, además, impresos en Europa (España, Francia e Inglaterra) con bastante éxito.
¿QUÉ ES EL "CORNELISMO"?
El nombre viene de Cornelio, pero no precisamente del personaje de El Planeta de los Simios, sino de otro mono, que fue el personaje que elegimos para el relato fundacional del movimiento. Cornelio fue el mono preferido del proyecto de investigación de un científico Libio, el cual llegó a alcanzar la dinámica del pensamiento humano y a desarrollar un lenguaje. Esto le costó la vida al pobre sabio y a varios otros de simios avanzados. Sin embargo, algunos pocos fueron rescatados a tiempo, entre ellos Cornelio, quien pasó a paradero desconocido y, por ende, a convertirse en mito. El cornelismo asume que su raza regresará, como el Inkarri, pero esto será cuando el humano no exista más. Por esto es que el cornelista se entrega a la labor obsesiva de la destrucción de la especie humana...
¿AUTOCRÍTICAS AL CORNELISMO? LA POÉTICA DEL DESENCANTO
El problema estaba que por aquel entonces (cuando yo era cornelista) estaba cegado por el occidentalismo y esto me llevaba a pensar que toda la tierra era occidente, occidental u occidentalizable. Paralelo a occidente siempre han existido otras cosmovisiones que le han plantado cara y se han mostrado fuertes, aunque muchas veces silenciosas.... tanto que el egocentrismo occidental no las vio cuando no quiso verlas más. Muchas de esas otras cosmovisiones plantean otras formas de interacción social y con el entorno. Y está ahí, latiendo como el simio cornelista. Una vez que llegué a esa conclusión mandé el cornelismo al carajo. Lo disolví.
TRES VECES "PUEBLO JOVEN"
En un inicio los tres poemarios se llamaban de igual modo: "Pueblo joven". Tu idea de que "Pueblo Joven" es una trilogía no está muy alejada de la realidad. Tiene que ver, como sospechas, con mi proceso de inmigración y, en consecuencia, de apropiación de espacios, así como de de la invención de espacios nuevos que apropiar. Es la trilogía de un proceso migratorio. PJ I es la representación del espacio original (u originario) del cual se sale: un espacio post-apocalíptico, bastante ligado a las ideas cornelistas que transitaban por mi cabeza por entonces (2010). Luego escribí PJ II (2013), el cual puede leerse como la salida del pueblo y la inmersión en el tránsito, en el viaje. Es, desde la forma en que está escrito, el contenido, lo que relata, el más histérico y extenso, el más abrupto. PJ III es el reconocimiento del destino de la traslación, la toma de conciencia del hogar donde habitar: la poesía, la patria buscada ¿y tal vez encontrada?: el destino del proceso de búsqueda que se emprendió al salir del pueblo. Es más o menos el sentido que le doy a la trilogía.
¿POR QUÉ LA REPETICIÓN?
Como te comenté, a raíz de la disolución de lo que llamé cornelismo, mi tercer poemario se llamó de otro modo ("tan iguales pero tan distintos") No obstante, anteriormente se llamaba PJI, II, III. Entonces, ¿Por qué trilogía con un mismo nombre? No sé. Jamás pensé seriamente en eso. No suelo (sub)titular. Suelo enumerar. Sabes que he estudiado mucho de literatura medieval, donde casi no se titulaba. Creo que me acostumbré a eso. Mi gusto por la literatura medieval me inspiró también la forma de PJ II. Me gusta verlo como un manuscrito medieval en el que sólo el lector seguro y paciente se introduce. También es una forma de pensar en los principios antiguos de la literatura en los que importaba sobre todo el texto, es decir, el contenido, y su trasmisión.
Es por esto una idealización de la oralidad. Eso es PJ II. Es un libro con el que invoca a la oralidad... ya sé que me puedes decir: pero está escrito... Desde luego son las paradojas de las intenciones literarias, sus imposibilidades y frustraciones. Pueblo Joven III ya es una vuelta a la forma del verso. Otro detalle que me inspiró el titular con números las partes de la trilogía es la manera en que se titulaban los discos al inicio del boom de la industria discográfica; es decir, a inicio de loa 60's. Se titulaban I, II, III, IV... Pero, bueno, eso cambió.
LOS IDIOMAS Y SUS PAÍSES
La trilogía que será publicada en Londres no se publicará en inglés, sino en español. Es un sello de poesía en español, como el mío. PJ I y II ya han sido traducidas íntegramente al francés... el traductor les está buscando sello.
¿CÓMO DEFINIRÍAS LA ESTÉTICA Y LA POÉTICA DE TUS DOS PRIMEROS POEMARIOS?
Pueblo Joven es una visión futurista cargada de pesimismo sobre nuestras civilizaciones que no tienen otro destino más que el Kaos. Parece paradójico, pero el ser humano, incluso con sus mejores intenciones, ha trabajado desde siempre para destruir, destruir su entorno y, en consecuencia, destruirse a sí mismo, al punto de que sus acciones de regeneración no han dejado de ser más que simbólicas. Pueblo Joven es, pues, el libro de un pueblo que se está gestando en medio de ese Kaos, es un pueblo nuevo con costumbres, modos, creencias, traumas, obsesiones viejas, es decir, el pueblo de siempre. Dentro de esta realidad, anida asimismo la entrega necia y egoísta a los placeres (acaso la opción más inteligente) y así como la postura más arrogante de un ser que cree que puede cambiar, hacer y deshacer todo a la medida de sus deseos y/o caprichos."
