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Amelia Rosselli | Primeras prosas italianas

Primeras prosas italianas - Amelia Rosselli


*

No sé qué nuevo rigor me ha traído hacia ustedes, casas del terreno negro. El trazado de los campos empuja sobre el límite de las avenidas apenas levantadas. Entre los arbustos torcidos las casas se alzan violentas. Rompe el número un fuego de hierba ardiente.

Tiene los dedos presa del fastidio la luna, llena la noche, incómoda bajo los nuevos balcones. Tiembla el barrio de la injuria. La colina arruina el nudo del sol.


*
El puente es perfectamente blanco y se extiende perfecto sobre el río que apenas se mueve. Las pálidas construcciones se persiguen hasta la orilla. Por allí atraviesa un puente gris.

No ir más allá de la grieta del camino, si este es el último paisaje.

 


¡Qué extraña posada!, ¿es posible que aquí también lo sepan todo? Me recibe el posadero gordo peligroso con mirada sapiente. Hacía mucho tiempo que lo sabía. Existencia mía, ¡dónde me has tirado!


*
Bellísimo camarero, tú eres el rey de Italia, tú que eres paciente y corres por la manzanilla.

 


Roma ciudad eterna que de noche bebes en silencio tu resplandor, no tienes nada que predecir. Te has convertido en princesa y languideces. Nada te lo prohíbe. Redondea también tus pechos blancos y lustrosos. Las amas de casa se han cansado de llevarte las aguas de lluvia. Tú has mamado leche de loba has robado has saqueado y ahora te sientas y reposas arrellanada.



El agua es una rana grande.
El río se diluye de caridad. La caridad diluye los vicios el agua torrencial diluye la ciudad oscilante de incuria.
El árbol llora sutil y armonioso de dolor.

El río se va pecoso por la brisa que no lo abandona. Una pantera es este río bribón. No pide compañía alguna.
La sombra de los duros troncos pedestales.

Sombras lastimeras sombras hechas escarnio. Indicadme que he perdido las estaciones.
Aguas alisadas para la llegada del mar peinadas y vigiladas toscamente.
Muertos que caminan a lo largo de la orilla para desflorar a las mujeres.

Mares, te han proclamado. Eres una gran bestia caracol. Tienes la sordera en la honda toba. Mar mar tienes el goce y la misericordia contigo. Eres una flor transparente una fuerte tumba.



Tú lluvia amiga ligera tú caminas doliente tú caminas doliente y lenta y desciendes los techos para socorrer. Las aguas discurren con apenas un sonido.



Bello Barroco todo enredado blanca ginesta con la habitual María azul sobre el líquido cero desnudo escandalosamente el Cristo que atrae a las niñas. Cristo Jesús madera que no esposas con el corazón espinoso.



Hierba negra que creces signo negro tú vives.



El río se tuerce delicadamente. Bello eres riachuelo cadavérico. Te pescan. Te sientas como un perro.


* Traducción del italiano de Reinhard Huaman Mori.

Amelia Rosselli
[París, 1930 – Roma, 1996] Nació en Francia debido al autoexilio de sus padres por su postura antifascista. A su retorno a Italia conoció a Pier Paolo Pasolini y fue este quien publicó sus poemas por primera vez en la revista Il Menabò. Al año siguiente, en 1964, apareció su primer libro de poesía Variazione belliche. Vinieron después Serie ospedaliera (1969), Documento (1974), Primi scritti (1980), Impromptu (1981), Appunti sparsi e persi (1983), La libellula (1985) y póstumamente Sonno-Sleep (2003). En prosa publicó Diario ottuso (1990) y una colección de ensayos, también póstuma, titulada Una scrittura plurale (2004). Además de en italiano, escribió también en inglés y francés, concibiendo el uso del lenguaje como música, una lengua universal al alcance de todos. A lo largo de su vida sufrió crisis nerviosas y fue diagnosticada esquizofrenia paranoide, algo que ella siempre negó. El 11 de febrero de 1996 saltó desde su apartamento en Roma.

Amelia Rosselli

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