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Valentino Gianuzzi | "Vivimos hoy tratando de balancear lo digital con el mundo de carne y hueso"
LM Hermoza [OXO] Este año, 2022, se cumplieron 100 años de la publicación de Trilce, poemario de César Vallejo, que es uno de los libros más sorprendentes de la vanguardia hispana del siglo pasado. Después de todo este tiempo, ¿qué actualidad encuentra este libro en el Sg. XXI, así como el resto de la obra del poeta, su discurso y poética?
Valentino Gianuzzi [VG] Es una pregunta harto difícil. Creo que, como todo poeta importante, Vallejo le dice muchas cosas hoy a diferentes personas, y que su actualidad tiene demasiadas facetas. Es lugar común decir que es el poeta de “la condición humana” o del “sufrimiento”, y creo que por eso mismo siempre va a ser actual. Tuerzo un poco tu pregunta y te digo, no qué nos tiene que decir sino, más bien, por qué nos sigue diciendo, y por qué creo que seguirá siendo una poesía relevante en el futuro. Te respondo, además, más como un lector de Vallejo que como un estudioso de su obra.
César Vallejo, hacia 1919 (Fuente: Iconografía de César Vallejo, Lima: Academia Peruna de la Lengua, 2017)
Hay tres aspectos que a mí, personalmente, me parecen importantes para entender la actualidad de Vallejo. El primer aspecto es su conciencia de que un poema está hecho de palabras. Esto puede sonar obvio, pero creo que la gran diferencia entre Vallejo y muchos de sus contemporáneos es precisamente que, para él, el poema no era vía para expresar un “sentimiento” o un “mensaje”, sino que era, principalmente, un artefacto lingüístico, una estructura hecha de palabras. Y con esto no quiero decir que Vallejo no exprese sentimientos u ofrezca mensajes, sino que todo eso está supeditado a ese “electrón” del poema (como decía él mismo), que es la palabra. Creo que ese enfoque en la palabra hace que la poesía sea más impermeable al paso del tiempo, aunque no sabría muy bien cómo explicar por qué. Es una actitud muy radical, creo: es ir a la raíz de las cosas.
El segundo aspecto tiene que ver con el impulso dialéctico de su poesía de madurez. Son textos que lo que hacen muchas veces es poetizar un diálogo más que ofrecer una respuesta, en los que hay un ir y venir de ideas, de palabras, de conceptos. Eso se ve muy claro en poemas como “Considerando en frío…”; o como “Voy a hablar de la esperanza”, que es, a pesar de su título, un poema sobre el sufrimiento; o “Masa” que trata del dolor de la muerte pero también imagina un futuro utópico en que la muerte es derrotada. Esa confrontación entre un hecho y su opuesto me parece muy contemporánea; creo que apela a un lector futuro mucho más que la poesía que quiere ofrecer respuestas claras o mensajes programáticos y que muchas veces se preocupa por el aquí y ahora, y se queda en lo coyuntural.
El tercer aspecto es más bien uno extraliterario. Se trata del hecho de que Vallejo no publicara casi ningún poema después de Trilce. Ese rigor para no sucumbir a la publicidad siempre me ha parecido admirable y no es porque Vallejo le hiciera asco al mercado literario –estoy seguro de que cobró muy contento las 1500 pesetas que le pagaron por la segunda edición de Trilce–; sino por esa conciencia de que toda poesía tiene su momento para ser hecha pública, esa seguridad de que el poema, tarde o temprano, encuentra su lector. Escribir sin la carga de una publicación inminente creo que hace que el poema no se quede pensando en la inmediatez y en la coyuntura.
[OXO] Y sin embargo escribió España, aparta de mí este cáliz, un libro bastante coyuntural y comprometido con la postura socialista…
[VG] Sí, pero creo que justamente es por esa conciencia lingüística y dialéctica que España… se yergue sobre la coyuntura. Una de las maneras en que Vallejo eleva a sus milicianos ―algunos de ellos mencionados con nombre propio― y a las batallas específicas a una categoría de mito es utilizando el lenguaje cristiano. Se podría decir que Vallejo, comunista, revolucionario y republicano, introduce un discurso opuesto, religioso, para crear una síntesis dialéctica muy rica. Y con esto no digo que el Vallejo de 1936-1938 fuera cristiano, que no lo era, sino que utilizaba las resonancias del lenguaje cristiano para armar esa estructura de palabras. Vuelvo a citar “Masa” como ejemplo, o “Redoble fúnebre a los escombros de Durango”, que adopta el tono de una plegaria, o el propio poema final “España, aparta de mí este cáliz”, en fin. Son poemas enclavados en una circunstancia histórica, pero que hoy también podemos leer prescindiendo de ella, que es lo que sucede con los mejores poemas de guerra.