DOS POEMAS INÉDITOS QUE ESCAPAN AL CORNELISMO
De Tan igual pero distinto
(Inédito)
*
el temor a la página en blanco es miedo a mí vergüenza
frustración de desayuno impotencia de
supermercado
todo aquello sin embargo lo dijeron mis abuelos de sus bocas
hojas de fauces lodo de palabras amarillentas
van amarillentas
vienen murieron de viejos o de causas naturales: uno aplastado
por la aplanadora del barrio –no hay muerte más
sensata y no hay dos–
la máquina recorre el campus la máquina tumba árboles casas
muros todo tragado será mi madre abre la boca
abetos para dar sombra
pinos para cuidar ojos proveer de alimento a ciertos animales
ciertos en invierno jugar con niños saltan
que saltan hambrientos
a las ruedas de las carrozas de cien pies por más letreros
que haya saben que no valdrá obstáculo
a todos nos sorprendió
–todos quiere decir el puñado de huérfanos descalzos–
los muertos muertos son ninguna nada jamás
para siempre siempre
se dice de una nunca sola la página en blanco sabe a miel
y una vez llena es papel usado poeta que bailas
en el mástil del barco
verde estás secando te vas de los hombros el sol te toma
samaquea tu cabeza con cuernos cachetea tu
nariz marrón que suda
la gota gorda te seca la cara tú sonríes lengua de vaca
que da vida dices que da calor que da lo que da
que da vértigo me oxida
me mata me hace dos
TIERRA oiga
TIERRA mire
*
hay un nudo negro
o morado o azul
hay un nudo negro-morado-azul
que se infla y desinfla
se mueve y compone
por un momento se deja fluir
por un momento expande
lo que parece son sus alas
por momentos se contrae y nada
creo que baila el nudo negro-morado-azul
moviendo la cola la danza lejana lenta cada vez más calma
la huida la llegada
la entrada al pueblo la salida del mapa
ese nudo huele y baila la música luminosa de lo oscuro
cuando todas las luces de pronto reunidas se apagan
salta el nudo entre mis manos
calienta y enfría
a veces quema a menudo
ese nudo negro-morado-azul habla
dice veo desde dentro que te rajas
dice veo desde dentro tus fisuras
a través de ellas fuerea tu exterior gotas que cuando caen
labra encharca pudre hierba da vida mata
ese nudo bailarín de balada
hace que me separe en dos
por ejemplo este domingo
mi habitación que es mi sala
mi habitación que es mi comedor
mi habitación con kichenette
está triste todo espesamente gris
sentado gris sobre mi cama
me había propuesto escribirle a Krisya
cómo disfrutar de mi país de origen en 30 días
y el nudo negro-morado-azul rueda
rueda cada vez más gordo calmamente gordo
por mis desfiladeros y quebradas
rueda las colinas donde se me marchita el sol
rueda diciendo rueda recordando llama
y yo que obedezco me veo cara a cara
en silencio mi mí frente a mí
mi hermano mi yo mi media naranja
dice que me hablo pero no me hablo
dice que me miro pero sí me mira
aquí y tan acá tan el mismo
diciéndonos él aquel sr. que dice soy
fuego y palabra que crepitan
dentro del nudo negro
morado azul
Puedes leer el artículo eb le web De un silencio ajeno.
Panorama Hyper-futuro
Por Elisa Rodríguez Campo
@elisarodriguezc
La palabra “futuro” inmediatamente nos remite a un ejercicio creativo. Durante el siglo pasado, algunos imaginaron acertadamente un futuro del cual nosotros hoy somos testigos presenciales. Aquel futuro que profetizó el escritor inglés de ciencia ficción J.G Ballard (1930-2009) albergaba una nueva concepción de la belleza. Para este visionario, lo atractivo no se correspondía con el equilibrio natural, sino que anunciaba un nuevo canon –grotesco- producto de la contaminación y la alteración del orden natural por parte de los seres humanos.
En 1962 cuando la ecología apenas comenzaba a retumbar en los oídos de algunos pocos, J. G. Ballard concibe su primera novela: El mundo sumergido, donde elaboraba preciosas imágenes alrededor del calentamiento global y el derretimiento de los cascos polares. Décadas más tarde en 1984, describe explícitamente su nuevo orden estético en: “What I believe”, una acumulación poética de crueles imágenes paradójicamente hermosas:
Creo en el poder de la imaginación para rehacer el mundo (…) para congraciarnos con los pájaros (…) para lograr las confidencias de los locos (…) creo en la elegancia de los cementerios de automóviles (…) en las gasolineras abandonadas (más bellas que el Taj Mahal) (…) creo en el vuelo, en la belleza de las alas y en la belleza de todo lo que ha volado siempre (…)
Artistas plásticos, fotógrafos, poetas y documentalistas contemporáneos evidencian el ideal de belleza anunciado por J.G Ballard. He querido mostrarlos a través de un caleidoscopio que contrasta la postura ecológica vs. la más humana (antiecológica).
La nociva acumulación de chatarra, plástico y enormes paisajes desolados, constituye el tema central de numerosas propuestas artísticas contemporáneas. Algunos conciben “la belleza” de estos paisajes alterados por el hombre para que los contemplemos y al mismo tiempo nos escandalicemos frente a ellos.
Frecuentemente los artistas contemporáneos expresan irónicamente su postura respecto al futuro mediante la tecnología. El fotógrafo francés Jean François Rauzier idea en 2002 la “Hyperphoto”, un sistema que le permite capturar panoramas altamente detallados que albergan billones de píxeles, recreando escenas desconcertantes y desolación infinita, pero aún así es capaz de hacernos verlos hermosos. Para adentrarse en estas interesantes fotografías de Jean-François Rauzier, recomiendo su website: www.rauzier-hyperphoto.com
Mientras, otros creadores conciben el arte como un medio para sensibilizar al público en torno al impacto medioambiental, otros creadores se rinden a su condición humana, terriblemente autodestructiva, asumiendo una actitud distópica, contraria al ideal. Surge así El Cornelismo.
El Cornelismo es una línea de pensamiento –pesimista- frente al futuro de la especie humana, que sueña con un planeta sin seres humanos, dominado por una nueva especie: el simio pensante, la única especie inteligente capaz de salvar del caos al planeta cuando el hombre deje de existir. La Agrupación Cornelista, fundada en Barcelona en el 2009, tiene entre sus conspiradores chilenos, españoles, franceses, ingleses, mexicanos, peruanos, turcos y venezolanos. El dantesco panorama de la foto de Rauzier, (ilustra coincidencialmente) la base conceptual de los cornelistas, quienes se pronuncian: “creemos que la especie humana está condenada a una inminente auto-destrucción” (…) no existe el futuro como especie y mientras más pronto se llegue al final más cerca se estaremos de la Nueva Era. La verdadera Nueva Era limpia de seres humanos.” (pág. 7, Simiostein n° 0)
Para los cornelistas el reciclaje y la preservación del planeta sólo retrasan el Panorama Hyper-futuro que imaginan, poblado de simios pensantes y donde no existe un ápice de humanidad.
Contrariamente a los cornelistas, hay quienes insisten en el llamado a la conciencia ecológica. El artista venezolano residenciado en París Rafael de Pool, también hace uso de la tecnología como una poderosa herramienta para hacernos conscientes del peso de nuestras acciones sobre la naturaleza.
