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Editorial
...Y vino la guerra. Se rompió el dos. El tres lo violentó. Como el hijo. Empujó con el dedo, tanto que lo atravesó, lo penetró. Fue lento y a la vez imprevisto. O tal vez no, tal vez ya se suponía. La cosa es que esparció sus líquidos por los campos nuevos, por los campos atónitos, los campos jóvenes aún de primavera. Muchas lecciones para sacar; pero en especial que, pase lo que pase, la cosa sigue y seguirá siendo la misma. Nada cambia en esencia. Se afirmaba, por ejemplo: la guerra es demasiado cara para que sea ahora un buen negocio emprenderla (falso); gracias a la tecnología la infantería quedará obsoleta, la guerra no volverá a ser de cuerpo a cuerpo (falso); los nuevos campos de batalla son digitales (falso). Solo por mencionar tres antiguas recientes verdades que yacen patas arriba.
Nada ha cambiado. Nada a cambiado aunque parezca. Entramos a la sétima ola del COVID. Nueva variante; ahora la más "algo peor" que la anterior. Nueva crisis alimenticia. Nueva crisis económica. ¿Cuándo dejamos de estar en crisis? ¿Cuándo fue que funcionó esto que habitamos en comunidad? Jamás. Todo es un continuum acto de reconsecución. De hecho, todo esto ya lo hemos vivido. De hecho, esto ya lo hemos dicho. ¿Cuándo dejamos de estar en pandemia si somos la bacteria misma que se expande?
Este es el contexto hermoso —hincha los pulmones— en que aparece este nuestro número tres. Seis meses después o casi o más, da igual. Aquí estamos aún siguiendo el ritmo (sí, el baile) que comenzamos hace un año. Nosotros y ustedes, lectores que cada vez son más. Dicen. Las estadísticas dicen. ¿A quién creer?
Con cada número, hemos ido dando forma al discurso que la línea del primero abrió. Confecemos ahora: en medio de la confusión pero sobre todo incertidumbre. Sin saber muy bien qué teníamos entre manos ni qué queríamos hacer ni a dónde iríamos a parar. Un año después no es que lo tengamos tan claro tampoco, solo un poco, un poquito y este poquito nos alegra y lo celebramos.
OJOXOJO —según la gravedad de nuestras vinculaciones afectivas y nuestra área de atracción— ha ido gestando una publicación eminentemente interesada en la literatura ultra-contemporánea poco conocida (básicamente por nosotros). Ante esta urgencia, se ha identificado también como un espacio para la traducción, que es en definitiva la vía para ampliar los horizontes literarios. Una cosa que en su momento no previmos pero que no nos extraña es que, de la misma manera en que nos adentramos en escenarios lingüísticos diversos, se fue creando un espacio para la exploración de la experiencia contra-colonizadora. No se puede vivir en este siglo, vivir en actualidad, en su segunda década, si no se está en esta experiencia, sea en el frente que sea. Porque para la revuelta no hay frente que no valga. En este mismo registro, el arte ha reclamado su cuota y, desde nuestro primer número encontró su lugar en las páginas. Este es el coctél que OJOXOJO prepara y sirve.
¡Salud!
Queremos anunciar que después de este tres vendrá el cuatro y con el cuatro cambios. Novedades. Un consejo editorial. Tal vez otro diseño y estructura. Cosas más que podrán ver aquí mismo. Por ahora, complácete con tu número tres. Sonríe y estáte contento, ¿ok?
La Co-D
07/07/2022