[OXO] Has hablado de sentimientos que expresa Vallejo con su poesía. Puede parecer obvio que en un poema exprese sentimientos. Lo que resulta, además, bastante inmediato en sus poemas de madurez reunidos en Poemas humanos que le valió, como has dicho, ser reconocido como el poeta de “la condición humana” o en España aparta de mì este cáliz donde aborda trágicamente la guerra. Pero si vamos a Trilce, el poemario más rompedor de toda la vanguardia del siglo XX escrita en español, salvo un puñado de poemas, el resto son bastante herméticos y crípticos. ¿Cómo encuentra Vallejo el sentimiento en esa poética (si es que existía esa intención)? Apelo a tu lado estudioso, pero puedes dejarlo sentado y responderme como lector.
[VG] Trataré de responder como vallejista. Creo que algo que refuerza la caracterización de Vallejo como poeta de la “condición humana” en su etapa trílcica, es el trasfondo biográfico. Cabe recordar que un paratexto importante del momento de aparición del libro es el prólogo de Antenor Orrego, que incluye una breve biografía de Vallejo. Ahí ya se esbozan, por lo menos, dos asuntos que de alguna manera están textualizados en los poemas: la muerte de la madre (y la desintegración de la unidad familiar) y la experiencia de la cárcel. (Un tercer asunto importante, su relación con Otilia Villanueva, no aparece en el prólogo, y hubo que esperar a que lo narrara Juan Espejo Asturrizaga, su amigo y biógrafo, en su libro de 1965.) En todo caso, el lector que quiera conectar con el libro en un nivel más afectivo tiene esas puertas de entrada a su hermetismo. Y al final, lo único que tenemos para construir una poética de Trilce son los poemas mismos; no hay escritos de poética de Vallejo de esos años.
[OXO] Seguimos con tu lado vallejista. Has dedicado muchos años al seguimiento, rescate y análisis de textos de Vallejo. Esto te ha podido dar una buena perspectiva de la evolución no solo de su obra sino también de su pensamiento e incluso de sus experiencias de vida. Por lo que te pregunto si Vallejo en algún momento evidenció el deseo de producir un libro de poesía tan rompedor con su época como Trilce, si manifestó esa ambición, si es que formaba parte de un macroproyecto programático o algo así; es decir, si era consciente de la hazaña que estaba ejecutando.
[VG] Si tuviera que calificar el “proyecto” de Vallejo diría que es uno en constante movimiento. Es sabido que su poesía va quemando etapas. Yo no sé si Vallejo haya tenido un macro-proyecto para toda su poesía, sino que lo que le interesaba era la síntesis y el cambio. Le gustaba mucho lo que decía de su obra Mariátegui: “su técnica está en continua elaboración”.
En cuanto a su conciencia de hacer algo tan rompedor con Trilce, yo creo que la tenía; o por lo menos que tenía la confianza en que su radicalismo estético (ese “ir a la raíz” que he mencionado) le hablaba al futuro. Debió sentir mucha satisfacción cuando, unos años después, hacia 1926, los jóvenes poetas peruanos (y algunos latinoamericanos) le escribían cartas y le mandaban sus libros; cuando los recuentos de la poesía peruana y latinoamericana nueva lo colocaban como un precursor.