Como Ballard, cree en la simbólica belleza de las alas y de todo lo que vuela, estudiando por décadas la biodiversidad de las aves y recolectando metódicamente en museos y gabinetes ornitológicos, las plumas de las 600 especies de aves que han desaparecido de la faz de la tierra en tan solo medio siglo. Pool realiza espectaculares trampantojos, escaneando e imprimiendo en papel el delicado diseño de estas plumas cortadas a mano. Lo impactante es que sólo tendremos la oportunidad de verlas inyectadas en tinta, pues los últimos 50 años fueron suficientes para su extinción. Rafael de Pool señala cómo derrames petroleros, represas y centrales hidroeléctricas, deforestación, pesticidas, explotación de minas (contaminación de las aguas) son nocivos para estos animales, sobretodo la terrible confusión que les hace chocar contra enormes edificios de cristal.
La caída de cientos de Ícaros y las instalaciones de la artista irlandesa Claire Morgan señalan especialmente la fragilidad de las aves, denunciando su deceso de una manera extraordinaria. Las aves caen partiendo a su paso -como hojillas- un suave equilibrio tejido en el espacio con materiales y fibras naturales.
Por último, como crudo enfoque del Panorama Hyper futuro que nos espera si no unimos voluntades, quiero mencionar al documentalista Chris Jordan. Este norteamericano captura la terrible situación que tiene lugar en las Islas Midway, un atolón de 6,2 km² localizado en el Pacífico Norte, cerca del extremo noroccidental del archipiélago de Hawaii. Justo allí, miles de aves mueren al ingerir la impresionante cantidad de basura plástica que flota en el océano. Los cadáveres de estos animales dejan ver sus estómagos como sacos contenedores de una “colorida realidad” y Midway es un hermoso llamado de alerta a que nos miremos frente a este espeluznante espejo y nos veamos en el futuro habitando este panorama… que ya no está a 2.000 millas de distancia sino dentro de nuestro cuerpo. El tráiler: http://www.midwayfilm.com/
Revista Mono (Venezuela, 2013)
Lee el artículo en la web resacatada de la revista Mono.
Por Sergio Pinto Briones
Fue en las entrañas del barrio Le Marais.
Era de noche y buscaba una calle, y no conseguía dar con ella, como si la desorientación –en este caso- fuera la mejor guía para ver con más detalle lo que la prisa termina por cegar, por enfriar las pupilas y definitivamente por entrar en la inercia.
Vi la galería y dentro estaba mi amigo sin chaqueta, como si ello fuera un aliciente, un consuelo de que la cosa, por lo menos, se está mejor entre cuadros en vez del frío calador del exterior.
Aprovechamos de tomar con dudosa naturalidad del vino francés que nos ofrecían y como acto de magia apareció una máscara plástica de simio sobre el rostro moreno de mi amigo.
Al poeta Luis Miguel Hermoza –como se llama él- lo conocí cuando ambos vivíamos en Barcelona, y siguiendo un poco la tradición terminamos como la gran mayoría de los extranjeros: abandonando Barcelona, después de unos años de convivencia, de concubinato con esa catalana guapa, pero distante. Él terminó en París y yo en Madrid, para instalarme definitivamente en el levante español.
Él, el simio pensante entremedio de “humanos”, me empezo a hablar de la Agrupación Cornelista, su movimiento, su activismo poético, su llamado a un nuevo planeta sin humanos donde vendrá el simio pensante, nuestra más pura esencia.
-“El hombre es destructivo y se autodestruirá- me dijo convincente Hermoza con su máscara de primate. “Esto es serio, no tiene nada que ver con las interpretaciones del calendario maya. Tenemos que abogar por un cambio poético inmediato de la realidad, fuera de toda retórica”, continuó.
Según los Cornelistas, la autodestrucción se hace viviendo, siendo lo más humano que se pueda, dejándonos llevar por nuestra propia y dura naturaleza.
En ese sentido, los dos estábamos completamente de acuerdo. “La tenemos jodida”, le dije y asentí con la cabeza, agregando que “a diferencia de los otros animales, nosotros actuamos por miedo en lugar de instinto. Miedo a ser unos monos desnudos, pero elegantes. O como decía Roberto Matta: Vivir con elegancia es ser honesto consigo mismo”.
-“El principal objetivo es de concienciar a la gente de nuestra realidad innegable de especie fantasma, en otras palabras: educar en la Buena Nueva de nuestra desaparición, y luego de asimilada esta verdad, entregarnos a nuestra humanidad más profunda”, concluyó Hermoza, dejándome como legado su inquietante máscara y la pregunta:¿Y si el fin de la especie humana es inminente? ¿Por qué retrasarlo más?
Lee el texto en El cornelismo internacional.
Entrevista realizda por Reinhard Huamán Mori
1. En pocas palabras, ¿qué es el cornelismo?
[Luis Hermoza] Es una línea de pensamiento pesimista con respecto al futuro de la especie humana, que desea su desaparición.
2. Encuentro de base una gran contradicción: si el ser humano debe desaparecer, por qué sigues con vida. Entiendo que como principal agitador y modelo del cornelismo deberías dar el ejemplo y ser coherente con lo que propones.
[LH] Esa es la primera reacción de la gente. De hecho, es una forma de decir: ¡desaparece y no fastidies! Pero no hay absoluta contradicción entre lo que propone el cornelismo y seguir con vida, porque lo que desea el Cornelismo es que el ser humano (como especie) desaparezca, la muerte particular y anecdótica no nos sirve para nada. Porque, por morir, vamos a morir todos en un momento. Al contrario, el cornelismo reconoce en la vida humana el principal motivo, modo y herramienta de nuestra desaparición, es decir, solo siendo lo más humanos posible es como nos extinguiremos. Llegamos al mundo para destruirnos y destruir lo que tocamos. Conforme han pasado los siglos hemos acelerado el proceso de (auto)destrucción. Lo que quiere el cornelismo es que esto sea aún más rápido, que nos (auto)destruyamos más y mejor. Y eso no se consigue matándonos, sino viviendo, siendo lo más humanos posible, entregándonos a nuestra naturaleza que es esencialmente destructiva hasta desaparecer como especie. Apagarnos como una vela que consume toda su cera. Aunque, desde luego, respetamos el suicidio, la inmolación, las guerras, lo cierto es que no nos parecen fundamentales en el objetivo cornelista.
3. Y cuando esto ocurra, ¿qué habrá luego?
[LH] No importa.
4. Entonces, ¿para qué tanto esfuerzo?
[LH] Para no seguir alargando nuestra agonía ni la de nuestro entorno. Y no te preocupes que no es tanto esfuerzo: el ser humano hace todo para destruirse por sí solo. De hecho, podríamos sentarnos a esperar simplemente, que es lo que hace la mayoría de gente: trata de no pensar en ello, se evade, etc. Pero los cornelistas no. Más bien trabajamos por algo seguro. El esfuerzo perdido está del otro lado, de los que quieren dar vuelta a esta verdad, a este futuro y tratar de salvarnos. Eso sí me parece una locura.