Libros de César Vallejo a cargo de Valentino Gianuzzi
[OXO] Y sin embargo escribió España, aparta de mí este cáliz, un libro bastante coyuntural y comprometido con la postura socialista…
[VG] Sí, pero creo que justamente es por esa conciencia lingüística y dialéctica que España… se yergue sobre la coyuntura. Una de las maneras en que Vallejo eleva a sus milicianos ―algunos de ellos mencionados con nombre propio― y a las batallas específicas a una categoría de mito es utilizando el lenguaje cristiano. Se podría decir que Vallejo, comunista, revolucionario y republicano, introduce un discurso opuesto, religioso, para crear una síntesis dialéctica muy rica. Y con esto no digo que el Vallejo de 1936-1938 fuera cristiano, que no lo era, sino que utilizaba las resonancias del lenguaje cristiano para armar esa estructura de palabras. Vuelvo a citar “Masa” como ejemplo, o “Redoble fúnebre a los escombros de Durango”, que adopta el tono de una plegaria, o el propio poema final “España, aparta de mí este cáliz”, en fin. Son poemas enclavados en una circunstancia histórica, pero que hoy también podemos leer prescindiendo de ella, que es lo que sucede con los mejores poemas de guerra.
[OXO] Has hablado de sentimientos que expresa Vallejo con su poesía. Puede parecer obvio que en un poema exprese sentimientos. Lo que resulta, además, bastante inmediato en sus poemas de madurez reunidos en Poemas humanos que le valió, como has dicho, ser reconocido como el poeta de “la condición humana” o en España aparta de mì este cáliz donde aborda trágicamente la guerra. Pero si vamos a Trilce, el poemario más rompedor de toda la vanguardia del siglo XX escrita en español, salvo un puñado de poemas, el resto son bastante herméticos y crípticos. ¿Cómo encuentra Vallejo el sentimiento en esa poética (si es que existía esa intención)? Apelo a tu lado estudioso, pero puedes dejarlo sentado y responderme como lector.
[VG] Trataré de responder como vallejista. Creo que algo que refuerza la caracterización de Vallejo como poeta de la “condición humana” en su etapa trílcica, es el trasfondo biográfico. Cabe recordar que un paratexto importante del momento de aparición del libro es el prólogo de Antenor Orrego, que incluye una breve biografía de Vallejo. Ahí ya se esbozan, por lo menos, dos asuntos que de alguna manera están textualizados en los poemas: la muerte de la madre (y la desintegración de la unidad familiar) y la experiencia de la cárcel. (Un tercer asunto importante, su relación con Otilia Villanueva, no aparece en el prólogo, y hubo que esperar a que lo narrara Juan Espejo Asturrizaga, su amigo y biógrafo, en su libro de 1965.) En todo caso, el lector que quiera conectar con el libro en un nivel más afectivo tiene esas puertas de entrada a su hermetismo. Y al final, lo único que tenemos para construir una poética de Trilce son los poemas mismos; no hay escritos de poética de Vallejo de esos años.
[OXO] Seguimos con tu lado vallejista. Has dedicado muchos años al seguimiento, rescate y análisis de textos de Vallejo. Esto te ha podido dar una buena perspectiva de la evolución no solo de su obra sino también de su pensamiento e incluso de sus experiencias de vida. Por lo que te pregunto si Vallejo en algún momento evidenció el deseo de producir un libro de poesía tan rompedor con su época como Trilce, si manifestó esa ambición, si es que formaba parte de un macroproyecto programático o algo así; es decir, si era consciente de la hazaña que estaba ejecutando.
[VG] Si tuviera que calificar el “proyecto” de Vallejo diría que es uno en constante movimiento. Es sabido que su poesía va quemando etapas. Yo no sé si Vallejo haya tenido un macro-proyecto para toda su poesía, sino que lo que le interesaba era la síntesis y el cambio. Le gustaba mucho lo que decía de su obra Mariátegui: “su técnica está en continua elaboración”.
En cuanto a su conciencia de hacer algo tan rompedor con Trilce, yo creo que la tenía; o por lo menos que tenía la confianza en que su radicalismo estético (ese “ir a la raíz” que he mencionado) le hablaba al futuro. Debió sentir mucha satisfacción cuando, unos años después, hacia 1926, los jóvenes poetas peruanos (y algunos latinoamericanos) le escribían cartas y le mandaban sus libros; cuando los recuentos de la poesía peruana y latinoamericana nueva lo colocaban como un precursor.
Valentino Gianuzzi y Carlos Fernández en la presentación del libro César Vallejo: Textos Rescatados (2009)
[OXO] ¿Y esto lo percibes en sus textos? Es decir, ¿Existen textos que sugieran esta convicción de Vallejo sobre su propia poesía, en especial, sobre Trilce?
[VG] No en los textos contemporáneos en sí. Es lo que pasa con Trilce; como decía, hay muy pocos textos y cartas de la época que puedan darnos una imagen sobre lo que pensaba Vallejo acerca de Trilce. Incluso la famosa carta que le escribió a Antenor Orrego, en la que dice que "el libro ha caído en el mayor vacío", etc., es poco fiable. Carlos Fernández y yo escribimos hace poco sobre por qué dudamos de la integridad textual de esa carta, cuyo manuscrito no se conoce. Lo que me hace pensar que Vallejo sabía de la importancia de su propia obra está basado en documentos posteriores. Volviendo a las cartas, que Carlos y yo hemos hemos terminado de anotar y pronto publicaremos, hay un fragmento de una carta de 1932 a Georgette Philippart, que sería su esposa, en la que le dice: "Je sais bien qu’il y a chez moi une valeur géniale".
[OXO] Has traducido los poemas completos de Vallejo al inglés. ¿Cómo afrontaste el desafío de traducir Trilce? ¿Qué poemas te hicieron sufrir más y por qué? ¿Hay alguna anécdota al respecto que quisieras compartir?
[VG] Co-traduje Trilce, con el poeta Michael Smith, hace ya bastantes años (2005), y la traducción se va a reeditar este 2022, por el centenario. Se sufre mucho con Trilce, pero, obviamente, hay que partir de la idea de que no es un texto intraducible. Es una candidez esperar que una traducción sea fiel al texto original, y si uno espera eso de una traducción de Trilce va de camino seguro al fracaso. Las traducciones de Trilce pueden ser malas pero nunca aburridas, y esto ya es bastante. De hecho, creo que la extrañeza del texto de partida ayuda a crear una traducción también un poco extraña, una versión a veces tan rica en texturas lingüísticas como el original. No sé si hubo algún poema que nos haya hecho sufrir más que otro. Los más oscuros de hecho tenían su punto liberador, porque podías dejar de lado la lógica un poco, ser más subjetivo con la selección léxica. En cuanto a anécdotas, recuerdo que hubo un periodo, poco después de terminada la traducción, en que no quería saber nada de Trilce. No podía leerlo; era como tener un empacho de esa poesía. El empacho no duró mucho, pero no me ha pasado algo así con otro poeta que me guste.
Libros de Trafalgar Square
[OXO] Con tu sello Trafalgar Square, que diriges desde Mánchester, has publicado otros poetas que te gustan; además, claro, de Vallejo: Adalberto Varallanos, Luis de la Jara, Alberto Hidalgo. Todos ellos procedentes de la vanguardia peruana del siglo XX. Como editor, ¿Qué te atrae de publicar y rescatar estos poetas vanguardistas?
[VG] Las investigaciones de archivo que Carlos Fernández y yo hemos hecho y venimos haciendo sobre Vallejo nos han llevado a acopiar bastante material bibliográfico y hemerográfico sobre los escritores peruanos de los años 20 y 30. Una gran parte no circula y es muy difícil de encontrar. Ni los especialistas han visto algunos de estos textos. Pensamos que era importante ir dándolos a conocer, y no necesariamente por su importancia estética (algunos poetas me gustan más que otros) sino por su interés histórico. Como, salvo por Vallejo, es difícil animar a que algún editor lo publique, pensamos que la manera más fácil de divulgarlo era editándolo en Trafalgar Square, que era un sello propio donde yo había publicado poemarios muy esporádicamente. Y cuando llegó la pandemia, varias cosas se juntaron. Decidimos abrir ahí la serie “El agua de todos los fuegos” para publicar este material y enviárselo a los especialistas, amigos e interesados, en ediciones de tiraje muy reducido, que es el que podemos permitirnos, porque son libros no venales. Era una manera de que a la gente le llegara un libro durante el confinamiento. Y a mí, personalmente, me daba la oportunidad también de sobrellevar la pandemia con cosas creativas, digitando, diagramando y diseñando los volúmenes. Creemos que es material crucial para entender esa época; no puede ser de otro modo. Y ahora que vemos las cosas a cien años de distancia, quizá sea el momento más oportuno para regresar a él. Hay material que vale como rescate –Adalberto Varallanos es, para mí, autor de joyas de la narrativa de vanguardia–; otro material vale por lo que fue: De la Jara con Espigas nos dio el primer libro de intento de haikus, y además, que yo sepa, el primer poemario peruano en verso libre. Recientemente hemos publicado Tu libro, de Alberto Hidalgo, un poemario erótico dedicado a su esposa y que cumple, igual que Trilce, cien años. Tenemos una lista de títulos en preparación.