5. ¿Por qué ser cornelista y no de Green Peace?
[LH] Es muy fácil. Los Green Peace y la mayoría de los ecologistas quieren en sí, tras sus acciones para salvar al planeta, salvar al ser humano y eso es precisamente lo que no quiere el cornelismo, lo que le parece esencialmente beocio. No tenemos nada en contra de los animales ni las áreas verdes, nada en contra del ecologismo puro, pero estamos en total desacuerdo con el ecologismo humanista, que siempre es hipócrita, que viene con su mascara de flores pero que esconde a un humano detrás. Además, si algo se va a salvar es el planeta: el ser humano sigue creyéndose el centro del universo, esencial, necesario, cosa que es una gran mentira.
6. ¿Se basa el cornelismo en el resentimiento?
[LH] El cornelismo es la esencia lúcida de nuestra calidad humana. Así que se tiene que basar en todos nuestros sentimientos sea cuales fueran.
7 . ¿Incluso la violencia?
[LH] La violencia es la expresión de un sentimiento, es una reacción natural y por tanto tan humana como inevitable, como innegable.
8. Cuál es la diferencia entonces entre un terrorista y un cornelista, ideológicamente hablando?
[LH] El cornelista quiere educar, concienciar, no causar terror. Sin embargo, si lo que decimos, si nuestro mensaje asusta, es algo externo a nosotros. Hay personas que se asustan, otras que se entusiasman con nosotros, otras se enamoran, otras nos odian. No podemos controlar los sentimientos que generamos ni nos interesa hacerlo. Porque son los sentimientos precisamente los que impulsan al humano a actuar, a reaccionar, a vivir y, por ende, a esparcir su humanidad por donde vaya, es decir, ¡su esencia autodestructiva necesaria para nuestra extinción!
9. Literaria y gráficamente el cornelismo es sensacional, pero… cuáles son sus principales objetivos?
[LH] El principal objetivo (en el que se resumen todos los demás) es de concienciar a la gente de nuestra realidad innegable de especie fantasma, en otras palabras: educar en la Buena Nueva de nuestra desaparición, y luego de asimilada esta verdad, entregarnos a nuestra humanidad más profunda, que es la clave de nuestra extinción.
10. ¿Por qué elegir un modelo ya desfasado como lo es un panfleto para difundir el cornelismo?
[LH] Creo que el panfleto no está desfasado ni lo estuvo ni lo estará. Es la manifestación primera para expresar seria, consciente y públicamente tu descontento hacia lo que sea. Ahora hay otras formas, como sugieres más «a la moda», las performance, por ejemplo, que no dejan de ser una elaboración elevada y por eso más restringida: ¿quién se acuerda de las performances? ¿quiénes les hacen difusión? Solo unos cuantos enterados. Y no está mal porque ese es su concepto. Lo que pretende el cornelismo es pasar de mano en mano y después de boca a oreja y, pese a todo, pese a lo que nos quiere vender el mercado con los medias numéricos, sabemos que seguimos valorando el objeto, que somos seres de ojos y tacto. Por lo demás, a la vez que tenemos nuestros fanzines-panfletos, tenemos blogs, canal youtube, grupo facebook, etc. No somos abuelos renegones y nostálgicos. Conocemos los medias actuales y tratamos de usarlos para el bien del cornelismo. De hecho, tenemos en proyecto realizar unas performances. ¡¡¡Por un planeta sin humanos!!!
11. ¿Sobrevivirá el cornelismo a la crisis o el cornelismo es producto de la crisis?
[LH] (Risas) El cornelismo sobrevivirá hasta que dejemos el planeta, y no precisamente para irnos a Marte.
12. ¿Es esta una línea de pensamiento más teórica que práctica?
[LH] Como te digo, trata de inculcar un ideal de futuro cuya práctica se manifiesta en actos tan humanos que pueden ser domésticos y privados: consumir, comprar plástico, no reciclar, despreocuparte por lo que no debes preocuparte, del hambre, de los pobres, vivir tu vida simplemente, etc. Por eso es que puede verse como un movimiento más que todo teórico. Sin embargo, su práctica es la mas vital y cotidiana. En otras palabras, no necesitamos una guerra ni las manifestaciones de los indignados para destruir nuestra especie, o mejor, para autodestruirnos. En silencio, pero a paso seguro, marcharemos juntos a nuestro mañana del que no hay vuelta, a nuestro mañana sin noche ni día.
13. O sea, hablamos de la existencia de cornelistas pasivos y activos, o, lo que es más irónico, todos somos cornelistas sin saberlo.
[LH] Así es, mi estimado. Pero lo que el cornelismo busca es que lo sepamos, aceptemos y nos entreguemos a los valores cornelistas, porque de esa forma aceleraremos nuestro final como especie, que es nuestra lucha. De hecho, lo que buscamos es que seamos humanos, lo más limpiamente humanos que podamos, darnos de lleno a nuestra naturaleza.
14. ¿Cuáles son estos valores cornelistas de los que hablas?
[LH] 1. Creer en la Buena Nueva de la extinción de nuestra especie. 2. Trabajar por ella. 3. Transmitir el mensaje de fe y esperanza que el cornelismo encarna: la esperanza del fin. 4. Ser consumidor libre de culpas. 5. Ser capitalista neo-liberal militante. 6. Estar en contra del ecologismo humanista. 7. Despreocuparte por la salud del planeta. 8. Entregarte sin temor a tus sensaciones y sentimientos más humanos. 9. Entregarte a la forma de vida más humana que puedas concebir. 10. Vivir, moverte y esparcir tu humanidad por donde vayas y en lo que toques. Ect., etc…
15. Según el panfleto, el cornelismo clama la aparición de un nuevo simio que gobierne el planeta. ¿Cómo debe ser ese simio nuevo y por qué un simio y no una cucaracha?
[LH] Porque el Simio Pensante, que personifica la figura de Cornelio, el simio salvado del laboratorio del doctor argelino Abdelhamid Laarej, sabio y mártir de nuestro movimiento, que aguarda protegido por Cornelistas Elegidos su momento, es el Mesías que echara a andar cuando no estemos nosotros. Es a partir de él y de su semen precioso que fecundará sus monas, que la tierra tendrá su nueva oportunidad. ¿Por que no una cucaracha?… La especie la puso la historia, siempre la pone la historia. Nosotros no la escogemos.
16. ¿Tiene la historia más peso que el cornelismo?
[LH] Desde luego. El ser humano ha sido victima de la historia siempre. Y nosotros por donde nos huelas celebramos la humanidad.