Más publicaciones de Trafalgar Square
[OXO] ¡Qué emocionante! ¿Por qué no nos anticipas algo?
[VG] En la lista hay libros de Bustamante y Ballivián, Federico Bolaños, Mario Chabes, entre otros. Y uno de Valdelomar.
[OXO] Como lector, ¿qué es lo que te atrae más de la vanguardia peruana? ¿Qué te gusta o quisieras resaltar de ella? ¿Cuál crees que es su temperamento con respecto al resto de vanguardias latinoamericanas o europeas?
[VG] Como lector, me gusta la diversidad de la vanguardia peruana, que no sé si es algo exclusivo del Perú, pero sí es algo notable y que me atrae de ella. Quizá el hecho de que no se hayan reunido en torno a un ismo concreto haya contribuido a esa heterogeneidad. Un aspecto en el que creo que el Perú sí es relativamente original es la extracción clasemediera de la mayoría de sus miembros más destacados: Vallejo, Oquendo, Churata, Peralta, Magda Portal, los hermanos Varallanos, los hermanos Bolaños, etc. Eso contrasta con el origen aristocrático de los vanguardistas famosos de otros países (Borges, Girondo, Huidobro, Edwards, Tarsila do Amaral, Oswald de Andrade), muchos de los cuales viajaron y se educaron en Europa. Claro que hay muchas excepciones, pero incluso en el caso de los vanguardistas clasemedieros de otros países (Neruda, Maples Arce), algunos terminaron siendo diplomáticos o políticos, y tuvieron cierta movilidad de clase, lo que no sucedió, en general, con los peruanos.
[OXO] ¿Quieres decir que la clase media peruana fue más formada o, en todo caso, más letrada y creativa que la clase media de los demás países latinoamericanos; en todo caso, que el sistema educativo peruano funcionó mejor (al menos para las clases medias) que en el resto de países de la región?
[VG] No, no creo eso. En todo caso, creo que es más bien que la clase aristocrática peruana no era, en un primer momento, particularmente vanguardista. Se acercan a ella los jóvenes, los de la generación posterior a Vallejo (Xavier Abril, Adán, E. Peña Barrenechea, hasta Westphalen). Quizá la vanguardización literaria en el Perú se centró un poco en la clase media, mientras que en otros países eran tanto las clases medias como las altas las que empujaban esa modernización. También creo que es cuestión de canon. En otros países las figuras canónicas de la vanguardia son, en muchos casos y por diversos motivos, de la alta burguesía. En el Perú, por otro lado, se ha canonizado a Vallejo y a Oquendo, principalmente.
[OXO] Otra cosa, ese estancamiento social que mencionas de parte de los poetas vanguardistas peruanos, ¿crees que pudo haberse debido al compromiso político de estos (o a su ausencia de)? Porque, para ser diplomático, por ejemplo, hay que ser amigo del gobierno de turno…
[VG] Sí, es muy posible. No ayuda mucho que en el Perú, entre los de Leguía, Sánchez Cerro y Benavides, no haya habido gobiernos muy receptivos a los escritores de vanguardia, que a partir de los años 30 eran o afines al APRA (Portal, Delmar, Nazario Chávez, Juan José Lora) o a la izquierda (Vallejo, Oquendo, Velásquez). Churata terminaría exiliado, como muchos otros. Lo que no quiere decir que los intelectuales de esa época no hayan tenido sus negociaciones con el poder. Tú dices que para ser diplomático hay que ser amigo del gobierno, pero yo diría que en algunos casos, los cargos diplomáticos se ofrecen para silenciar a un intelectual potencialmente peligroso. Es decir, justamente porque no eras amigo del gobierno de turno te podías ganar algún favor. Es el caso de un personaje clave como Mariátegui. Pero, de todas maneras, creo que, en general, estos flirteos con el poder no significaron un ascenso sustancial de clase para los poetas de vanguardia.
Retrato de César Vallejo, por Aristides Vallejo. Ilustración del artículo 'Contra el secreto porfesional' (Fuente: Revista Variedades, Lima, 7 de mayo de 1927)
[OXO] Cambiando de tema, has mencionado a Churata y eres especialista en Vallejo. Sabes, entonces, que escribió desde París para criticar la “vanguardia indigenista” que estaba escribiéndose desde Puno, ciudad del altiplano peruano, que estaba ganando resonancia en el Perú y en el extranjero. Prácticamente, la ninguneó. La trató de copia de vanguardia europea. ¿No crees que hubo algo de envidia o arrogancia allí? Parece que quiere decir: “la vanguardia soy yo”.
[VG] La crítica de Vallejo no fue exclusivamente a la vanguardia indigenista, y tampoco a la puneña, sino a los vanguardistas latinoamericanos en general. Eso fue en el artículo “Contra el secreto profesional”. Yo no leo el artículo como arrogante o envidioso, sino como algo provocador. Era, además, un artículo que se adelantaba a las críticas que iba a recibir el libro Ausencia de Pablo Abril de Vivero, amigo de Vallejo que no era nada vanguardista y que servía como pretexto de ese artículo. De hecho, en su correspondencia, Vallejo es bastante elogioso de varios libros de la vanguardia indigenista: de Peralta, Chávez Aliaga, Armaza, José Varallanos...
[OXO] Será, pues. Dejando a Vallejo. Trafalgar Square, tu sello de poesía en español en Mánchester, de ediciones bellas, de tirajes muy limitados, aproximadamente 100 ejemplares por libro con fotos, detalles, recuerdos, incluso mini-discos de vinilo; objetos coleccionables que desde luego están expresamente concebidos para que se pierdan o se conserven concienzudamente. No quiero caer en el cliché pero es interesante conocer las motivaciones de un editor al respecto: ¿por qué en la era digital, donde llueven los pdfs, pervive en ti el afán de imprimir libros; especialmente, esa clase de libros?
[VG] No se trata, necesariamente, de una propuesta anti-tecnológica. Los libros pasan por procesos digitales: los diagramo en mi compu y la impresión no es en tipos móviles. Más bien me gusta la mezcla de técnicas electrónicas y análogicas. Hay libros con fotografías que tomé con cámaras antiguas, de película: las revelo yo en mi casa, pero luego escaneo los negativos, o sea, mezclo procesos. La inclusión de mini-vinilos también va por ahí: son discos de cinco pulgadas que recuerdan a los CDs, pero son objetos análogicos. Creo que es un poco como vivimos hoy, tratando de balancear lo digital con el mundo de carne y hueso. Y es un balance difícil, porque lo digital es muy poderoso. Trafalgar tiene, al final, presencia en Instagram, que me sirve como catálogo de publicaciones, pero nada más. Hasta cierto punto se trata también de emular cierta tradición de la edición de poesía: esa circulación casi subterránea de poemas, ejemplares muy limitados, la tendencia a lo precario y lo efímero. Como bien dices, objetos que se pueden perder o guardar concienzudamente. Me interesa hacer un artefacto táctil y tangible que cumpla su deber de que los poemas lleguen a lectores. Puede sonar un poco nostálgico; en verdad la nostalgia no me interesa, aunque quizá sea inevitable. Yo me sorprendo muchas veces de que mis alumnos estén más acostumbrados a leer en digital que a leer libros físicos; hacer libros en papel siempre, inevitablemente, es echar una mirada al pasado. Imagino que hay que ser consciente de esa nostalgia y pelearse con ella, intentar compensarla o contrapesarla de algún modo, en el libro mismo. Por lo que hace al tiraje (hay algunos libros de sólo 25 ejemplares), los números reducidos tienen que ver con limitaciones prácticas: no puedo hacer tirajes grandes porque es más caro, tampoco tengo almacén para guardar tantos libros y, aunque unos poquitos ejemplares terminan en la Librería Inestable de Lima, la gran parte de los libros no se venden porque no hay intención de crecer. La distribución también es limitada, por correo o de mano en mano, y eso también es un poco por la naturaleza del tiraje. Aunque así también es como suele circular la poesía.