17. ¿Cuántos fanzines ha editado el cornelismo?
[LH] Tres. Simiostein que se presentó en Lima (2009), Barcelona y Palizada (2010). Le Cornélisme Internacional, en francés, junto con el poeta masiliense Laurent Bouisset en primavera del 2011; y El Cornelismo Internacional, adaptación de su homónimo francés al español, en otoño 2011.
18. ¿Cuáles son los próximos proyectos cornelistas?
[LH] En un par de semanas aparece Pueblo Joven, el primer poemario cornelista. Pablo Martín Sánchez, que publicó hace un par de meses Fricciones, escribirá nuestra primera obra de teatro. Por otro lado, estamos trabajando en París para llevar a cabo encuentros cornelistas en el subsuelo de los que tendrás noticias. Y continuar con los fanzines. Inmediatamente lo que más nos preocupa ahora es la difusión de nuestro pensamiento.
19. ¿De qué manera se complementa el cornelismo con tus otras facetas de poeta, narrador y editor?
[LH] No se complementa. Estoy entregado al Movimiento. Desde que me hice cornelista todo lo que hago con mis otras facetas apunta ineludiblemente a nuestro ideal.
20. Finalmente, algún mensaje a los cornelistas y no cornelistas…
[LH] No tengáis miedo y entregaros a vuestra esencia más humana, a vuestro lado mas humano, que late como otro corazón. Sed felizmente humanos, aceptaros como tal y caminad sin complejos ni vacilaciones por la arena del reloj que se nos vence. Entregaros a vuestra esencia autodestructiva que cada cual guarda como flor en la solapa y caminad juntos como la gran familia de Abraham que somos hacia el precipicio de nuestro horizonte. ¡¡¡Por un planeta sin humanos!!!
Lee la entevista en la web de Ginebra Magnolia.
Camaradas de la Orden del Bombín:
En los congresos de medio mundo, los participantes empiezan sus comunicaciones dando las gracias a los organizadores. Pero el autobombástico es un ser diferente y no hace lo que hace todo el mundo. El autobombástico mira las cosas siempre desde la otra orilla, el autobombástico rema siempre a contracorriente. Por eso yo no voy a empezar dando las gracias, sino pidiendo disculpas. Y ello por dos motivos. En primer lugar, por la brevedad de mi comunicación, aunque espero hacer de la necesidad virtud, pues todos sabemos que lo bueno, si breve, dos veces bueno (y lo malo, si largo, dos veces peor). Y en segundo lugar, porque no voy a dar respuestas, sino a plantear preguntas. Lejos quedan ya los tiempos del I Congreso Internacional de Patagénesis, en el que llegué a afirmar de modo apodíctico que «el origen patagenético del ser humano es extraterrestre». Hoy, tres años después, ya no tengo la presunción del advenedizo. Hoy, tres años después, me afilio a la escuela del viejo Gadamer cuando dice que «preguntar es más difícil que responder», y por ello mismo más útil.
Pero entremos ya en materia. En el citado Congreso Internacional de Patagénesis nos interrogamos sobre el origen del ser humano y, sin querer en modo alguno cerrar el círculo (pues el círculo no es más que una espiral suicida, como todos sabemos), me propongo hoy aquí reflexionar sobre el fin del ser humano. La primera pregunta parece obvia: ¿es evitable el fin de la humanidad? Pero la segunda es, como siempre, más interesante: ¿es deseable el fin de la humanidad? El autobombismo no puede dejar de hacerse estas preguntas y tal vez la corriente cornelista pueda ayudarnos, si no a responderlas, al menos a plantearlas desde la óptica adecuada. En los últimos años se ha extendido un movimiento ecologista que pretende salvar el planeta y alertar de los peligros que lo acechan por culpa del ansia salvaje del consumismo humano. Pero que un aspirante a la presidencia de los EE.UU. haya sido uno de los principales abanderados del movimiento debe hacernos, como mínimo, desconfiar. ¿Realmente se trata de salvar el planeta? No, queridos autobombásticos, se trata de salvar al ser humano para que pueda seguir consumiendo y la rueda del capital no se detenga hasta el final de los tiempos. Porque, a ver: si realmente se tratara de salvar el planeta, ¿cuál es la mejor estrategia para conseguirlo, si es por culpa del ser humano que está en peligro? Efectivamente: el método más seguro para salvar el planeta es acabar con el ser humano. Y así lo defiende la filosofía cornelista: «El Cornelismo es una corriente de pensamiento pesimista –se puede leer como epígrafe a su primer manifiesto– en lo relativo a la evolución de la especie humana y persigue el sueño de un planeta sin humanos, dominado por una nueva especie: el Mono Pensante, la sola y única especie inteligente capaz de salvar al planeta del Gran Caos cuando el Hombre, por fin, haya desaparecido de la faz de la Tierra».
El nombre del movimiento cornelista se inspira en el último Mono Pensante, Cornelius, que el científico argelino Abdelhamid Laarej consiguió salvar del laboratorio donde se disponía a criar a la futura especie que gobernará el mundo, tras la necesaria desaparición del ser humano. Pero cuando sus trabajos empezaron a salir a la luz a finales de los años noventa, el laboratorio fue atacado, el científico asesinado y todos sus monos recluidos en alguna isla ignota del Pacífico. Sin embargo, hubo uno, el gran Cornelius, que consiguió salvarse escondiéndose en el frigorífico del laboratorio. Murió congelado, claro, pero el movimiento cornelista lo tiene ahora criogenizado en su sede secreta de Suiza, a la espera de que llegue el momento de sacarlo a la palestra.
El cornelista es, pues, anti-ecologista, pero no anti-ecológico: está en contra de los que se llenan la boca con la salvación del planeta cuando lo único que quieren es salvar el culo y el de sus hijos. La tarea del cornelista es, así, la de crear el caldo de cultivo que lleve al ser humano hacia la feliz y ansiada autodestrucción colectiva, hacia la irrupción de la Gran Conclusión, hacia la llegada del Caos Inmenso que imponga un nuevo orden sobre la Tierra. No se trata, sin embargo, de exterminar al ser humano de un modo expeditivo. Por eso el cornelista no aboga por el suicidio individual, todo lo contrario: si el cornelista se suicida, ¿quién quedará para transmitir la buena nueva de la Destrucción Universal? No, no, el cornelista ni debe ni puede suicidarse, pues dejaría la salvación del planeta en manos de los que solo pretenden salvarse a sí mismos. ¿Cuál es entonces la estrategia a seguir? La aceleración, la aceleración del proceso autodestructivo del ser humano. Y es tarea del cornelista encontrar el camino para conseguirlo.