Más libros de Trafalgar Square (City of M y Exilio en Man St. de V. Gianuzzi y La trilogía del signo de L.M. Hermoza)
[OXO] Entonces, ¿se trata de publicaciones que circulan en especies de grupos cerrados de mano en mano? ¿Cómo pueden llegar los interesados a obtener ejemplares si no hay distribución en librerías?
[VG] No sé si los llamaría grupos “cerrados”. Imagino que la gente todavía comparte los libros con sus amigos, ¿no? Y si alguien está interesado en algún libro en particular, nada impide que me escriban a pedirme uno. He recibido algunos pedidos así y no tengo problemas en mandar libros a los que estén interesados o trabajando en el tema. Es también parte de humanizar el proceso de distribución; que no todo sea impersonal, como comprar en línea. Y finalmente, como te decía, algunos ejemplares llegan a la Librería Inestable, de Lima.
[OXO] Y este carácter de tu sello editorial ¿viene inspirado por algún ejemplo del pasado, algún proyecto similar?
[VG] Hay una tradición, bastante global, de publicar poesía en tirajes chicos, que es un reflejo de su recepción restringida. En Perú están los ejemplos de Minerva, el de las publicaciones de Moro y, quizá el más emblemático, de la Rama Florida. Se llama Trafalgar Square en honor al poemario de César Moro. Como el sello comenzó en Londres, el nombre se ajustaba; y aunque ahora vivo en Mánchester, no quiero cambiarlo.
Disolución de Carlos Fernández López por Trafalgar Square
[OXO] Además de las publicaciones de los vanguardistas peruanos del siglo XX, ¿planeas otras publicaciones? ¿Cuáles?
[VG] El sello, como bien sabes, comenzó editando poesía de amigos. Hay algunos títulos que vienen: un libro de Carlos Fernández López, de quien ya publicamos Disolución el año pasado, que fue un libro con disco. Quiero publicar una zine de fotos también. No me importa ser esporádico en las publicaciones; no tengo un calendario de publicaciones ni nada por el estilo. La poesía llega cuando tiene que llegar.
[OXO] ¿Algunas palabras para los interesados en adquirir ejemplares de tu sello Trafalgar Square?
[VG] Mi email de la universidad es público. Y el Instagram de Trafalgar es @_trafalgarsquare_ (así, con dos guiones bajos).
[OXO] Gracias, Valentino, por tu tiempo y tus palabras. ¡Larga vida a Trafalgar Square!
Valentino Gianuzzi
[Lima, 1976] es profesor de estudios latinoamericanos en la Universidad de Mánchester. Junto a Michael Smith, ha traducido la obra poética de César Vallejo al inglés (The Complete Poems, 2012). También ha traducido a F. Scott Fitzgerald y ha editado la obra de José Diez-Canseco, Juan Parra del Riego y Adalberto Varallanos. Junto a Carlos Fernández ha editado, de Vallejo, Ser poeta hasta el punto de dejar de serlo: pensamientos, apuntes, esbozos (2018), así como la correspondencia de este mismo poeta, de próxima aparición. También con Carlos Fernández ha publicado César Vallejo: textos rescatados (2009), César Vallejo en Madrid en 1931 (2012 y 2022), Imagen de César Vallejo: iconografía completa (2012 y 2017) y La Bohemia de Trujillo: 100 años después (2020). Dirige el sello Trafalgar Square. Sus libros de poesía son Exilio en Man St. (2015) y City of M (2020).
L.M. Hermoza
[Trujillo, Perú] Es licenciado en Filología Románica, Máster en Letras y Máster en E-learning. Ha vivido en Perú, en España y Francia. Lideró la Agrupación cornelista: por un planeta sin humanos, con la que publicó fanzines y realizó recitales y performances en Barcelona y París. Dirigió la revista de literatura La Siega. Co-dirigió 2+. Formó parte del consejo de redacción de la revista Paralelo Sur. Ha publicado, en poesía, La trilogía del signo (2021), que reúne sus tres libros de poesía aparecidos en ediciones ultralimitadas en Londres, Ciudad de México, Lima y Mánchester. En narrativa, ha publicado la novela La madre rata (2020), cuya versión preliminar quedó finalista en dos concursos. Codirige esta revista. Web personal: lmhermoza.net.