Claro que a nosotros lo que nos interesa es saber cuál es el papel que debe desempeñar el autobombástico en todo esto. Y, bueno, eso es algo que deberíamos decidir entre todos. Pero hay algo que yo tengo muy claro: el autobombástico debe escribir, debe fotografiar, debe componer, como si su texto, su foto y su melodía fueran a ser leídos, mirados o escuchados por el último ser humano sobre la faz de la Tierra. O, mejor aún: por el primer Mono Pensante de una nueva era.
Muchas gracias, camaradas.
Marta Polbín
Por Juan Carlos Méndez
¿Qué tienen en común Phillip Butters, Susy Díaz y la selección de Ecuador? El Cornelismo Internacional. Tranquilidad. Los monos con metraca lo aclaran todo.
UNO
La noche del martes 8 de noviembre las redacciones se paralizaron: Phillip Butters había sido sancionado por el Tribunal de Ética de la Sociedad Nacional de Radio y Televisión (SNRTV). ¿Cuál era el motivo? Haber dicho, en febrero, que si veía a un par de homosexuales besándose frente a su hija, se uniría a ellos. Y los separaría a golpes para dar el ejemplo.
La sanción ordenaba a Butters pedir disculpas públicas. Él ha respondido que ni de a vainas. El MHOL ha iniciado un proceso penal “por delito contra la humanidad, en la modalidad de discriminación” en contra del popular “mono blanco”.
DOS
Les decimos monos. Luego del crimen de Walter Oyarce, un opinólogo cuyo nombre no recuerdo escribió algo que sí se quedó entre las orejas. La animalización verbal del enemigo (“mono”, “gallina”) es una estrategia para deshumanizarlo y convertirlo sin remordimientos en víctima. Se trata solo de un animal.
Jaime Pulgar Vidal, periodista deportivo graduado de historiador, me dijo que en una entrevista que los ecuatorianos nos ven de la misma manera que nosotros miramos a los chilenos. La herida territorial: los “monos” perdieron la mitad de Loreto a manos de las “gallinas”.
Desde que se empezó a jugar bajo el sistema “todos contra todos” –eliminatorias para Francia 98-, Perú se ha enfrentado 4 veces con Ecuador de visita. Tres derrotas (4-1 en 1996, 2-1 en el 2000, y 5-1 en el 2007) y un empate (0-0 en el 2003) es el saldo.
Perú tratará de hacer historia en Quito el martes 15 a las 4 p.m.
TRES
Es unánime. Todos se quieren casar con Susy Díaz. Magaly ha inoculado a través de la tevé un reality donde la ideología “vive la vida y no dejes que la vida te viva” y sus escarceos dizque amorosos con un chibolo que no merece ser nombrado (¿serán los celos?) la está rompiendo.
Aunque desordenadamente, he prestado atención a los capítulos del programa. Horas antes de boda (lunes 14, 9:30 pm) me he preguntado: ¿por qué estoy viendo esta mierda?
Alguien que respeto mucho me dio una pista. Me dijo, refiriéndose a las diferentes maneras de homenaje escrito que recibió cierta persona, que la más memorable había sido aquella que contaba una historia. Ni la que describía su belleza, ni aficiones, ni logros. No. Aquella que relataba una anécdota donde el personaje adquiría significado y permanencia mientras las otras notas eran una suma de palabras barridas por el olvido.
Ese puede ser un factor.
Quizá el otro tiene que ver con esa teoría que dice que la burla es en el fondo una expresión de alivio: celebras no ser quien metió la pata. Celebras no ser el mono (a) del circo.
Se casa el lunes 14.
CUATRO
Conocí a Luis Miguel Hermoza cuando se iba. Hace 15 años más o menos. Era de madrugada y cuando se acabó el trago alguien mencionó su nombre y la palabra despedida. De pronto estábamos en su sala y había licor. No cruzamos palabra.
A Luis Miguel lo volví a ver hace un par de años en una de sus visitas a Lima. Me enteré que había estudiado Filología Románica en Barcelona y que ahora era Dj en París. Esa noche un carro conducido por una mujer se estacionó en la puerta del bar. Él se paró. Corrió. Abordó el auto. Y se fue sin pagar sus chelas. Todos lo maldecimos.
Hace unos días recibí un correo suyo en el que me conminaba a leer “El Cornelismo Internacional”. Obedecí. Y me he encontrado con un gran libro de poesía. En realidad es un gran libro que merece ser destruido. Debe ser cortado en pedacitos y luego ser reescrito completamente. Pero es un gran libro. Allí está. Palpita.
SIMIOSTEIN
Ironía. Esa es la llave que abre el cofre donde se oculta el corazón de este libelo. Bajo el truco del manifiesto que clama el exterminio humano, la verdad es que hay un canto a lo Whitman. Hay por allí también algo de Moro y si se fuerza el asunto hasta se podría hablar de Nietzsche. Pero sobre todo está Hermoza, el autor, quien define el cornelismo como “una línea de pensamiento pesimista frente futuro, que sueña con un planeta sin seres humanos y dominado por una nueva especie: el Simio Pensante".
Evidentemente la revuelta nace de la frustración contemporánea: “TODO va a mil por hora en nuestra época. Los sentimientos, las creencias, los deseos e identidades, todo tropieza y arremete contra si, oscila al ritmo y voluntad de nuestros fantasmas. Hoy queremos ser esto, mañana querremos otra cosa. Los sueños se superponen y caen nuevamente, porque detrás de cada uno de ellos hay otro esperando, y otro más, y otro aun más sediento de nuestra sangre haciendo su cola (…). Y, en consecuencia, irremediablemente me duele. Y como me duele, sufro. Y como sufro, huyo”.
Dentro de su ironía también es una advertencia: “Se levantará la Naturaleza, Rey y Reina del Kaos, a poner orden de un manotazo con su lógica contundente, haciendo de nosotros polvo, barro, tierra”.
Todo salpimentado con momentos de absurda lucidez: “CADA pedazo de tela que comemos, cada cuartilla de papel que vestimos, cada zapatilla que hervimos en la sopa, cada bolsa de plástico que llevamos en los pies, cada trazo de tinta con que nos maquillamos por la mañana son la manifestación más pura de la esperanza cornelista”.
Puedes consultar el artículo en Nosotros matamos menos.
Por Christian Nuñez Tello
* A propósito del IV Encuentro Nacional de Escritores, celebrado en Ciudad del Carmen y Palizada, Campeche (México) los días 19, 20, 21 y 22 de Mayo de 2010.
De regreso a Mérida, he conseguido tres obras presentadas en Palizada valiosas por mérito propio: Una herida blanca, de Pablo A. Graniel (Premio de Poesía Benemérito de América 2005); La piel, de José Díaz Cervera (Premio Nacional de Poesía Efraín Huerta 2008), y Largo viaje al presente, de Javier Acosta (recién galardonado con el Premio de Poesía Aguascalientes 2010 por Libro del abandono). Y en cambio, mi itinerario cultural ha sido otro: de las calcomanías a los relatos de terror, de los relatos de terror a los videojuegos, de los de videojuegos a las películas porno, de las películas porno al existencialismo, y del existencialismo al cornelismo.
Vengo de una ciudad pequeña, con ideas pequeñas y un zoológico al que me llevaban los domingos. En aquel recinto, la mona Susie arrojaba excremento a los visitantes. La noche que presenté Simiostein (sábado 21 de mayo, 7:30 PM), decidí no proclamar ningún manifiesto. Le dije al público que, a diferencia de mis compañeros, simplemente leería unos poemas de La burbuja azul. Dije que conozco a Luis M. Hermoza vía Messenger, leí unas opiniones suyas en torno a la disidencia y repartí 42 ejemplares del fanzine a las personas reunidas esa noche en el Parque de la Libertad en Palizada, con una réplica de la Estatua de la Libertad neoyorkina. Atrás de mí, se transmitía el clásico The Kid de Chaplin.
Esa misma noche, oímos la explosión de un carrito de hot-dogs y la gente se movilizó temiendo algo espantoso. Pero el accidente, en vez de interrumpir la velada, instauró un clima divertido. Yo había llevado una Biblia versión Reina Valera 1960, había seleccionado tres salmos fundamentales en mi formación religiosa (23, 91 y 121) y moría por recitarlos; tampoco hubo tiempo. Unos amigos me llamaron para desmantelar estrobos de una casa abandonada frente al río, y cruzamos en lancha. Cuando terminó el evento, seguimos la fiesta en una cantina-discoteca. Y no sé si venga al caso, pero a la mañana siguiente los escritores se fueron de Palizada sin mí.
“Tú sólo quieres destruir, colocar explosivos, acabar con el status quo. Estás poseído de furia neandertal. Cierras los puños y lanzas como una pelota de béisbol toda tu mala vibra”, pensaba. Y mientras regresábamos a Mérida, recordé un texto de Alejandro Zambra titulado Contra los poetas, que tampoco leí en el encuentro porque no se presentó la ocasión: “A veces algún reportero compasivo les pregunta para qué sirve la poesía en este mundo deshumanizado y consumista. Ellos suspiran y responden lo que han respondido siempre: que sólo la poesía salvará al mundo, que hay que buscar, en medio de la confusión, palabras verdaderas y aferrarse a ellas. Lo dicen sin fe, rutinariamente, pero tienen toda la razón.”
En 1994, año de lanzamiento de Donkey Kong Country para Super Nintendo, en México tuvo lugar “el error de diciembre”, una crisis financiera que motivó suicidios y daños colaterales a los demás países latinoamericanos. Tres años después, Star Fox 64 incluiría un jefe final llamado Andross, un primate cibernético difícil de matar, y uno de los jefes de nivel era un robot rabioso que se preguntaba Where is the creator? En aquel tiempo, mis padres dejaron de llevarme al zoológico y yo encontré en los videojuegos una forma de retribución autista. Sin embargo, es el filme 12 monkeys (Terry Gilliam, 1995) el que me hizo desconfiar del Homo sapiens. Porque si Dios había hecho tan mal las cosas, sólo quedaban dos opciones: o era un mono, o no lo era.
Está registrado en The fight club, de Chuck Palahniuk (pero la cita viene de El complejo Fitzgerald): “No tenemos una gran guerra en nuestra generación, o una gran depresión, lo que sí tenemos, es una gran guerra del espíritu. Tenemos una gran revolución contra la cultura. La gran depresión de nuestras vidas. Tenemos una depresión espiritual.” Ahora, compárese con la respuesta de Sir G. en la entrevista que le hice en http://www.unasletras.com el 16 de febrero de 2009: “Estés en donde estés, en la parte del mundo occidental que sea, la gente, en especial los jóvenes, los que se formaron en la resaca de la post-guerra fría guardan un compartido descontento vital, decepción vital, desesperanza.” ¿Pura coincidencia? Yo diría que no.
Tanta estupidez ha tenido que llevarnos a esto. Hay una sensación de fraude absoluto y las ganas de lanzar mierda son notorias. Me sorprende que Bernardo Soares, el heterónimo de Pessoa que escribió el Libro del desasosiego en el siglo pasado, ya pudiera formular el comportamiento que nos rige actualmente, y sin reparos: “En la vida de hoy, el mundo no pertenece más que a los estúpidos, a los insensibles y a los exaltados. El derecho de vivir y de triunfar se conquista hoy casi mediante los mismos recursos con los que se conquista la internación en un manicomio: la incapacidad de pensar, la amoralidad y la hiperexcitación.” Los cornelistas no queremos seguir participando de ese manicomio. Queremos fundar uno nuevo.
Fuera de cualquier pronóstico nihilista, de toda profecía maya, de cientos de viñetas religiosas, el futuro nos hace guiños. Colapsaremos la tumba de Charles Darwin en nombre de Cornelio del Planeta de los Simios. Disfruten mientras puedan el espectáculo de la extinción humana. Es gratis, y se pondrá mejor.
Puedes leer esta confesión en el blog de El Cornelismo internacional.
Por Gilda Zamora E.
En enero de este año se presentó en el Raval de Barcelona Simiostein —en octubre de 2009 fue presentada en Lima (Perú)— la primera publicación del cornelismo, movimiento que se define como “una línea de pensamiento pesimista frente al futuro de la especie humana que sueña con un planeta sin seres humanos y dominado por una nueva especie”, la del Simio Pensante, “la única especie inteligente, además del hombre, capaz de salvar del caos al planeta cuando éste deje de existir”.
Diez poetas y cuatro narradores, cuyas creaciones han sido seleccionadas por Sir G., inauguran este “zine de literatura disidente”. Todos son jóvenes escritores de diferentes latitudes del ámbito hispanoamericano que, como reza en la cubierta, “comparten la certeza de que el fin de la raza humana es inminente”. Manifestación cuyo tono apocalíptico, lejos de parecer descabellado y exagerado, se afianza en estos tiempos de monotonía y, sobre todo, de un marcado pesimismo. En efecto, no hay más que echar un vistazo a la cartelera, a algunas publicaciones editoriales, a los periódicos: predicciones sobre asteroides que impactarán contra la Tierra en el 2029 o el 2036; dominaciones extraterrestres o vampíricas que amenazan con la desaparición de los humanos; o la sombra del calentamiento global, que sitúa al hombre como principal culpable de éste. Pero, en medio de discursos y medidas ecológicos (o pseudoecológicos), como un “intento” de salvar nuestro planeta, surge el cornelismo como constatación de que es imposible cambiar nada, mucho menos el destino de nuestra especie, condenada a la inevitable desaparición.
Simiostein, plataforma de difusión de las ideas del llamado cornelismo, destaca por la acertada selección de sus textos, porque, además de mantener la línea de su ya señalada ideología, representa una pequeña muestra de lo que se está escribiendo tanto en España como en América en cuanto a poesía y narrativa se refiere, y porque constituye un extracto del lado subversivo, rabioso, de la literatura de estos tiempos.
En poesía, Tulia Guisado (España) abre el fanzine con “Principios”, un poema que es una réplica irónica a los “buenos principios”: “Nada de pensar en serio en la remota / pero atractiva idea de dedicarme al cine / porno, ser una encantadora felatriz, (…) destruir a Greenpeace…”. Leonor Silvestri (Argentina) presenta poemas en los que el yo poético describe atmósferas sombrías por los que deambulan personajes abúlicos e indiferentes, que sólo toman las calles para celebrar la presencia de nieve en Buenos Aires, como en “2007”, del que se desprende una crítica a nuestra sociedad carente de ideales; atmósferas en donde seres movidos por la inercia de la costumbre se muestran imperturbables ante la presencia de palomas testarudas, que insisten en incubar huevos de los que nunca nacerán polluelos, como en “Santiago del Estero al 600”; o poemas, como en “Alto Palermo”, en los que se cuestiona, por ejemplo, la educación basada en la procreación como fin del matrimonio. También intervienen en el fanzine Diego Ramírez (Chile) con títulos, como “Septiembre”, que evocan el golpe de Estado en Chile y en los que el yo poético llama a los más jóvenes a llevar su país a un incendio simbólico, a las llamas simbólicas de la resistencia de la otra historia, la de los olvidados: “Hay que seguir incendiando mi país entero / Hasta que no se olvide y no se renuncie / A los nombres faltantes en la historia de Chile”. Alan Mills (Guatemala) con poemas como “Oración del quinto día”, “Oración del sexto día”, “Polvo eterno” o “Cariñito”, este último de tono irónico y con claras alusiones sexuales. Christian Núñez (México) con poemas breves como “Fin del mundo (11 a.m.)” o “El libro de Job”, de imágenes inquietantes: “trenes hacia ninguna parte”, “ciudades leprosas” o catástrofes en aumento. José Manuel Barrios (Uruguay) con, por ejemplo, “Ejemplos poéticos prácticos para vivir en democracia”, donde se tiende hacia lo experimental. Yaxkin Melchy (México) con “Canto de las mariposas superficiales”, un largo poema de tono confesional y desgarrado que avanza entre la desesperación y el hastío. Héctor Hernández Montecinos (Chile) con varios poemas de tono directo y áspero, entre ellos “La parte de los intelectuales”, una crítica a los “intelectualoides” o pseudointelectuales: “Al día siguiente / regresan y comentan como si hubiesen / devorado cada página, y / a lo sumo leyeron la reseña / de la contraportada y un par de párrafos que el azar les hizo parecer fundamentales”. Sergio Pinto Briones con poemas visuales (pp. 20, 34, 67 y 74) y Luis M. Hermoza (Perú) con su manifiesto de “malas” intenciones: “No / no voy a hacer bondades / no / no voy a ser el ángel blanco que toca el arpa / seré el diablo desnudo y rojo que agoniza y vive para siempre”.
Dante Oliva León (Perú) abre la parte narrativa del fanzine con “Historia de un maquisapa capturado”, un relato extraordinario de humor mordaz que ridiculiza lo peor de nuestra especie. Está narrado en primera persona por Marco Pomponio, un maquisapa trasladado de su Pucallpa (ciudad amazónica peruana) natal al zoológico de Barcelona, de donde huye cansado de permanecer encerrado. En su posterior incursión en la ciudad humana, el maquisapa es víctima del egoísmo y de la arrogancia de los humanos, que, al comprobar incrédulos que habla, acaban llevándolo a un laboratorio, donde un grupo de científicos lo someten a una serie de experimentos. Claudia Apablaza (Chile) nos ofrece un relato cuyo título es “Yo me paseo”. En él hay una crítica soterrada a todo el tinglado comercial y promocional que se suele montar en torno al mundo editorial y de la cultura. Narración simultánea en primera persona, frases cortas, repeticiones constantes, que proporcionan agilidad e intensidad emotiva al texto, y final inesperado son los rasgos de este relato cuya protagonista es una joven escritora que se pasea “imaginariamente” por la FIL de Santiago. Álvaro Bisama (Chile) interviene con “Ciento setenta y dos mil ochocientos segundos”, un relato sobre otro relato, una leyenda urbana sobre una chica aquejada de una enfermedad incurable y a la que le quedan ciento setenta y dos mil ochocientos segundos de vida. La chica, a la que el narrador-personaje llega a conocer, espera la muerte todos los días sentada en un bar, donde siempre pide vodka puro con limón y hielo. Un interesante relato donde el principio acaba fundiéndose con el final. Cierra esta sección “Muerte en Rosarito”, de Alejandra Maldonado (México), un relato que narra el viaje que realiza, por su 30 cumpleaños, la narradora-protagonista junto a una amiga, desde la víspera de su salida de California hasta su llegada a las playas de Rosarito. Narrado en primera persona y con un tono melancólico, este relato presenta referencias directas a Muerte en Venecia, de Thomas Mann. A la protagonista le invade un sentimiento de nostalgia por su juventud perdida, cuando un jugador de los Chargers, un jovencito que acaba de conocer, no hace más que soltarle insistente y “dolorosamente”: “Now, you’re my girlfriend”.
Asimismo, cabe decir que todo el fanzine es un guiño largo y reiterado a la mítica película del cine de ciencia-ficción El planeta de los simios, basada en la novela homónima de Pierre Boulle. Así, vemos por sus páginas simios —un simio fumando decora la cubierta— y astronautas —que nos recuerdan a Taylor—; así como también niños punk y geishas de frente o de espaldas.
En suma, Simiostein es una colección de voces y de miradas desengañadas y nada complacientes donde disidencia y literatura convergen.
Puedes leer la reseña sobre Simiostein, el 1° fanzine cornelista, en la web rescatada de Lasiega.org o en el blog de la publicación.